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Las cosas estaban mal para todos.

Victorie acaba de perder a su progenitora, y aunque decía que no le importaba, estaba más callada de lo habitual. Matthew les dijo que madre estaba internada en el hospital esperando la hora de su muerte.

Daphne se la pasaba llorando por Louis. A cada día que la boda se acercaba, los periódicos publicaban más cosas a favor de la perfecta marquesa. Y ya ni siquiera podía pedirles consuelo a sus amigos, porque le parecía egoísta. Victorie estaba de duelo, aun por mala que haya sido su madre, sabía que era una noticia algo grotesca, y Matthew, lamentablemente, pronto estaría en las misma condiciones que la morena. La castaña lloraba sola en su habitación, ¿por qué el amor tenía que doler tanto? Se negaba, sin embargo, a hablar con el chico que le causaba tanto sufrimiento, pues se había decidido a dejarlo atrás, por su bien, pero no se creía capaz de soportarlo, y no sabía en qué momento su pobre corazón la vencería y terminará corriendo a los brazos de Louis, perdonando cada estúpido error, enterrando su dignidad seis metros bajo tierra.

Louis por su lado no conseguía que el matrimonio se cancelara, su abuelo no cedía ante sus amenazas, y tal parecía que nunca lo haría. Ambos estaban jugando con sus mejores movimientos. La boda se aproximaba, y luego su coronación, toda una nación y una vida caería sobre su espalda, y si eso pasaba, no habría manera de huir, no podría escapar, no tendría salvación alguna. Y como si todo esto no lo tuviera mal, Daphne seguía sin dirigirle la palabra. La única persona en el mundo que lograba darle consuelo lo ignoraba como si no existiera. Podría decir que se sentía muerto, ya que no le quedaba ninguna alegría más que la pobre esperanza de que la mujer a la que amaba le perdonará, pero sus dolores y pesares internos le recordaban que estaba vivo, y que era un pobre mortal en agonía y no aquel dios que siempre le dijeron que era.

Nada se sabía sobre la muerte del Rey. Los chicos de la Academia daban vueltas en círculos, necesitaban más pistas. Ya había descartado casi por completo al Rey Arthur, pues era ilógico si se comparaba con el fallecimiento del Príncipe George. Si el hombre hubiera querido deshacerse de su hijo lo habría hecho pasar por un accidente para mantener las aguas en paz, tal como había hecho con su hermano. No había respuesta. Nadie era capaz de atar los cabos y resolver el misterio de una vez por todas.

¿Cuál sería el final de todo aquello? ¿Habría paz algún día para esas almas en penumbra?

El peso de la corona [✔️]Where stories live. Discover now