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—Matt,  ya dinos dónde se esconde.

La confusión se apodera de su rostro. ¿Por qué me has interrumpido cuando estaba a punto de hablar?, debe pensar.

—Diana, ya te lo dije, no sé dónde está. No me lo contaba todo ni yo a él. Por cuestiones de seguridad, para momentos como estos.

De pronto la ira vuelve a invadirme.

—Estamos hablando del asesino  de mi padre.

—¿Estás cien por ciento segura de que él lo mató?

¿Qué?

—Vas a decirme que es inocente.

—No lo sé. 

>>Pero tengo mis sospechas sobre el tema. A él nunca le gustaba hablar de ese  suceso.  Y si me lo preguntas a mí es ilógico que lo matara.

Geena vuelve al ataque con su sonrisa sarcástica.

—¿Te parece ilógico que un traficante de armas  asesine a un policía?

Matt sonríe.

—Diana, Don Russo no sólo era un traficante de armas. Era un informante de tu padre.

¡BUM!

Me dejo caer en el asiento. Casi me voy de espaldas. ¿Un informante?

Geena estalla en carcajadas.

—No cabe duda de que eres un buen escritor. Te inventas unas historias.

Matt me mira fijamente a los ojos.

—Él dice la verdad —digo.

—¡Por Dios, Diana! ¿Cómo puedes creer en este mentiroso?

—Él no me  mentiría, ¿verdad? No otra vez.

Lo veo a los ojos. Y sostenerle la mirada me duele. ¿Cuántas veces me quedé embelesada en esos ojos azules después de hacerle el amor? 

—Te estoy diciendo la verdad.

—Bueno, ¿y eso qué? No significa que no lo haya matado.  Quizás se arrepintió de delatar a su socios o quizás lo descubrieron sus compinches y lo  obligaron a asesinarlo.

—Yo no digo que no lo haya matado. Pero cada vez que toco el tema sale con evasivas. Hay algo más tras la muerte del agente Armas. Algo que el público no sabe.

—¿Cómo qué? —pregunto.

—No lo sé. Pero sé que hay algo que no sabemos.

—Puras patrañas —dice Geena.

—¿Cuáles son las pruebas en contra de Don Russo? —pregunta Matt aunque ya sabe la respuesta.

—Los sicarios arrestados lo señalan como el autor intelectual. ¿Acaso dirás que les pagaron para decir eso?

—No, pero es muy difícil para mí creer que Don Russo asesinó al agente Armas.

—¡Ay, por Dios es un criminal como tú! ¿qué tanto le pudo haber costado matar a un policía?

—Tienes razón, Geena. Pero es que una cosa es matar a un policía y otra distinta es matar a tu propio hermano.

Silencio.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now