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La Casa Real de Hannowoor-Dankworth, Cambridge, Nueva Inglaterra
1 de Mayo, 2019

Ese día todo parecía ir mal. El encargado de despertar a Su Majestad había llegado tarde por una emergencia familiar, hubo problemas con la luz que demoraron mucho en solucionar, una decena de guardias se habían desmayado durante la noche, y la cocinera estaba enferma así que encontrar a alguien a su altura fue difícil puesto que su reemplazo estaba de vacaciones.

Cuando el señor Josh, el secretario personal y mano derecha del Rey Charles, quien estaba encargado de despertarlo, llegó a la habitación donde dormía el Rey y su esposa Lady Katherine, se llevó la vista de su vida: el Rey tendido en la cama, inerte e inconsciente... muerto.

El Rey había sido asesinado brutalmente.

Tenía un corte en la garganta, de un extremo al otro del cuello. La daga, con incrustaciones de rubíes y esmeraldas en la empuñadura de oro, clavada justo en el corazón del Rey. El pijama blanco estaba totalmente ensangrentado, teñido de rojo.

Josh totalmente espantado, sin ser capaz de mover un solo músculo de su cuerpo, se quedó viendo el cadáver varios segundos, esto hasta caer en cuenta de algo; Lady Katherine seguía durmiendo plácidamente al lado del difunto hombre, solo a unos centímetros de distancia.

Era una imagen espeluznante para cualquiera que la vería, más para alguien que había llegado a ser íntimo del matrimonio; el Rey Charles muerto, con la daga clavada en el corazón y su ropa ya roja teñida por su propia sangre, que aún líquida y fresca se deslizaba hasta caer al piso, formando una pequeña posa, y la Reina Katherine, durmiendo, se veía igual a un ángel, su cabello rubio, su piel clara, sus mejillas rosadas y labios en una pequeña sonrisa hacían ver su rostro igual a una de las más delicadas muñecas de porcelana o una de las pinturas de Miguelángel más detalles.

Josh, aún horrorizado, dio vuelta a la gran cama matrimonial y tomó a la mujer de un brazo haciendo un movimiento brusco para despertarla.

—¡Reina, por favor, levántese! —exclamó el hombre mientras la mujer abría los ojos con rapidez, sobresaltada por la desesperación del hombre. Aún no había visto el cuerpo de su marido.

—Josh, ¿qué sucede? ¿Le pasó algo a Louis? ¿Charlotte está bien? —preguntó viendo a Josh, pero este solo la jalo para que saliera de la cama.

La mujer trató de mantener el equilibrio para no caer. Se puso de pie confundida por la actitud del hombre. Su vestido de dormir, blanco y largo, ahora también tenía rastros de la sangre roja de su esposo. Era simplemente escalofriante.

Josh se limitó a mirar por detrás de la Reina, al cuerpo inerte del Rey. Era incapaz de decirlo en voz alta, no podía darle esa noticia tan horrible a la Reina, las palabras simplemente no salían de su boca.

La mujer desconcertada se giró para ver lo que Josh veía y poder entender de una vez la situación en la que estaba. Soltó un grito de espanto, desgarrador, tan fuerte que llegó a varias habitación a pesar de que las paredes eran aislantes de sonido, todo el que llegó a oírlo pudo sentir el dolor, al punto de que la piel se eriza. No dudaban que sus cuerdas vocales salieron lastimadas luego de aquel grito. La mujer se llevó las manos al rostro, no era posible, no quería creer lo que estaba viendo.

—¡Dios mío! —gritó Katherine. Las lágrimas cayeron por sus mejillas hasta su boca —. ¡Charles! ¡Ay, Dios Santo! ¡Charles!

Las manos y la mandíbula le tiritaban, había comenzado a sudar. Sus cejas se fruncían y su ritmo cardiaco subió hasta las nubes. Sintió que su alma salía de su cuerpo por un segundo al verlo. Su esposo, con el que había compartido largos años de su vida, muerto en la misma cama en que habían hecho el amor varias veces.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora