Capítulo 94: Ambos.

12.6K 1K 637
                                    

| Narra Luna |

¿Qué es lo que estaba haciendo? Esta no era yo. Estaba mal que traicione a Jaime y mucho peor tener que terminar con él hoy. Pero si lo hacía, ya Jaime no tendría que sufrir más y podría estar tranquila con Carl sin tener inconvenientes entre nosotros dos.  Estaba enamorada de él. Nos conocimos hace poco, pero cuando lo mire, mi corazón se aceleró y supe que algo estaba pasando. Yo no era de enamorarme a simple vista, pero algo tenia Carl que había hecho que mi cuerpo reaccionara ante él. Y al parecer le había pasado lo mismo que a mí.
         Nosotros estábamos juntándonos a escondidas de Jaime y su novia _____. Ella me tiene celos, porque sabe que soy mejor y que Carl me prefiere a mí. Pero también soy una metida en su relación, porque vengo y se las arruine.
         Yo no era una chica de meterme en problemas y mucho menos llegar y tener que arruinar una relación, pero sinceramente, Carl fue la persona que logró cambiarme. No en el mal sentido como pasándome al lado oscuro, si no que cuando me "enamoré" ya comencé a ser otra persona. Tenía y tengo que hacer todo lo necesario para poder lograr estar juntos. Y hasta él mismo me dijo que ya no aguantaba a su novia, que iban a cortar... Así que ahora era mi turno en tomar las riendas y poder dejar a Jaime como me lo había pedido.
         Jaime y yo estamos juntos desde hace dos años. Siempre viajábamos de un lugar a otro juntos y me arrastraba con él. En cierto modo, para ser sinceros, siempre quise despegarme de su agarre. Pero el es tan buena persona, amable, sincero, cariñoso, que nunca podría llegar a terminarle. Hasta que... Apareció Carl y todos mis pensamientos cambiaron. Se invirtieron. Y ya era el momento de poder separarme, cortar ese hilo imaginario que nos sostenía ambos para poder conocer a más personas.

— Jaime —susurré mientras me acercaba hacia donde él se encontraba.

— ¿Qué pasa, Luna? —me preguntó al mismo tiempo que se daba la vuelta, para quedar frente a frente.

— Yo… necesitamos hablar y es urgente.

No sé qué es lo que estaba pasando en estos precisos momentos por la cabeza de Jaime, ni tampoco sé que es lo que pasa por la mía. ¿Estará bien dejar a Jaime por un chico que apenas conozco? No. No estaba para nada bien. Pero no podía resistirme a Carl. Ni tampoco quería lograr que él se separe de mí. Así que por eso estoy  haciendo estas cosas.
         Dicen que el amor es ciego, pero no sé si lo que me está pasando pueda justificarse con esa frase. Yo amo a Carl y sé que él me ama a mí. No hay dudas de eso. Llegué y di vuelta su mundo.

— ¿Queres terminar conmigo? —preguntó directamente.

Me quedé helada ¿Cómo es que lo había dicho tan directo, y frio? Una lágrima cayó por mis ojos, sin haber avisado, mientras que asentía ligeramente con la cabeza.

— Lo siento Jaime… —susurré intentando arreglar las cosas, no lo quería perder como amigo.

— Al final ella tenía razón —comentó pensativo. Le mire fijamente sin entender, no sabía de quien podía hablar. Pero solamente tenía una sola persona en mi mente que podría ser la chica que nombró.

— ¿Quién? —pregunté algo celosa, e interesada.

— No te incumbe. Terminamos. Si eso es lo que deseas.

Trague saliva nerviosa mientras veía como se estaba alejando de mí. Más lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, recorriendo mi mejilla. Había dejado toda una relación atrás. ¡Y solamente por un chico que apenas conozco! Pero así soy yo. Complicada y además, siempre consigo lo que quiero. Y Carl es algo que deseo. Nada ni nadie se interpondrá en mi meta.

Entonces, lo había hecho. Mi relación con Jaime llego a su fin. Comencé a secarme las últimas lágrimas que salían con el puño de mi remera. Pero al ver a Carl caminando solo, una gran sonrisa de maldad se formo en mi rostro y comencé apurar el paso para que pueda verme. Seguramente si me vería, iba a intentar darme ánimos porque iba a estar llorando y quizás me secaría las lágrimas y esas cosas tiernas que hacen las parejas. Pero eso nunca pasó.
         Carl parecía hecha una furia. Él también estaba llorando. ¡No entendía que es lo que estaba pasando! Se suponía que el tenia que consolarme a mí, no yo a él. Pero admito que me dio mucha lástima y también me enojo que me rechazara o me ignorara mientras iba a ayudarle —además de que él me ayude a mí—. ¿Alguien habrá muerto? ¡Quizás murió la Dixon! Eso sería un peso menos de encima. Pero, sinceramente… no le deseo la muerte a nadie… o eso creo.

La pequeña Dixon. ~Chandler Riggs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora