Capitulo 87: Gusano.

14.8K 1K 347
                                    

|Narra _____|

¿Qué mierda estaba haciendo Maggie con una pistola cerca de su cabeza? ¿Y porque nadie le estaba deteniendo? Me sobresalte, al notar que es lo que ella deseaba hacer y comencé a correr detrás suyo. ¡No podía suicidarse! Demonios, ¿Por qué lo haría? Todavía puede sobrevivir. Nos tiene a todos nosotros, que somos como una familia. Y además tiene a sus dos hermosos bebes.

— ¡Maggie! —grité mientras me tiraba encima de ella, haciendo que ambas cayéramos al suelo.

De un rápido movimiento, le saque la pistola que estaba en su mano y ella me miro confundida. Fruncí el ceño mientras le miraba negando con la cabeza, por lo que casi iba hacer. Sin más, cuando sentí que el arma estaba en mi posición le saqué el cargador, para ver cuántas balas tenia y me sorprendí al ver que no había nada ahí dentro ¿Qué carajos?

— ¿Pensaste que me iba a suicidar? —preguntó ella sorprendida mientras se levantaba y comenzaba a limpiarse con sus manos el pantalón.

— Sí… —confesé levantándome también mientras le devolvía el arma— perdón, yo no sabía…

— No te preocupes, solamente estaba revisándola.

Asentí con la cabeza y comenzó a caminar lejos de donde me encontraba. Está bien que ella piense que estoy loca por haberle saltado encima por pensar esa cosa del suicidio. Pero si no mal recuerdo, en un momento quería suicidarse, y que ahora decida que no es el momento —espero que nunca lo sea—, era una gran decisión. Es que me había asustado al verla con la pistola muy cerca, y más que ninguna persona haya intentado detenerle.

Saqué esa imagen de mi mente, y metí mi mano dentro del bolsillo de mi pantalón —ya que la otra no podía— y comencé a caminar sin rumbo alguno.  No tenía muchas ideas de que poder ahora mismo. Solamente no quería encontrarme ni a mi padre ni a Carl. Porque sinceramente, ellos piensan que yo no puedo hacer cosas gracias al pañuelo, y tenía derecho a intentarlo. Aunque sea un intento fallido.
     Estaba pateando una pequeña roca que encontré por el suelo, cuando veo a lo lejos que había una persona haciendo señas con sus brazos moviéndolos de un lado al otro. Enfoque la vista para saber mejor quien podría ser y una pequeña sonrisa se formo en mis labios al notar que era Mariangela. Apure el paso hacia donde se encontraba, porque yo supuse que me estaba llamando para que vaya donde estaba.

— Hola —me dijo ella mientras se acercaba para darme un abrazo. Algo raro.

— ¿Pasa algo? —pregunté mientras una leve carcajada salía de mis labios por lo que acababa de pasar.

Ella negó repetidas veces con la cabeza mientras se encogía de hombros. Inflo las mejillas para luego desinflarlas y continuó: —Todo el mundo necesita un abrazo, y supongo que en estos momentos. Lo necesitas —Dijo con una gran sonrisa en su rostro mientras empezaba a caminar.

La seguí mientras me posicionaba justo a su lado y fije la vista en el camino, pensando. Aunque en realidad, mi mente estaba en blanco.

— ¿Y qué tal todo con Carl? —preguntó sacando el silencio que se había hecho entre ambas.

Sinceramente, a mí los silencios la mayoría de las veces me incomodaba, pero había algunos que me agradaban ya que no tenía ningún otro tipo de conversación con esa persona y no sabría que decir.

— No sé. Me molesta mucho lo que dijo acerca del beso, pero fue un reto y no tendría que estar muy peleada con él.

Mariangela asintió.

— Es normal que tengas celos, pero yo creo que tenes que perdonarlo.

La mire fijamente y arquee ambas cejas. Seguro ella estaba en lo correcto, porque sabía varias cosas acerca de la vida o de las relaciones. Es una chica de catorce años, pero parece como si tuviera cincuenta años de cómo piensa.
    Ahora era yo la que asintió con un ligero movimiento de cabeza ante lo que dijo y me quede en el lugar, mientras la abrazaba fuertemente mientras murmuraba un leve «Gracias» Por el consejo que me dio y comenzamos a caminar en búsqueda de nuestros novios. Ya saben, Asa y Carl.
      Además de también ir por las otras chicas, para poder hablar o quizás buscar a mi padre y pedirle una disculpa de lo que me hizo pasar fuera del Reino y esa situación acerca de mi brazo. Porque me molestó demasiado.

La pequeña Dixon. ~Chandler Riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora