Prólogo

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La Casa Real de Hanowoor-Dankworth, Cambridge, Nueva Inglaterra
2 de febrero de 2017

Quizás como toda buena historia donde hay príncipes guapos, valientes princesas, misterios oscuros, villanos desquiciados, castillos antiguos y una importante corona, debería empezar con un "Había una vez", pero antes de comenzar con la verdadera historia, debemos trasladarnos a un autobús camino al ducado de Cambridge, en Nueva Inglaterra, donde todos los días parecían ser de invierno por su lluvioso y nublado clima, que en ningún día del año desaparecía, y que era, para ese entonces, la nación más grande y poderosa de todo el mundo, donde las divisiones sociales eran tan notorias como hace cientos de años y donde la corona tenía el control absoluto sobre cada ser viviente.

—Estudiantes —llamó la profesora a sus alumnos quienes conversaban animadamente en el autobús —. Estamos próximos a llegar a la Casa Real de Hannewoor-Dankworth —dijo cuando obtuvo el silencio deseado —. Debo pedirles nuevamente que se comporten y se muestren lo más educados posibles. Como sabrán, este ducado pertenece a nuestro Rey y su familia, así que por respeto a la Corona y a la Familia Real deben comportarse como caballeros y señoritas para dar una buena impresión sobre nuestra noble institución estudiantil.

La maestra, una mujer que ya pasaba los sesenta años, y todos los miembros del colegio Charles William Tercero habían pasado meses preparando a sus estudiantes para el ansiado paseo a la residencia de los miembros más importantes de la Familia Real.

Cuando la Familia Real de Hannowoor-Dankworth envió la invitación para realizar una visita estudiantil a la casa de los reyes todos se volvieron locos. Los preparativos comenzaron de inmediato, cada tarde sin falta ensayaban diversas cosas; la postura al caminar, como expresar una opinión de la manera más respetuosa y cordial que existiese, o como dirigirse a la Familia Real, si es que, dada la ocasión, pudieran encontrase con alguno de ellos durante el recorrido. No podían dar un paso en falso, con solo imaginarse el quedar en ridículo frente a las personas que serían sus anfitriones los ponían con los nervios de punta.

—En otros temas, nos han informado que estarán presentes en la Casa Real el Rey Charles, su esposa Lady Katherine, y sus dos hijos; la Princesa Charlotte y el Príncipe Louis. Por obvias razones, no nos recibirá ningún miembro de la Familia Real, se han tomado la molestia de enviarnos un representante, un buen amigo del Rey, su secretario personal, Josh Ajax.

Todos los estudiantes murmuraron entre sí, ansiosos por llegar al ducado. Habían esperado ese momento desde septiembre, cuando se les comunicó de la invitación.

Luego de un par de minutos el autobús se detuvo al frente de un inmenso castillo, era una construcción gótica y oscura. Todo ahí era inmenso y bello, elegante, claramente digno del Rey de Nueva Inglaterra. Era una construcción antigua, perfecta, probablemente diseñada por uno de los arquitectos más codiciados e importantes de la época en la que se construyó. Los jardines eran inmensos, y muy verdes, perfectamente cuidados, adornados por las más bellas y delicadas flores. A un lado, tras el castillo, se podía apreciar un bosque oscuro y frondoso.

Todos murmuraban y exclamaban ante tan hermosa vista, embriagados totalmente por la emoción.

—Es hora de bajar. Acomoden bien sus uniformes, caminen derechos, no usen palabras vulgares y modulen a la hora de hablar, uñas limpias, bien peinados todos —decía la mujer examinando a detalle a cada estudiante —. Muy bien, bajen.

Todos los estudiantes bajaron de manera ordenada, uno tras otro en una perfecta fila. Eran el doceavo grado del prestigioso Instituto Charles William Tercero, un grupo conformado por quince chicos y quince chicas que rodeaban los dieciocho años de edad. Era el mejor colegio en la zona donde se ubicaba y en sólo iban hijos de grandes empresarios y gente importante, de alta sociedad, aristócratas, personas que tuvieran el dinero suficiente como para pagar la matrícula y la mensualidad que exigía la institución.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora