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La Academia, Cambridge, Nueva Inglaterra
19 de Septiembre, 2018

El día estaba nublado, como siempre, pero ese día la neblina no era tan densa y no parecía amenazar con llover. Los miembros de la Academia se encontraban practicando tenis en una de sus clases de deportes cuando una limusina negra cruzó el gran jardín tomando la atención de cada uno.

—No deben chismorrear —dijo la señorita Evans apuntandolos con la raqueta de manera amenazantemente —. Quienes hayan llegado al ducado no es de su incumbencia.

Los chicos obedecieron sin protestar y se enfocaron en el tenis nuevamente.

—Buen tiro, Harry... —comentó Miss Evans cuando pasó frente a Harry y Orion —. Ophelia, la raqueta va más arriba... —dijo cuando pasó al lado de Ophelia y Daphne —. No morirás si una pelota te golpea, Vincent... —negó cuando vio a Vincent y Matthew —. Excelente, Hugo —me felicito al ver a Hugo y Theodore —. ¡Victorie no le lances las pelotas así a Adhara!

—¿Qué pasa, Barbie? Dijiste que eras toda una profesional —se burló la morena —. ¿Acaso el club que paga tu papi no te enseña algo que tu diminuto cerebro pueda entender? El tenis es algo básico.

—Ay, mi vida, sí que la evolución dio un paso atrás contigo —dijo Adhara haciendo un falso puchero.

—Esa no es una respuesta para alguien de tu edad —repuso Victorie lanzándole con toda la fuerza de sus delgados brazos una pelota directo al rostro de la chica.

—Que ternurita... Enserio estás dando lo mejor de ti —le respondió devolviéndole el tiro con agilidad—. Dime, ¿de qué libro de preescolar sacas tus insultos?

—Victorie, Adhara, ya hemos hablado de esto. Nada de bullying entre compañeros —Victorie rodó los ojos —. Hugo juega con Adhara, Theodore ve con Victorie.

—¡Al fin un oponente digno! —dijo Victorie con dramatismo —. Prepárate, Miller, porque si algo no tolero en esta vida, aparte de a la Barbie, es perder.

—Para todo hay una primera vez, Black.

—Buenos días, señorita Evans —saludó Charlotte amablemente. Todos pararon de jugar ante la presencia de la Princesa y su hermano, e hicieron una reverencia.

—Buenos días, Princesa Charlotte —saludó Miss Evans luego de reverenciarlos —. Buenos días a usted también, Príncipe Louis.

—Muchas gracias, Miss Evans, espero que esté pasando un buen día —le devolvió el saludo con cortesía. Louis tenía la nariz y los nudillos de las manos rosados por el frío haciéndolo ver hasta tierno.

—Es un buen día para jugar tenis —dijo la mujer con una sonrisa muy bella.

—Nos encantaría acompañarlos, pero me temo que tenemos invitados —dijo Charlotte —. Quizás para el próximo entrenamiento.

—Claro. Créame, tendrá muchas oportunidades, requieren varios días más de práctica.

—Yo tampoco soy muy buena en el tenis —les dijo a los miembros de la Academia, quienes le sonrieron en respuesta —. Louis no puede decir lo mismo, claro. Él es un excelente jugador.

—Espero que algún día pueda acompañarnos en un partido amistoso —comentó Miss Evans —. Adhara y Hugo son muy buenos. Los demás deben trabajar un poco más. Victorie es algo agresiva al jugar, espero que al menos le sirva para liberar tensiones.

—Puedo dejarte un ojo morado si quieres —le dijo a Louis jugando con la pelota verde entre sus manos —. Te harán ver más... rudo. Porque con la cara de principito sonrojado, aunque sea por el frío, no pareces ser muy intimidante. Puedo hacerte una demostración con el rostro de Barbie, sería totalmente gratis.

El peso de la corona [✔️]Where stories live. Discover now