Los Que Se Pelean ¿Se Desean?

Od ittsandre

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Sentir el calor de mi familia, coger en brazos al pequeño de la familia que, por miedo a volver a Barcelona... Viac

-PRÓLOGO-
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
-NOTA-
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
-NOTA-
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
-Nota-
Capítulo 56.
Capítulo 57.
IMPORTANTE
AVISO
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62.
Capítulo 63.
Capítulo 64.
Capítulo 65.
Capítulo 66.
Capítulo 67.
Capítulo 68.
Capítulo 69.
Capítulo 70.
Capítulo 71.
Capítulo 72.
Capítulo 73.
Capítulo 74.
Capítulo 75.
Capítulo 76.
Capítulo 77.
Capítulo 78.
Capítulo 79.
Capítulo 80.
Capítulo 81.
Capítulo 82.
Capítulo 83.
Capítulo 84.
Capítulo 85.
IMPORTANTE
Capítulo 86.
Capítulo 87.
Capítulo 88.
Capítulo 89.
Capítulo 90.
Capitulo 91.
Capítulo 92.
Capítulo 93.
Capítulo 94.
Capítulo 95.
Capítulo 96.
Capítulo 97.
Capítulo 98.
Capítulo 99.
Capítulo 100.
Capítulo 101.
Capítulo 102.
Capítulo 103.
Capítulo 104.
Capítulo 105.
Capítulo 106.
Capítulo 107.
Capítulo 108.
Capítulo 109.
Capítulo 110.

Capítulo 41.

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Od ittsandre

Bella.

-¿Entonces la firma de libros está confirmada?- pregunto a Jess que está al otro lado de la barra de la cocina.

La chica había venido a primera hora de la mañana para informarme de los viajes que haríamos en Marzo y Abril y, para mi suerte y la de Max, en quince días volvería a España.

Suelta una carcajada.- ¡Qué si!

Max y yo nos miramos, sonreímos.

Jessica termina el café de su taza ya que, tras recibir su llamada en la que decía que vendría media hora a vernos y así confirmarme los viajes, había ordenado la parte de abajo de la casa y había preparado café y tostadas para desayunar.

-Bueno, chicos. Os tengo que dejar que tengo que ir a la editorial a trabajar y ya llego tarde.- da dos besos a Max despidiéndose y se acerca a mi.- Nos vemos la semana que viene en la librería del centro, ¿vale?- besa mi mejilla.

-Ahí estaré.- digo divertida.

La chica sale de la cocina. Hoy estaba realmente guapa con ese vestido rosa.

-¡Escribe mucho en la novela!- grita mientras abre la puerta de la entrada.

-¡Lo haré!- grito riendo.

Lo cierto es que estas semanas con Max, me habían servido de mucho y es que cada noche, me quedaba hasta las cuatro de la madrugada escribiendo dos capítulos como mínimo.

Aún así, lo bueno se acababa hoy. Max se iba al mediodía, después de comer y ojalá puediese quedarse el resto de su vida aquí, a mi lado como había echo estas dos semanas.

-¿Sabes qué?- pregunta Max mientras deja su taza en el fregadero. Levanto la mirada para que responda y este continúa hablando.- Tienes que prepararte rápido porque vamos a pasar fuera lo poco que me queda aquí.

Frunzo el ceño.- ¿A donde quieres llevarme?

Se encoge de hombros y sonríe.- Sorpresa.

Le miro con cara de pocos amigos. Los dos reímos.

Termino el café que quedaba en mi taza y la dejo en el fregadero junto a las otras dos tazas.

-Voy a cambiarme pues, las tazas pueden esperar.

Subo los escalones de dos en dos para llegar antes a la habitación. De camino a la habitación, veo como la maleta de Max está ya cerrada en la entrada y resoplo. Ojalá no se fuese.

***

-¿Como piensas que vamos a ir si yo no sé a donde quieres llevarme?- pregunto a Max mientras bajo las escaleras con su maleta.

-Se me olvidó comentarte que hoy conduzco tu coche.- dice divertido.

Le miro mal.

Dejo la maleta pegada al borde del recibidor que hay en el salón y cojo las llaves del coche que hay en el interior de una especie de bandeja rosa.

Sonrío.- Todas tuyas, retrasado.- le tiro las llaves.

Cojo mi bolso que estaba en el sofá desde que llegamos de la cena "romántica" de anoche y de nuevo, cojo la maleta de Max.

-Cuando hoy quieres quedar como buena anfitriona llevándome la maleta hasta el coche...- Max ríe.

Suelto una carcajada mientras salgo de casa.

-¡Idiota!

-Sino fuese que este idiota te gusta demasiado...- cierra la puerta principal de la casa.

Me quedo quieta justo donde está la puertecita de la entrada del recinto de la casa y cojo varias piedras pequeñas del suelo.

-¡Max!- digo para llamar su atención.

El chico se gira con su preciosa sonrisa y le lanzo todas las piedras de una en una.

***

Max.

