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20 de enero, 2020

Los nervios de Louis crecían a cada segundo. Athenea se había encargado de llamar a cientos de periodistas de todas partes del mundo. Ese día todo el mundo sabría la verdad... Al menos detalladamente, pues los periodistas se habían encargado de difundir en cada rincón del país todo lo que pudieran saber sobre el caos que estaba sufriendo la Familia Real.

Darían a conocer toda la verdad, con pruebas, detrás del compromiso de Louis e Irene, sobre la muerte del Rey Charles, del escándalo de la boda, de la tortura que Lady Katherine sufrió, de la muerte del Príncipe George, del accidente de la familia Lougthy, el asesinato de la madre de Victorie Black, de los crímenes de William, de la colusión entre la marquesa de Bristol, el duque de York y el Rey Arthur, de la relación de Louis y Daphne. Todo sería sacado a la luz.

A Louis le aterraba lo que la gente fuera a pensar. No sabría qué hacer si se provocaba una manifestación, o si atacaban a Daphne. ¿Qué pasaría de ahí en adelante?

El joven Rey se removía en su asiento temeroso. A su espalda estaba su castillo, aquel que había sido testigo de todas la mentiras, de todos los secretos, esas paredes habían visto muertes, sangre, besos, amores prohibidos, murmullos que ocultaban cosas y las caras ocultas de los traidores. La mirada de Charlotte lo tranquilizó. Cuando dijera la verdad ya no tendría que ocultarse nunca más. No tendría que fingir amar a alguien más. No tendría que fingir no amar a Daphne.

A la izquierda de Louis estaba sentada Athenea, y en una mesa puesta al lado de la suya estaba su madre y su hermana, quienes le daban miradas de aliento. Los diez chicos de la Academia estaban parados a unos metros de ahí junto a Miss Evans, en una perfecta fila, lejos de las cámaras.

Dieron las once; hora en la que se había dicho que comenzaría la transmisión de la rueda de prensa. Louis inhalo profundamente, en la mesa había muchos documentos que Athenea le había escrito para guiarlo.

[ . . . ]

Más de dos horas Louis estuvo hablando sin que nadie lo interrumpiera. Contó todo desde el inicio, con detalles y evidencia. Hubo más de un periodista que supo disimular su sorpresa. Los televidentes a lo largo de toda Nueva Inglaterra tenían la mandíbula en el piso y el corazón en la mano. No podían creerlo. ¿Como una familia que aparentaba ser perfecta ocultaba secretos tan oscuros? ¿Cómo el Rey Arthur había hecho todo aquello? ¿Cómo aquella dulce marquesa en realidad era una despiadada asesina?

Pero el alivio que sintió Louis cuando lo dijo todo era indescriptible. Sintió como si un gigantesco peso se bajara de sus hombros, si se hubiera quitado algo que le dificultaba respirar, como si hubiera quitado una máscara.

El estallido de preguntas llegó a sus oídos como flechas un par de segundos después. Athenea, hablando cerca de su micrófono, pido un orden que según ella más conveniente lo veía. Fueron desde el Rey Charles, a Irene, a William, al Rey Arthur, y todo lo demás.

La pelirroja tomó la decisión de dejar el tema de Daphne para el final, para sí poder regalarle unos minutos agradables a su primo. Athenea sonrió al ver como los ojos de Louis brillaron cuando le preguntaron acerca de la castaña.

Louis contestó un par de preguntas acerca de ella, pero en pocos minutos, llevado por la emoción, se levantó de su asiento y corrió hacia Daphne, quien estaba parada a un par de metros. La cargó entre sus brazos al estilo princesa, mientras ella sorprendía soltaba una pequeña risa.

Daphne seguía muy afectada por lo sucedido en la fiesta de máscaras, pero sabía que tenía que salir adelante de a poco, así que ¿por qué no disfrutar de momento?

El chico la llevó hasta el lugar donde él estaba sentado anteriormente, donde estaban todas las cámaras, la dejó en el piso y la hizo girar. Louis no lo podía creer, imagino tantas veces un momento así, donde todo el mundo pudiera ver lo mucho que amaba a Daphne.

La sonrisa de Charlotte hablaba por sí sola. Le causaba tan felicidad ver a su hermano y a Daphne así.

—Esta es la única mujer a la que amo —dijo el joven sonriente —. A la que más amo, amo, amo. Y pienso casarme con ella y convertirla en la Reina de Nueva Inglaterra. Así que, por favor, queridos espectadores, contemplen a mi hermosa futura esposa.

( . . . )

La Casa Real de Hannowoor-Dankworth, Cambridge, Nueva Inglaterra
20 de enero, 2020

—Majestad —dijo Josh Ajax irrumpiendo en el despacho de Louis.

—Dime, Josh —respondió Louis levantando la vista de unos documentos.

—La Princesa Athenea me pidió que le informara que finalmente consiguió la orden de arresto para el Rey Arthur. Me pidió que firmara este documento para autorizar que el procedimiento se lleve a cabo.

Josh le extendió el documento, Louis lo recibió sintiendo satisfacción. Al fin ese maldito pagaría por sus crímenes pudriéndose en la cárcel. El joven lo firmó luego de leer y se lo regresó al hombre.

—Hay algo más, señor —agregó Josh cuando tuvo el papel entre las manos.

—¿Qué cosa? —preguntó Louis cruzando las manos por sobre la mesa.

—Me acaban de informar desde la cárcel de Londres que el Príncipe William se ha suicidado esta mañana, mientras se realizaba la rueda de prensa, señor.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora