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La Academia, Cambridge, Nueva Inglaterra
6 de Mayo, 2019

—Mi abuelo dijo que debía casarme con Irene —susurro Louis —. Tras la muerte de mi padre el acuerdo de dos meses al que habíamos llegado se disuelve. Mi abuelo dice que no tenemos tiempo para mis caprichos, que debo casarme cuanto antes para poder ser coronado Rey.

Daphne no dijo nada, solo se mordió el labio inferior, como solía hacer cuando experimentaba una emoción muy fuerte de angustia o tristeza. Ambos estaban recostados en la cama, en la habitación de Daphne, por la madrugada, Louis acaba de llegar de Gales. Entre el funeral, los mil discursos que Louis debía dar como Rey, las reuniones con los lideres de países importantes, el desconsuelo de Charlotte, y sus mil nuevos deberes reales, no habían podido verse desde aquel día.

Si de por si el Rey Charles ya era un hombre duro y terco, casi sin piedad, su padre, el abuelo de Louis, el Rey Arthur, era el doble de malvado. Si el Rey Charles había presentado problemas a la hora de que Louis se negara a casarse, su abuelo no daría su brazo a torcer ni un poco. Las reglas del juego habían cambiado.

—No sé que hacer, Daphne...

—Tu madre habló conmigo el otro día. No sé si te lo comento —le respondió —. Ella me dijo que haría todo lo posible para que el matrimonio no se lleve a cabo.

—No conoces a mi abuelo —murmuró —. Él no siente compasión ni por su propia familia. Y mi madre en particular le desagrada bastante.

Ninguno de los dos agregó nada al respecto.

Desde la publicación de este periódico sus oportunidades de verse se volvieron limitadas, no podía dar un paso en falso, pues al hacerlo Daphne se metería en serios problemas. Ese artículo no les jugó nada a favor, Louis necesitaba más apoyo que nunca, y ahora por culpa de un par de paparazzis Daphne casi no podía estar con él.

—¿Cómo está Charlotte? —quiso saber la muchacha —. Matthew me dijo que se la pasaba llorando, pero no mencionó nada más.

Louis suspiro.

—Está destrozada —comentó mirando el techo —. Apenas come. No sale de la cama. No quiere hablar con nadie a excepción de mi, mamá y Matthew. Athenea, William, Irene, sus amigas, todos han ido a visitarla, pero no quiere nada con nadie. Se lamenta a cada momento por no haberle hablado en las últimas semanas. En más de una ocasión la he encontrado rezando, rogándole a nuestro padre que la perdonara por ignorarlo.

Daphne no dijo nada al respecto. Estaba al tanto de la actitud que tenía el Rey Charles con sus hijos la mayoría del tiempo. Entendía que ambos estaban dolidos, pero eso no borraba todos los golpes que Louis recibió a lo largo de sus veintiún años por simplemente dar su opinión, ni ese golpe que Charlotte se llevó por defender a su hermano, ni las incontables infidelidades que realizó contra Lady Katherine, quien tampoco se libró de los arranques de ira de su marido.

El Rey Charle estaba muerto, si, pero eso no lo convertía en un buen hombre, padre o esposo.

Aunque claro, Daphne ni Matthew, ni ningún otro miembro de la Academia que compartía esa opinión, se lo podía decir a Louis, y mucho menos a Charlotte.

—Puedo imaginarlo —contestó —. Me dijiste que ellos siempre se habían llevado bien.

—Sí. Todo el amor que carecimos mi madre y yo durante años fue a dar con Charlotte.

La chica se compadeció de Louis. Le daba tristeza pensar en que Louis vivió toda su vida sin recibir ni una muestra de amor de su padre, y aun así a la hora de su muerte él lloró como si hubiera sido el mejor padre de todos.

El peso de la corona [✔️]Where stories live. Discover now