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Catedral San Peter, Londres, Nueva Inglaterra
11 de octubre, 2019

Louis yacía parado en el altar con su traje militar, vaya que odiaba ese traje, ni siquiera había disfrutado la academia militar, fueron años de tortura en ese lugar. Aunque si tuviera que compararlo con su situación actual, ya no le parecía tan terrible. Estaba esperando un milagro que no lo obligara a casarse. Su respiración se alteraba con facilidad, y ya no era capaz de disimular su nerviosismo y desagrado.

La iglesia estaba llena de rosas blancas, los murmullos de la gente volaban por el aire. Casi todos los invitados ya estaban allí, vestidos con caros trajes y vestidos de fiesta.

Sus abuelos estaban sentados en la primera banca de las muchas que había en ese sitio. Lo miraban con superioridad, como diciéndole que ellos habían ganado al final de todos modos. No había nadie a su lado. Louis imaginó en su niñez, cuando aún era inocente y no tenía conciencia de lo que significaba ser él, que el día de su boda debía haber otras tres personas sentadas allí. El puesto que se suponía debía ser para su padre estaba vacío por obvias y tristes razones. Su madre no estaba presente porque estaba detenida por un crimen que no cometió. Y el lugar de Charlotte estaba sin ocupar por razones que él desconocía, aunque pensaba que de seguro ella no se había presentado a la boda en muestra de rebeldía y oposición.

En la banca siguiente estaba su tía Sophie junto a su esposo Phillip, no tenían una expresión concreta. No lucían ni molestos ni felices. Al lado de ellos estaba Harriet junto a su novio, ella lo miraba con tristeza pues sabía que él no deseaba nada de lo que en ese momento estaba ocurriendo. Y finalmente el Príncipe William con Juliette, sus expresiones no decían mucho.

En la tercera banca estaba su tío Harry y su esposa Heather, mientras que el hombre parecía realmente ofendido y molesto, su mujer tenía cara de que sentía compasión por el joven novio. Timothy con su novia estaban a un lado, él tenía la misma expresión que su madre. Mientras que Athenea por un lado estaba increíblemente enojada, por otro estaba muy triste por Louis, lo quería como a un hermano y sentía su dolor como suya, y sentía una tremenda impotencia por no poder hacer nada para ayudarlo.

Las dos bancas que Louis procedió a mirar fueron las que les correspondían a los miembros de la Academia. En la primera banca estaba sentada Ophelia, parecía querer llorar, no era de extrañarse pues ella era una chica en extremo emocional capaz de sentir empatía hasta por un extraño. A su lado estaba Vicent, quien tenía una expresión muy parecida a la de su pelirroja novia. Harry lo miraba apenado. Orión tenía cara de estar molesto y triste a la vez, muy similar a la expresión de Athenea. Hugo aparentaba que le importaba mucho, pero en el fondo lo compadecía.

El primer puesto de la banca de atrás a la que había enfocado recientemente su atención era ocupado por Adhara, que tenía el mismo gesto que Hugo. Theodore no parecía ni contento ni molesto. Muy a diferencia de Victorie, quien estaba en extremo fastidiada, era una rebelde por naturaleza, sentía lástima tanto por Louis como por Daphne, y en más de una ocasión le había dicho a todo aquel que fuera capaz de escucharla que esta boda era la cosa más ridícula y estúpida que alguna vez había visto, superando incluso el nacimiento de su madre, que para ella era la peor abominación del universo, cosa que a los miembros de la nobleza les desgarbada, ella también decía que el Rey Arthur era un vejestorio que carece de neuronas inteligentes y que lo único que hace es ocupar espacio, que era una boda la de masa sin empatía que estaba condenado a su propio nieto a una vida infeliz, porque aunque la marquista fuera para muchos la mejor mujer que ha llegado al mundo, la verdad era otra mosca muerta común y corriente. Matthew por su parte lucía bastante apenado.

Cuando Louis miró a Daphne se dio cuenta de que ella estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para parecer indiferente a la situación, pero sus ojos la delataban, ese brillo especial que había en ellos se esfumó cuando despertó esa mañana, sabiendo que a la siguiente su chico sería de alguien más.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora