20

89 11 0
                                    

La Academia, Cambridge, Nueva Inglaterra
20 de Diciembre, 2018

Daphne se encontraba en la biblioteca solo con la compañía del silencio, mientras sus amigos descansaban del entrenamiento de atletismo, uno del que ella no había participado gracias a que su nula habilidad para los deportes que había logrado que se esguinzara un tobillo. No le dolía mucho, pero tenía el pie hinchado, lo cual no le resultaba precisamente agradable.

Miss Evans le había enviado a la biblioteca, pues debía seguir con el horario de clases, con la sugerencia que leyera algo que gratificara su mente o que hiciera algún deber pendiente para las clases, pero como Daphne estaba al día con las tareas en todas sus asignaturas opto por leer un buen libro.

La biblioteca estaba fría. Daphne estaba sentada en una de las mesas con la vista pegada en el libro entre sus manos muy adentrada entre los pensamientos de los personajes.

—¿Otra vez Orgullo y prejuicio? —cuestionó alguien sentándose a su lado.

—Mmm —murmuró en sentido de afirmación sin siquiera voltear a ver a Louis —. Es una parte importante así que tendrás que esperar a que termine el capítulo.

El chico soltó una risita y se reclinó sobre su asiento tratando de no hacer mucho ruido para no desconcentrarla.

Se quedó contemplado el perfil de Daphne mientras ella leía. Tenía muy buen perfil, aunque la verdad era que a Louis le encantaba tanto esa chica que aunque tuviera un perfil horrendo a él le seguiría pareciendo tan perfecto como si estuviera tallado por Miguel Angel.

Para Louis, Daphne era simplemente una obra de arte, desde sus pecas hasta sus ojos color café. Le encantaba como se mordía los labios, una acción muy común en ella, o cuando abría mucho los ojos en señal de sorpresa, sus lunares alrededor del cuello, oh, cómo le gustaría dejar unos besos húmedos sobre ellos, le fascinaba el sabor de sus besos, su tono de voz y su sonrisa, o en resumidas cuentas, todo en ella.

—Me dijiste que cuando terminas el capítulo solamente —la acusó al ver como ya se adentraba en otro capítulo del libro.

—Bien, bien —se rindió la castaña cerrando el libro, pero aún lo mantenía entre sus manos —. Ya tienes mi atención.

Louis le quitó el libro de las manos y en cambio puso otro donde sobresalen varias páginas marcadas con marcadores de colores.

—Leí ese libro el otro día y me recordó mucho a ti, creí que podría gustarte, o sea, eso creo, quizás no es tu estilo, pero yo creo que sí, eh... Marque algunas páginas y destaque algunas frases y momentos que, bueno, me recordaron a ti, si no quieres leerlo está bien, solo creí que podría gustarte. Quizás crees que es... —Louis habló muy rápido, su nerviosismo parecía haber salido de la nada.

—Es un hermoso detalle —lo interrumpió Daphne sonriendo luego de admirar el libro —, en serio lo es. Voy a leerlo a penas pueda.

Louis soltó un suspiro de alivio y sonrió, el nerviosismo abandonó su cuerpo y volvió a ser el mismo chico seguro de siempre. Daphne hojeó el libro mientras una bella sonrisa adornaba su rostro, aunque pareciera no demostrarlo, estaba encantada con el detalle y con el chico que se lo había dado.

—Entonces... ¿me merezco un beso?

Daphne lo volteo a ver algo sorprendida, él solo le sonreía.

—Podría venir alguien... Prefiero no arriesgarnos —le respondió con algo de timidez, en esas situaciones siempre se volvía tímida; nunca antes había tenido novio, y sus casi relaciones no se asemejan ni un poco al tacto que Louis tenía con ella, simplemente no sabía cómo actuar.

—No creo que venga nadie. Vi a los chicos de camino aquí... ¡No me pongas esa cara! —intentó defenderse al ver como Daphne lo veía como preguntándole si le estaba tomando el pelo —. Les dije que te iba a devolver un libro que me habías prestado, no soy tan tonto. Acaban de llegar de entrenar con Mr. Knightley, él me entrenaba a mi hace un tiempo, te aseguro que no podrán mover un solo músculo en al menos una hora, y por lo que me dijeron Miss Evans tuvo que salir de urgencia —explicó, aunque luego hizo una pausa y agregó —: Pero si no quieres, esta bien de todos modos. No quiero que sientas que te estoy obligando.

Daphne titubeó un momento antes de decir o hacer algo.

Les costaba encontrar un momento para estar solos. Cuando se veían en el jardín solían hacerlo a altas horas de la madrugada, cuando se aseguraban que todos estaban dormidos, a veces recurrían a la sala secreta que había tras el salón de reuniones pero era difícil que ambos pudieran coincidir debido a las posibilidades de cada uno; Louis con sus labores reales y Daphne con sus eventos de la Academia. Además de que si desaparecían por mucho tiempo comenzaban a buscarlos, así que debían pensar en buenas excusas.

—Está bien, entonces te mereces un beso ahora.

Louis le sonrió, tomó su rostro entre sus manos y tras ver que ella cerraba sus ojos esperando el sabor de sus labios la besó, con delicadeza y dulzura.

Daphne solía sentirse avergonzada en esas situaciones, y Louis lo notaba, por lo que intentaba ir lento con ella, respetando su tiempo, y hacía gran esfuerzo, porque a de ser por él estaría cada minuto besándola, pero su madre lo había educado bien, sabía a la perfección que nunca debía forzar a Daphne a hacer algo que ella no quisiera.

El peso de la corona [✔️]Where stories live. Discover now