Mis padres al final no se iban de vacaciones, otro no tenía el billete, en resumen, un caos.
Mañana ya es sábado y bueno no sé si ir por fin al apartamento para cambiarme e ir al partido de béisbol, aunque no me apetece nada después de esos momentos con el chico, es un incordio, no lo aguanto. Tengo muchas ganas de irme literalmente de aquí.
-Estúpida mueve tu trasero y no te quedes quita aquí- me dice Bea, estoy sentada encima de ella porque se ha puesto a decir que me va a sustituir por un novio.
-No puedes sustituir a mi precioso trasero por un tío- la riño.
-Pues si te levantas no te sustituiré- contraataca ella.
-Mentirosa, quieres hacerlo, y mi trasero no se va a mover de aquí para que tu no dejes de disfrutarlo- le recrimino.
-Bollito mío levántate hermosa- dice haciendo circulitos con el dedo en mi brazo- que te quiero mucho mi bollito.
Voy a levantarme pero retrocedo, intento volver a donde estaba pero Bea me empuja y sale corriendo como si no hubiera un mañana.
Será traidora, esto no se hace.
-¡Vuelve aquí traidora!-salgo detrás de ella, la persigo por todo el apartamento hasta cazarla cayendo al suelo encima de ella-como te busques novio te mato pollito.
-Nunca bollito, ahora levanta a ver si vas a hacer que traspase el suelo- me tira hacia un lado y se sienta a mi lado- ¿Vas a ir al partido?
-No lo sé, pero tengo claro que no quiero volver a verle ni estar cerca de él- demasiado acosador y arrogante.
-Es un tío no puedes tenerle miedo tú- no le tengo miedo, le tengo asco.
-No quiero ni ir a mi apartamento menos al partido- pongo las manos en mi cara.
Sufro mucho. No quiero verlo. Ni saber nada de él. Es como una maldición. Pronto tendremos que ir a clase, levantarnos pronto, hacer deberes, incendiar profesores, romper mesas y demás...
No quiero volver, ¿Por qué todo tiene que ser tan incómodo y turbio? Solo falta un asesino en serie y que me muera. Lo que hay que ver, necesito literalmente un descanso de 3 a 4 años, esto es peor que un manicomio o un internado de monjas.
Llevo mucho tiempo sin saber nada de los demás fuera del apartamento de las chicas. Que poco sociable soy por favor. Un día de estos hasta me voy a morir de hablar con alguien de fuera.
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He pasado de mi móvil como si fuese lo que más odio en el mundo. Debería de volver a encenderlo para saber que pasa. Se enciende y al instante un millón de notificaciones llegan a mí.
Reviso de que son las notificaciones, más de mil llamadas de números que ni conozco, más de 10 mil mensajes.
¿Pero que tipo de locura es esta?
Instagram, twitter, whatsapp, spotify, tumblr, hangouts, todas las redes sociales.
Que miedo por dioh, creo que no estaría mal ir al apartamento a ver que tal, pero me da pereza. Pueden esperar. Aunque bueno, a lo mejor mis papas piensan que me han secuestrado, que sufran un poco.
Me duermo, al rato noto como algo frío toca mi piel, me da un escalofrío tras otro, y esto no me deja seguir durmiendo, muevo mi cuerpo y esa cosa fría se fragmenta en trozos más pequeños que empiezan a darme mucho más frío aún. Salto del sofá y me pongo de pie, joder son hielos, no puede ser se me han metido algunos en las bragas. Ay que frío joder, intento que salgan, me quedan dos, pero los jodidos no salen. Miro a mi alrededor, el suelo y el sofá lleno de hielos en cuadrados.
¿Pero de donde han salido tantos?
-¡¿Quién es la estúpida que ha apilado hielos encima de mi culo?!- se oye un estruendo en una de las habitaciones.
Llega Sara a ver lo que ha pasado.
-Juro que yo no he sido- dice asustada.
Reímos, seguro que ha sido Bea, maldita malparida. Me gustaría saber donde está porque esta señora se ha escapado para que no consiga asesinarla.
-¿Dónde está Bea?
-Me ha dicho que te diga que tienes que ir a tu apartamento a cambiarte porque vas a ver el partido.
¿Por qué? No entiendo.