4

83 4 2
                                    

En unos minutos estoy en la AIE.

Una patrulla me viene siguiendo desde hace un kilómetro.

Bajo del coche y me dispongo a entrar a las oficinas.

McGill está de salida.

Los policías me gritan que me detenga. No obedezco.

Los escucho correr a por mí. Me preparo para noquearlos con mis patadas.

-Un momento... Alto ahí -dice McGill a los policías-. ¿Qué está pasando?

-Llevamos un kilómetro siguiendo a la señorita. Se pasó en rojo y chocó un auto.

-Ella está en una misión encubierta.

-Señor McGill, es evidente que ella está ebria.

-La misión requería que bebiera.

-Señor McGill... Eso es muy conveniente.

-¿Insinúa que miento?

-No... ¿Cómo va creer eso?

-¿No le gusta su empleo?

-¿Disculpe?

-Que si no les gusta su empleo yo puedo liberarlos de sus tormentos. Mañana mismo le consigo su liquidación.

-No, no, no. Disculpe. Ya nos íbamos.

Los policías se marchan.

-Debiste dejarlos. Les iba a partir su madre.

-¿Diana en qué pensabas para ponerte a conducir borracha?

-Vengo por Matt -digo, arrastrando las palabras-. Voy a sacarle el paradero de Russo a golpes.

-Vamos exprimirle cada gota de información a ese idiota, pero por ahora... Es mejor que vayas a casa.

Me niego.

Pero McGill me acorrala con su cuerpo.

Es tan grande y fuerte...

¿Qué estoy pensando?

Sacudo mi cabeza para alejar los malos pensamientos.

Subimos a su auto y conduce con rumbo a mi apartamento.

-Escucha, Diana, lamento tu sufrimiento. Pero creo que es lo mejor. Por fin aceptaste que un tipo de esa calaña no es bueno para ti.

-Tú me lo dijiste mil veces y yo no quise hacerte caso.

-No es tu culpa, el tipo usó su hipnosis en ti. Quizá fueras inmune a la hipnosis de aquel cura, pero este imbécil es mucho más fuerte.

Aprieto su brazo.

-Gracias, McGill...

-¿Por qué?

-Siempre quieres lo mejor para mí.

-Siempre será así -toma mi rodilla en sus manos y me estremezco a su tacto, la mantiene ahí durante mucho tiempo.

-Gracias.

Carraspeo y le doy palmaditas a su mano.

Entiende el mensaje y me suelta.

Tengo una extraña sensación, sé que para este momento debo recordar algo, pero no sé qué. Linda me dijo algo importante y no recuerdo qué era, eso es.

El resto del camino transcurre en silencio.

Llegamos al edificio.

-Gracias por traerme y por librarme de los patrulleros.

-No tienes porqué agradecerme, tú lo dijiste, siempre quiero lo mejor para ti.

Su mano vuelve a posarse en mi rodilla.

¿Qué fue lo que dijo Linda?

"Ese madurito se muere por ti". No, no fue eso. Bueno sí, sí dijo eso. Pero no es lo que trato de recordar.

-Diana, ¿quieres que suba? Puedo prepararte un café o evitar que te ahogues en tu propio vómito.

Sonrío incómoda.

-Mejor no.

Abro la puerta.

Pero McGill evita que salga y me atrae hacia él. Y antes de hacer cualquier movimiento, su boca está junto a la mía.

Miénteme A Ver Qué  Te PasaWhere stories live. Discover now