Capítulo 29: Indicada.

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| Narra _____ |

— No entiendo porque seguís metiéndote en líos, ya no quiero tener que estar curando todas tus lastimaduras, porque no me gusta verte así—me reprochó Carol tras la pelea que tuve con Luna.

— ¡No es mi culpa!

— Si, lo es. Tenes que empezar a controlar tu ira, porque esto no va a terminar bien.

Escuché de fondo las risas de Carl y le dediqué una mirada desafiante. ¿De que se reía? Todo empezó porque él se "enamoró" de la perra de Luna, ojalá ella nunca hubiera aparecido en nuestras vidas, todo sería mejor.

Me mordí el labio inferior al sentir el contacto del alcohol con mis nudillos, y bufé al tener que esperar que terminara de 'curarme'. Luego de un rato, cuando POR FIN terminó, Carl y yo nos quedamos solos en el aula.

— ¿Luna te contagió algo? —pregunté pícara mientras soltaba una pequeña risa.

El ojiazul ya me había negado todo anteriormente, pero quería seguir con el juego, empezó a acercarse hacia donde yo me encontraba sentada. No entiendo porque se estaba acercando.

— ¿Qué?

— Lo que escuchaste, Luna, tu novia, ¿te pegó alguna enfermedad después de habértela cogido?

Carl comenzó a reírse hasta llegar al punto de ponerse todo colorado y agarrarse la panza con sus brazos. Mi ceño estaba fruncido, y no encontraba el chiste a mi pregunta. ¿Acaso le daba tanta gracia haber tenido relaciones sexuales con ella y no conmigo? Me daba mucha bronca que se estuviera riendo de algo así.

Rodé los ojos, como de costumbre, cansada de su risa y me levanté de la silla, alejándome.

Él al notar mi acción de huida, me agarró del brazo izquierdo y me tiró hacia su cuerpo. Lastimosamente choque contra su pecho y podía sentir su respiración sobre mi boca, pero rápidamente como un cheetah, me solté de su agarre porque me estaba poniendo incómoda el hecho de estar tan cerca.

Al parecer, Grimes notó ese nerviosismo que me hizo tener, y aprovechó la situación volviendo a presionar contra mi brazo y pegándome en su pecho, me abrazó por la cintura y empezó hacer fuerza para que yo no pudiera escapar.

— ¿Qué te pasa? Soltame.

— No, no te pienso dejar ir —susurró muy cerca de mis labios, luego se posicionó sobre su pierna derecha y se acercó a mi oído izquierdo —Y la respuesta es no, no tuve sexo con Luna si es lo que tanto te molesta. Ya te lo dije, deja de estar celosa.

— No me molesta y no estoy celosa —mentí rápidamente al sentir como mi piel se erizaba al contacto entre su respiración y mi cuello. No, ______, no podes dejarte caer en sus pies. ¡Despertate y salí de ahí! Ladeé la cabeza para los lados, y con toda la fuerza posible, me zafé de su agarre.

— Ella se moría por hacerlo, pero yo no quería, no era la indicada.

"No era la indicada" esas cuatro palabras quedaron resonando en mi cabeza, ¿acaso yo si soy la indicada? Yo creía serlo cuando éramos novios, pero después llego la perra y él me dejo en un abrir y cerrar de ojos.

— ¿Es mentira? —volví a cuestionar, no sabía a quién creerle, pero a Carl le tenía mucho más confianza que a ella.

— Sí, es mentira. Yo solamente voy a perder mi virginidad con la indicada, y me alegra saber quién es ella.

Sin decir más, me guiñó el único ojo que le quedaba, y se alejó de mí. Me di media vuelta al ver como pasaba por atrás mío, y lo seguí con mi vista todo el recorrido hasta la puerta. El ojiazul miró para atrás, me dedicó una sonrisa y desapareció.

La pequeña Dixon. ~Chandler Riggs.Where stories live. Discover now