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Todo pasó como tenía que pasar. Sabrine murió luego de dos semanas y fue enterrada a un lado de sus padres Lady Olive y el Príncipe George. Juliette se fue a vivir temporalmente a la Casa Real de Hannowoor-Dankwroth. El asunto se hizo público. Los periódicos hablaron. La joven fue titulada como Duquesa de Sussex.

Resultó que Juliette era una muchacha muy divertida y carismática, y le agrado a la gran mayoría. El que se vio más encantado fue William, quien según Athenea, había tenido un flechazo.

Con la nueva información los chicos de la Academia siguieron trabajando en averiguar quién había matado al Rey, aun sin tener una hipótesis clara. Las miradas apuntaban a muchos sospechosos.

Charlotte cumplió diecisiete años, pero en respeto al Rey Charles, ella optó por no hacer ninguna celebración, y los periódicos dieron su opinión una vez más.

Los preparativos de la boda seguían. Ensayos de votos, ensayos del vals. Irene iba constantemente a visitar al diseñador que estaba haciendo su vestido. Louis seguía pidiendo sin éxito que el compromiso se cancelara.

Cambridge, Nueva Inglaterra
30 de Julio, 2019

—No quiero sonar como si quisiera controlar tu vida —comenzó Daphne con un poco de nervios —, pero ¿no crees que pasas tiempo con Juliette? Quiero decir... en las últimas semanas han pasado más tiempo con ella que conmigo...

Louis soltó una risa y Daphne se avergonzó. Estaban en su casa en las afueras de Cambridge disfrutando de su fin de semana sentados en el sofá.

—¿Estás celosa? —preguntó Louis divertido —. Oh, Dios, no puedo creer que estés celosa de Juliette, apenas la conocí, además, somos familia.

—Si, pero no hay parentesco sanguíneo —objetó la castaña.

—Juliette y yo solo somos buenos amigos, nada más.

El chico entrelazo sus manos con las de la muchacha reteniendo la risa que le daba la situación. Daphne muy pocas veces actuaba celosa.

—Ey, Chica Van Gogh, nadie nunca va a usar tu lugar en mi corazón —le dijo con voz suave —. Tú eres la única chica a la que quiero, y siempre va a ser así, a menos que tengamos una hija, claro.

—Tengo mucho que decir respecto a eso —informó la castaña —. Hace mucho que no me llamabas Chica Van Gogh.

—Sí, es verdad —asintió él —. ¿Te gusta que te llame así, eh, Chica Van Gogh?

Louis se acercó a Daphne y dejo un beso húmedo sobre su cuello, la chica sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo ante el tacto. Se recostaron en el sofá, Louis sostenía su propio peso sobre sus brazos para poder quedar sobre ella.

—Oye, no me cambies el tema —se rio Daphne empujando levemente al chico —. Supongo que ya no puedo llamarte Principito.

Se miraron a los ojos un momento, ella le acarició el cabello.

—Yo siempre voy a ser tu Principito —susurró el rubio —, y tú siempre serás mi Chica Van Gogh.

Daphne sonrió.

—Así que... ¿Voy a ser la única chica a la que quieres hasta que tengamos una hija? —cuestionó Daphne alzando una ceja —. ¿Qué te hace creer que vamos a tener una hija?

—¿Cómo que qué me hace creer que vamos a tener una hija? —preguntó él en cambio —. Nosotros nos vamos a casar y vamos a tener dos hijos. La niña se llamara... —Louis torció la boca pensativo — Fleur, sí, Fleur, y el niño se llamará Hugo.

—¿Ya elegiste los nombres? ¿Y sin consultar mi opinión? —Daphne le siguió el juego, en el fondo  ambos sabían que era muy poco probable que ellos se casaran y formaran una familia —. Estoy indignada.

—¿No te gustan? Porque si no te gustan seré yo el indignado.

—Sí me gustan —sonrió la chica —. Pero entonces yo elegiré la canción que bailaremos en nuestra boda... ¿Qué te parece Everybody Loves Somebody?

Everybody Loves Somebody fue la primera canción que bailaron en su casa, el mismo día en que Louis se la mostró a Daphne, y era una de las canciones favoritas de ambos.

—Creo que es perfecta —respondió él —. Ya puedo imaginarnos bailándola en medio de la pista, yo con mi traje y mi corona y tú viendo aún más hermosa de lo que ya eres con tu vestido.

El peso de la corona [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora