Capítulo 91: Preocupación.

13.5K 973 148
                                    

| Narra ______|

Otro día más, un nuevo recuerdo en mi memoria. Nuevos sufrimientos, nuevos dolores. Más sonidos, más llantos. Ya no iba a poder resistir todo lo que me estaba pasando, ya no quería vivir más en esta tortura. Quería terminar con lo que sentía, pero no podía. No había nada que me sirva para acabar con mi vida y también tenía que seguir sobreviviendo. En cualquier momento —o eso espero— podré salir de este lugar y podré regresar a casa. Ya no tendría que estar encerrada las veinticuatro horas al día con las mismas cosas repetitivas en la vida.

Hasta me había hecho una canción con lo que ocurría, no quería ver más su cara. Porque siempre que se asomaba por la puerta una lágrima comenzaba a salir de mis ojos, y cuando él la veía comenzaba a reírse. Me hacía sentir venerable, avergonzada… y muchos otros sentimientos más. Yo no tenía que ser el centro de atención y menos quería pasar por todas estas cosas.

Uno, dos… Merle viene por mí.
Tres y cuatro… Cierra la puerta.
Cinco, seis… Escóndete lombriz.
Siete y ocho… No te muevas mucho.
Nueve, diez… Sufrir otra vez.

— ¿Dónde estás? —susurró con su voz ronca, buscándome.

No iba a responder, no iba a emitir ningún sonido. Pero como siempre, sentí que me tomaban de los pies y comenzaban arrastrarme fuera de mi escondite —debajo de la cama—, empezando a gritar y patalear.

Empecé hacer todo lo que podía presenciar en mi pesadilla. Estaba pateando al aire mientras me movía en toda la cama para un lado y para el otro. Un grito salió de mi garganta y abrí los ojos sorprendida al ver que nadie se encontraba conmigo. Un sollozo se escapó de mis labios, mientras revisaba donde se podría encontrar Carl, pero al parecer no estaba conmigo. Él siempre me apoyaba y me consolaba cuando tenía uno de estos sueños, pero al parecer… se fue con Luna. Mi corazón se rompió y me hice bolita tapándome con las sabanas.

— Maldita seas… —susurré con un hilo de voz mientras escondía mi rostro.

Estos últimos días tenía muchas ganas de largarme a llorar y todo ese bollo. Pero no iba  hacerlo. Era una chica fuerte, tenía que demostrar que  no estaba rota, que nadie nunca podría lastimarme otra vez. Aunque, sinceramente estaba muy quebrada. Con todo lo que estaba pasando con Carl… y demás. Pero tendría que dejar de pensar en eso. Nunca había estado antes por un chico así y no puedo caer tan bajo. Tengo que restaurarme y volver a mantenerme de pie.

         Me di una cachetada para reconfortarme y con el ceño fruncido me levante del colchón y agarrando la ballesta empecé a caminar fuera del aula para ir hacia las afueras del Reino. Quería estar sola y nadie podría encontrarme.

Comencé a correr mientras me escondía del mundo. Deseaba ser invisible para las personas así nadie podía verme e interrumpir mi huida del Reino. Necesitaba alejarme de todos y poder pasar un tiempo conmigo misma, pensar mis propios problemas y reparar algunas cuantas cosas que necesitan ser reparadas. Por ejemplo, mi relación con Carl. Por eso es que estaba en este estado y con estos sentimientos desbordados, todo por el maldito “amor” yo nunca pensé que en medio de un Apocalipsis Zombie podría llegar a pasar esto. ¿Dónde quedaron mis reglas? ¿Dónde quedo la ____ fría? Eso desapareció. Pero apuesto que se encuentra en lo más profundo de mí. Y necesito volver a sacarla a la luz, Carl, Maggie, Daryl, Carol, y más… todos ellos lograron que mi corazón se descongelara. Pero ya no necesitaba más el cariño de ellos. Podía cuidarme yo sola como lo hice todo el tiempo, con Franky.

         Escuché unos pasos detrás mío y apunte con la ballesta. No iba a preguntar «¿Quién anda ahí?» Ya que si fuera un Walker daría mi posición y vendría a comerme, además de que no respondiera. Y si fuera una persona pasaría lo mismo. Así que de todas maneras, no tendría que hablar. Me quede en silencio mientras miraba a los lados. Hasta que pude ver como una cabellera rubia salía detrás de unos árboles. Cerré los ojos con un leve suspiro y una pequeña –pero disimulada- sonrisa de mi rostro al identificar quien era.

La pequeña Dixon. ~Chandler Riggs.Where stories live. Discover now