Capítulo 69: Luna.

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|Narra _____| 

«Un nuevo día, nuevas historias.»

Así era la frase que me decía mi mamá todos los días que me levantaba para ir a la cárcel, alias escuela, y sabía que nunca iba a poder quitarlo de mi cabeza porque era un recuerdo que iba a quedar incrustado en la memoria junto a muchos más. Me acabo de acordar ya que es lo mismo que susurro Rosita al encontrarme conmigo en la puerta, mientras yo salía choque con ella y Tara. Nos disculpamos las tres y luego continuamos caminando. Eso es de lo que hablaban y ese recuerdo de mi madre apareció de repente. 

 —¡_____! —me llamo Mari, me acerque a ella. 

Estaban todos reunidos —los que quedamos—, Tracy, Mari, Asa, Nati, Luke, Ana, Shawn y Gabriela. Carl estaba yendo al mismo tiempo que yo salvo que en caminos diferentes y parece ser que a él lo llamo Luke, nos sonreímos y luego llegamos hacia donde estaban. No sabía porque el motivo de la "reunión" si así podemos decirlo, pero por algo seguramente nos habían llamado y algo quieren hacer. O es eso, o estoy loca e imagino las cosas.

— ¿Que les parece, si vamos afuera? —preguntó Tracy, todos nos giramos a verla.

— ¿Afuera? —ahora fue Gabi.

—Si, al bosque. —completó Shawn.

Todos asentimos y comenzamos a caminar hacia el bosque, íbamos a investigar un poco la zona y también que practiquen tiro. Porque hay muchos que no saben "perfectamente" tirar al blanco o se desvía la bala y puede llegar a darle a cualquier otra persona. En fin, seguimos el viaje en un silencio, no era de los incómodos. Estábamos cómodos. Ojalá tuviera el poder de leer las mentes para poder descubrir que es lo que estará pensando cada uno, porque yo me imagino cualquier cosa con sus caras y las reacciones que hacen mediante esta. Por ejemplo: Luke está caminando detrás de Nati y por la cara que pone supongo que debe estar fichándole el culo y babeando por él, o solamente mira el suelo y sigo inventando las situaciones. Shawn y Gabriela están de la mano, pueden pensar miles de cosas, pero deben amarse.

Llegamos hasta un árbol demasiado grande, nunca lo habíamos visto. Seguramente nos hayamos alejado mucho, pero eso no importaba ahora ya que sabíamos el camino de regreso, y cualquier cosa yo podría rastrear como me enseño mi papá. Porque había aprendido mucho más acerca del rastreo, hay varias diferencias en los distintos tipos de sangre de los animales y hasta de la orina.

—Te quiero. 

Me di la vuelta al sentir un susurro en mi oreja, sonreí ampliamente cuando note que era Carl y mis pelos se erizaron. No entiendo cómo es que un simple susurro puede causar eso en mí.

—Y yo a vos.

Pase mi brazo por sus hombros y él hizo lo mismo pero poniendo el brazo en mi cadera. Miramos todo el árbol y se le ocurrió una idea a Ana, que fue aceptable y comenzamos a ponerla en marcha. Ella había dicho «¿Porque no escribimos nuestros nombres?» se refería al árbol, todos asentimos y con los cuchillos que teníamos para poder sobrevivir comenzamos a tallar cada letra de nuestros nombres. Así quedarían nuestras marcas, y en un futuro estaría bueno volver a encontrarlo —y recordar esto—, o que alguien lo encuentre y comience a tener dudas acerca de quiénes son, y todo lo relacionado a ello.

Cuando todos ya habíamos terminado, empezamos a escuchar crujidos de ramas que se ocasiona cuando uno las pisa. Nosotros no éramos ya que nos encontrábamos todos sentados junto al árbol recordando a los caídos, a cada uno de ellos y todos los momentos que pasamos juntos. Pero ese tiempo de paz y tranquilidad —y nostalgia— se arruinó cuando los ruidos de las pisadas empezaron acercarse mucho más a nosotros, y unas voces que no podíamos reconocer.

La pequeña Dixon. ~Chandler Riggs.Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu