Salí de casa antes de la hora del almuerzo, me vería con Gigi y sus padres para almorzar juntos y hablar ya que tenía algunos meses sin vernos personalmente. Pero debía hacer algo antes y por eso estaba en la correccional de mujeres.
JiMin se había quedado porque los chicos irían a casa, aunque él no sabía de mis planes, al menos no completamente.
Me encontraba en el patio de la correccional por la hora de visitas. Vi como de la puerta del recinto salió una mujer guardia, escoltando a una chica castaña. Llegaron hasta mi, y ella se dejó caer el banco de enfrente, la guardia se alejó no sin antes indicarnos que sólo teníamos diez minutos.
Me resultaba extraño ver a HyunJin sin maquillaje, el cabello arreglado o la ropa elegante que solía usar. Ahora tenía un uniforme gris al igual que las paredes de aquel lugar. Su cabello recogido en una coleta y su rostro reflejaba el cansancio que suponía despertar cada día estando tras las rejas.
Yo no había venido porque quería burlarme de ella o decirle que había obtenido su merecido. Vine porque así me lo pidió. Me sorprendió al principio recibir una carta con esa petición pero quería saber que era lo que tenía para decirme.
–Gracias por venir. –Dijo, mirándome a los ojos por un segundo y luego centrando éstos en sus manos. Parecía sentir vergüenza de que la viera de esa manera.
–No hay problema. ¿Cómo estás?
Noté que esa pregunta la tomó por sorpresa pero luego hizo una mueca.
–Intento sobrellevarlo, nunca te adaptas a estar en un lugar como este –respondió luego de unos segundos– Acassia yo... –vaciló por un instante, tomando una bocanada de aire– yo te pedí que vinieras porque creí correcto disculparme personalmente, le envié la carta a JiMin pero sentí que debía hablar contigo de esta manera. Al estar aquí adentro he tenido mucho tiempo para reflexionar acerca de como estuve viviendo mi vida, de las cosas que hice, de los errores que cometí –suspiró– yo debí hablar a tiempo y quizás así tu hermana no hubiese pasado por cosas tan horribles. De verdad lo siento mucho. –Me miró, sabía que hablaba con sinceridad sus ojos lo reflejaban, además de lo contrario, no se hubiese tomado el tiempo de escribirme.
La verdad es que me sentía mal por ella, su vida no sería la misma después de esto. A todos nos cambió con lo que pasó, para bien o para mal.
–Yo no te guardo rencor, en parte entiendo tu miedo y el como actuaste pero al final hiciste lo correcto aún si se trató de una persona importante para ti. Acepto tus disculpas. –Ella asintió, apretó los labios y varias lágrimas se escaparon de sus ojos.
–Me dolió mucho enterarme de todo lo que escondía HoSeok, él no era la persona que creció conmigo.
–Las apariencias engañan, Hyun –toqué una de sus manos, a lo que ella mantuvo la vista fija en ese gesto a la vez que se secaba las lágrimas– nunca sabrás que tan mal está una persona.
–¿Cómo estás tu?
–Bien, me siento bien ahora. He aprendido mucho a raíz de esto que pasó... –junté mis manos– yo también quiero disculparme, ya sabes por todo lo que pasó antes con respecto a JiMin y entre nosotras.
Ella se recostó de la silla y miró a su alrededor, antes de centrar su atención en mi de nuevo.
–Al pasar un tiempo aquí, me di cuenta que yo era una chica muy inmadura y superficial, le daba importancia a otras cosas sin relevancia –se encogió de hombros– lo de JiMin y yo habría terminado mal de alguna u otra manera y de verdad espero que sean felices, yo quiero lo mejor para él porque es una persona que vale mucho... Acepto tus disculpas igualmente. –Sonrió de lado.
–Cuando salgas de aquí espero que tu también puedas ser feliz. –Expresé sincera, tomó una respiración para retener las lágrimas que querían salir otra vez.
–Eso quisiera, a veces pienso que en cuanto salga empezaré una nueva vida pero al mismo tiempo me da miedo. Lo bueno es que mi familia está de mi lado.
–Confío en que harás las cosas bien, sólo tienes que ser fuerte, además cuentas el apoyo de tu familia que es lo más importante.
Ya no parecía la chica de aspecto cansado que salió por la puerta metálica, su semblante no era el mismo.
–Es muy raro esto, después de atacarnos constantemente en un pasado. –Rió por lo bajo.
–Creo que somos personas diferentes ahora. –Ella asintió estando de acuerdo con mis palabras.
El tiempo se acabó y ambas nos despedimos deseándonos lo mejor. Nunca imaginé que el tener una conversación con ella podría suceder, salí de allí sintiéndome bien. Pude notar que ya no era la misma, ella misma dijo que había reflexionado y se notaba. Se dio cuenta que nadie tenía las cosas por sentado y que la vida podía dar muchas vueltas.
No sabía si la iba a volver a ver cuando saliera en libertad, pero realmente esperaba que pudiera continuar con su vida y superar todo.
Después de estar algunas horas con SoMi, SeongSu y Gigi, decidí venir al super, en casa faltaban algunas cosas que había que reponer, además las chicas estaban de vacaciones por lo que nosotros nos encargábamos de todo.
Pasé por el pasillo de las frutas y reconocí a la señora Lee, quien fue una de las amigas estiradas de Anna.
Seguí mi camino escogiendo las frutas que iba a llevar y metiéndolas en la cesta que llevaba colgada en mi brazo.
Mi teléfono comenzó a sonar y vi que era JiMin, así que contesté.
–Park.
–Bonita, ¿te falta mucho?
–¿Acassia? –Escuché una voz a mis espaldas y cuando giré me encontré con la señora Lee y su gran sonrisa hipócrita.
–Espera un segundo, cielo –Le dije a JiMin y bajé el teléfono. –Hola, señora Lee. –Saludé, manteniéndome neutral.
–¿Cómo has estado? Supe que hace unos meses te habías ido del país, pensé que no volverías, ya sabes, con tantas cosas que dicen, sobretodo de esa relación tan poco natural que tienes con Park JiMin –hizo una mueca de desagrado– supongo que se les hace difícil seguir con sus vidas. Y Anna...
Dejé de escuchar lo que decía, contando mentalmente hasta diez y sonreí tan hipócritamente como ella.
–Como que si usted no fuera parte de las personas que no tienen otra cosa que hacer que meterse en la vida de los demás –su expresión se endureció de a poco– además es curioso que me dirija la palabra, pensé que no trataría con alguien como yo "tan falta de moral y valores" igual que mi madre, y discúlpeme que se lo diga pero debería ocuparse de seguir viviendo su vida perfecta donde engaña a su marido con el jardinero cada vez que éste sale de viaje o mejor aún seguir presumiendo a su perfecta hija quien no llegará virgen al matrimonio como le quiere hacer creer. Que tenga una buena tarde, señora Lee.
Me giré, dejándola con la palabra en la boca, caminando hasta salir del pasillo.
Lo que había dicho no era mentira, ella se jactaba de la infidelidad que cometía, la escuché varias veces cuando iba a casa, además que tenía a su hija en un pedestal, decía que era la chica más pura y buena de todas, siendo que después de una fiesta –a las que según ella no asistía– Jin la llevó a su apartamento y luego de eso siguieron viéndose por algunos días. Hasta que la chica no pudo seguir escapándose.
Recordé que JiMin estaba en la línea y volví a llevarme el teléfono a la oreja.
–Estoy aquí. –Hablé, mi voz salió un poco tensa porque estaba molesta.
–Bae eso fue... increíble. –JiMin soltó una risa. Creí que me diría algo como que me excedí un poco.
–¿Cómo se atreve a decir eso? Relación poco natural –chasqueé la lengua– nos amamos, nos entendemos y tenemos buen sexo ¿que más natural que eso?
Dos señoras que pasaron a mi lado me miraron escandalizadas pero ni les presté la suficiente atención.
–Ella no se refería a eso. –Percibí algo en su tono que no pude definir.
–Lo sé, pero es una mierda.
–Cálmate, bonita, entonces ¿ya vienes? –Cambió el tema.
–Si, en unos minutos salgo para allá. –Respondí más tranquila.
–Bien, nos vemos, ten cuidado.
Cortamos la llamada y yo pasé por un par de pasillos más, antes de ir a la caja para pagar.
Aún esperaba el día que dejaran de hablar de nosotros, algunos nos lanzaban tanta mierda que resultaba absurdo, JiMin y yo teníamos el nivel de moral más alto que, seguramente, todas aquellas personas. La señora Lee era una prueba de eso, es decir, no se cansaban de decir que yo estaba enferma por estar con JiMin, sino que ahora ambos los estábamos por seguir juntos. El asunto de "ser familia" no valía aquí.
Cuando llegué a casa, vi algunos autos aparcados.
Me había mudado a casa de JiMin, bueno, EunBi y yo. Ambas meditamos mucho el que hacer. Optamos por lo mejor para JiHwan en realidad, él no se quería ir a otro lado por ende JiMin no pondría a su hermano en una situación incómoda.
Yo no tuve problema en dejar mi casa, EunBi tampoco aunque no la venderíamos, aún pensábamos en que hacer con ella. Yo bromeaba con que ahí podría vivir ella y JungKook cuando se casaran.
Aún tenía mi apartamento e iba cuando tenía muchas cosas que hacer para la universidad, JiMin tenía prohibido ir si estaba ocupada porque me distraía mucho.
MinGi dejó de trabajar con nosotras y se fue con su familia a otra ciudad. Jen también dejó de hacerlo, ella y Jin comenzaron una relación, él la ayudaba a pagar su matrícula en la universidad, cosa que se negó muchas veces a recibir por mi parte, viven juntos y mi amigo parecía realmente enamorado. Aunque Jen ahora tenía un trabajo de medio tiempo, para tener la oportunidad de asistir a clases. Ella decía que no quería las cosas tan fáciles. La familia de Jin sorprendentemente la aceptó y eso era un alivio.
JungKook se quedaba con nosotros la mayoría del tiempo, éramos una familia. Sólo nos teníamos a nosotros, además de los chicos y Ellie.
Supuse que debían estar en el jardín, así que no entraría a la casa directamente, saqué las pocas bolsas del super. Escuché risas mientras andaba por el camino hacia el jardin hasta que los vi, incluido Ravi y su nueva conquista, reunidos en una mesa, bebiendo y hablando. YoonGi y Shua estaban en el área de la parrilla, el rubio tenía un delantal y una pinza en sus manos. Nos juntábamos casi todos los fines de semana.
–¡Cassie, al fin llegaste! –Gritó, mi mejor amigo y todos voltearon a verme. Los saludé, Ravi me presentó a su novia de la semana, la chica era muy linda y tierna, aún me preguntaba como le hacían caso a ese idiota.
Me acerqué a mi novio y lo besé, a lo que todos comenzaron a hacernos burlas, aún no lo superaban.
Me excusé por un momento para llevar las cosas adentro y además ver a Ji. Me sorprendió no encontrarlo en el salón de juegos con sus amigos, así que subí. Era sábado y ellos siempre venían.
Entré a la habitación de Ji, estaba en su escritorio con su ordenador, varios libros abiertos y algunas hojas,
–¿Esto es un sueño? –Llegué a su lado viendo lo que estaba haciendo. –¿Tu haciendo los deberes un sábado? Me sorprendes, pequeño.
–No me llames así, noona. –Se notaba su mal humor.
–¿Qué pasa?
–Estoy castigado.
–¿Que hiciste en las horas que no estuve?
Ji era un niño tranquilo la mayoría del tiempo, a veces se salía con la suya pero era un buen chico, tenía buenas notas en la escuela y se portaba bien allí. Aunque de vez en cuando había que presionarlo para que estudiara e hiciera sus deberes, podía distraerse con facilidad.
–Pues... hyung descubrió que estuve jugando a la consola en la madrugada y cuando desperté me dijo que tenía que hacer toda mi tarea aún si no tuviera que entregarla pronto, me quitó mi celular y mi nintendo, los chicos iban a venir hoy pero ahora no pueden porque estoy castigado. Llevo dos horas aquí sentado, y él sube cada diez minutos. –Refunfuñó.
Suspiré, ya había pasado otras veces el problemita con los videojuegos y JiMin lo había dejado pasar, claramente quería darle una lección ahora, yo estaba de acuerdo pero Ji me estaba viendo con ojitos de cachorro y que decir, ese niño podía conmigo. Tenía el mismo encanto que su hermano y podía predecir que en el futuro, llevaría a las chicas babeando por él.
–Sabes que hiciste mal –bajó la cabeza– ¿Cuánto te falta? –señaló las páginas del libro que tenía que completar, no eran muchas– Bien, hagamos algo, descansarás una hora –sus ojos se iluminaron– sólo una, yo trataré de que JiMin no suba, luego de que pase el tiempo vas a continuar hasta terminar, traje tu postre favorito pero cuando vea toda la tarea lista podrás comerlo, ¿de acuerdo?
–Si, si, noona, eres la mejor. –Me abrazó, reí revolviéndole el cabello.
–¿Sabes donde guardó tu nintendo?
–No.
Fui hasta nuestra habitación y encontré el nintendo en una de las gavetas, me aseguré de que fuera el de Ji, ya que JiMin tenía uno también, me devolví al cuarto de él y se lo di, volviendo a recordarle que tenía una hora para hacer lo que quisiera, si decidía jugar o dormir un rato.
Bajé y vi que JiMin venía en mi dirección.
–Justo iba a ver a Ji.
–Ah, estaba hablando con él pero no quise distraerlo mucho porque estaba muy ocupado con sus deberes. –Lo halé por el brazo hacia la cocina.
–Está castigado.
–Si, ya me dijo.
Lo solté y él se recostó de la isla.
–¿Crees que así aprenda la lección?
–Puede ser.
–Iré a verlo. –Se giró pero yo lo tomé rápido del brazo, otra vez.
–No tienes que subir a cada rato, Ji es un niño obediente.
–Cuando quiere.
Pasé mis brazos por su cuello, atrayéndolo a mi.
–¿Me extrañaste, oppa?
Él me dio una sonrisa ladeada por lo que había dicho, con sus manos en mis caderas me pegó de la barra.
–No me digas así, ya sabes lo que pasa. –Su voz bajó unos tonos, mirándome con intensidad.
Yo no solía usar esa palabra, a veces lo hacía con JiMin como juego.
–Si te extrañé –beso– mucho –beso– ¿cómo te fue? Hubiese querido ver a Gigi.
No estaba segura si decirle donde estuve antes, quizás en unos días más se lo contara o más tarde. No era que HyunJin fuera un tema prohibido entre nosotros, pero él ya había cerrado ese ciclo con ella.
–Bien, te mandaron saludos y Gigi también.
Asintió con una sonrisa y lo besé.
–¿Prefieren estar en la cocina besuqueándose como si no se hubiesen visto en años, a estar compartiendo con nosotros?
JiMin y yo nos separamos mirando al platinado.
–Rav, ¿no te cansas de joder? –lo miré con una ceja alzada– Le diré a tu novia que no se haga muchas esperanzas contigo, probablemente la dejes mañana.
Él me fulminó con la mirada.
–Me siento tan mal de que mi amigo esté con una víbora –negó con la cabeza– EunBi es un pan de Dios, y tu eres... tu.
–Maldito idiota. –Rodé los ojos.
–A veces pienso que ustedes se odian de verdad. –Comentó, JiMin, alternando la vista entre ambos. De verdad parecía estar analizando aquello, era tan lindo.
–Para nada... –Rav alargó un brazo y lo pasó por mis hombros– Cassie es como la hermana que nunca deseé.
–¿Gracias? Tu también me caes bien. –Le di con el codo para que me soltara, escuché un bajo "pequeña bruja" de su parte.
Después de eso los tres salimos con los demás a seguir disfrutando de la tarde, entre bromas, comida y bebidas. Logré que JiMin no subiera a vigilar a Ji, más de una hora, o algo así. Él ni sospechó de mi plan.
–Me gusta verte así de feliz. –Dijo, Jin, y le dio un trago a su cerveza. Ambos nos habíamos alejado un poco de los demás para hablar.
Ya había caído la noche y Tae ya estaba algo ebrio por lo que probablemente se quedaría a dormir aquí.
–Todo está marchando bien, aunque me han llegado mensajes de Gu, quiere hablar sobre lo que pasó y su padre pero la verdad es que me da igual si tenía conocimiento o no. No lo necesito en mi vida.
El padre de Gu, fue otro involucrado en el asunto de la red de tráfico y lo habían detenido hace poco. Según los mensajes, Gu no sabía nada.
–Supongo que siente culpa. –Comentó, y yo me encogí de hombros.
Miré hacia donde estaban los demás, riéndose y bromeando. JiMin se reía a carcajadas por algo y yo sonreí inevitablemente.
Escuché la risa de Jin y lo miré.
–¿Qué?
–¿Es muy tarde para decir te lo dije? –Pronunció con burla.
Él lo dijo desde un principio, que JiMin me terminaría gustando. Tuvo toda la razón.
–Te golpearé. –Advertí.
–De verdad me da gusto verte feliz con JiMin.
–Te quiero Jin, eres un buen amigo. –Lo abracé, cumpliendo con nuestro momento cursi, de mejor amiga y mejor amigo, del año.
–Lo sé –murmuró–, y te lo dije.
Lo empujé y el soltó una carcajada mientras yo lo dejaba atrás para regresar con los demás.
–¡Yo también te quiero, Cassie! –Gritó a mis espaldas.
–¿En que piensas? –Le pregunté, subiéndome a la cama junto a él.
Noté a JiMin un poco raro durante la tarde, algunas veces me miraba extraño, como si temiera a algo. Pero después hablaba y reía como todos, y no sabía como interpretar su comportamiento.
Los demás se habían ido, aunque Tae y JungKook se quedaron. Ya era tarde por lo que JiMin y yo ya íbamos a dormir, estaba peinando mi cabello cuando me di cuenta que JiMin me miraba desde la cama, pero en realidad no me veía. Estaba hundido en sus pensamientos.
–Creo que siempre cargo con este miedo de que alguien vuelva a lastimarte como... –HoSeok, a él no le agradaba hablar de lo que yo había pasado, creo que era más difícil para él que para mi–... y cuando esa mujer te dijo todas esas cosas hoy... cuando cortaste la llamada yo... pensé... no siempre podré estar a tu lado para defenderte... –hizo otra pausa, negó con la cabeza, parecía muy agobiado de repente– tengo miedo de no hacer lo suficiente por ti, tu siempre me ayudas y...
–JiMin, mírame –él lo hizo de inmediato, con su ceño ligeramente fruncido– soy fuerte, lo sabes, además no podemos vivir con el miedo de que algo pase, ya estoy cansada de eso –me incliné y dejé un beso en su mejilla– estamos juntos, todo está bien ahora.
No quería que se torturara con esos pensamientos, por lo que me acomodé sobre él para besarlo ahora en la boca, comenzó a acariciarme la espalda.
Me separé a los pocos segundos, y acaricié su mejilla.
–Estoy enamorada de ti, de como te comportas conmigo, de como me cuidas, eres especial, me tratas como si yo fuera un ser supremo o algo así –bromeé, haciendo que riera un poco. –Tu siempre me has ayudado, cielo, así que no pienses esas cosas.
–Eres tan importante para mi, bebé... eres... eres mi jodida reina. –Sus manos subían y bajaban por mis piernas. Sonreí, me gustaba que dijera malas palabras con ese tono tan suave con el que suele hablar. ¿Fetiche? Mmm, quizás.
–Soy tu jodida reina. –Murmuré, volví a besarlo.
Hizo que giráramos y ahora yo estaba sobre mi espalda, él entre mis piernas.
–Amo cuando dices cosas así de lindas. –Habló contra mi oído.
–Que linda manera de cortar el rollo, diría yo.
JiMin se reincorporó con una gran sonrisa burlona adornando su rostro.
–No lo creo. –Se quitó la camisa dejando todo su perfecto torso expuesto, lo acaricié con las yemas de mis dedos mientras me mordía el labio. Volvió a bajar para besarme y simuló una embestida contra mi centro, lo que ocasionó que se me escapara un jadeo.
–Te amo, cielo. –Susurré, contra sus labios, acariciando su cabello.
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¿Se esperaban una conversación entre HyunJin y Cassie? ¿Que opinan?
Espero les haya gustado, gracias por leer💜
Aún faltan algunos extras^^ De verdad me encanta escribirlos✨ Quiero seguir mostrando como avanza #Parssie c;