Hora y media conduciendo. Hora y media conduciendo para estar dos horas viendo como Bella disfrutaba como una niña pequeña, el lado que más me gustaba de ella.

Miro por el rabillo del ojo a Bea. De la manera en la que miraba por la ventanilla, seguramente James tendría razón cuando me dijo que ella no había pisado esta zona de Londres ya que era vieja y como ella decía, no había tenido el suficiente tiempo como para ver todas las zonas de Londres.

-¿Te gusta?- pregunto sin apartar la mirada de la carretera.

-No me puedo creer que haya visto tan poco de Londres en casi dos años.- dice en un suspiro.

-Deberías permitirte más libertad.

Ríe.- El problema de tener todo lo que te gusta...

-Mentira.- vuelvo a mirarla y sonrío.- No me tienes a mi.

Bella rueda los ojos.- A veces, y solo a veces, te mataría.

Meto el coche por el desvío que iba al pueblo que me había dicho James en el que todos los años durante esta semana, hacían una feria con una gran pista de hielo y puestos de diferentes tipologías en los que según el chico, había algodón de azúcar de diferentes colores.

En un par de minutos, encontramos una especie de urbanización en la que dejar el coche aunque no nos correspondiese. 

Bella sale del coche y maldice la hora en la que escogió venir con ropa tan fina.

-¡Hostia, se me olvidaba!- dice caminando hacia el maletero del coche.

En cuanto salgo del coche, sigo a la chica hasta el maletero y para cuando llego, veo como de un pequeño "cajón" del maletero saca una cazadora blanca que de primeras, era más grande que ella.

Suelto una carcajada.- Con esa cazadora no se te ve.- hago una pausa y continúo.- Por cierto, ¿por qué cojones tienes una cazadora y más cosas de invierno en ese cajón?

Saca un gorro del cajón.- La primera vez que viajé a una pequeña ciudad que hay en la otra punta de Londres fue en mi coche y tuve tanto frío que decidí llevar una cazadora, un gorro, una bufanda y unas deportivas siempre por si viajaba a un lugar de Londres en el que hiciese frío y pues... Aproveché que este cajón no tenía nada para meter todo esto.- se encoge de hombros y ríe.

-Juro que algún día te llevaré a un psicólogo.- digo al mismo tiempo que la chica se pone el gorro.

Suelta una carcajada. Niega con la cabeza.- Ya he ido el año pasado y paso de volver a contarle mis desgracias a un desconocido.

-¿Has ido a un psicólogo durante el primer año que viviste aquí?- pregunto sorprendido. Lo cierto es que me había sorprendido que alguien como ella, que estaba en contra de contarle los problemas más personales a un desconocido, pasase un año haciéndolo ya que además de eso, le costaba demasiado hablar de los problemas.

Ríe.- No te rayes, no he ido todos los meses.- saca unos cuantos billetes junto con su DNI de la cartera y tras coger su móvil, cierra la puerta del maletero.- Simplemente, no tuve un buen año porque te echaba de menos a ti, a mi hermano, a los chicos... Y a veces, lo único que quería era coger un avión y volver a Barcelona para olvidarme de todo el estrés y poder estar con vosotros.

-¿Tus padres lo saben?- es lo primero en lo que pienso.

-Pues claro que no.- dice divertida.- La verdad es que eres el único que lo sabe y porque ahora mismo, no necesito contarle todos mis problemas a una persona que no conozca.

-¿Sabes qué es lo peor? Que yo también tuve que ir al psicólogo y lo cierto es que nadie lo sabe.- confieso.

-¿Por qué tuviste que ir?- pregunta mientras caminamos hacia la salida de la urbanización.

-Estaba demasiado confuso y antes de volverme loco, preferí hablar de ello con alguien que no me conocía de nada.

-Ah.- se limita a responder.

Durante el trayecto hasta la salida de la urbanización, los dos caminamos en silencio, de la mano pero sin decir absolutamente nada.

-¿Por qué no me llamaste si estabas tan mal?- digo rompiendo el silencio.

-Preferí no saber nada de ti después de que no aparecieses en el aeropuerto.- hace una pausa y continúa.- Pero igualmente, había momentos en los que necesitaba saber como te iba todo y le preguntaba a alguien.

-Yo también hice eso.- hago una pausa y continúo.- Algún día, quizás sepas el motivo más importante de por que no aparecí ese día, por que no vine contigo... Pero de momento, es mejor estar así.- aprieto su mano más fuerte y esta sonríe.

***

-Amo demasiado este lugar.- dice Bella mientras sujeta una bola de algón de azucar rosa en su mano derecha y en su mano izquierda, una bola de algodón de azucar azul.

-Sabía que te gustaría.- doy un mordisco al algodón de azucar rosa.

Sorprendentemente, desde que habíamos llegado era la tercera vez que le compraba dos bolas de azucar y aunque lo negase, estaba convencido de que quería comer una de cada color.

-¿Y si te quedas a vivir en Londres y así nos podemos quedar aquí todo lo que queda de día?- me pone ojitos.

-¿No quieres ver como me gradúo después de tanto tiempo?- coloco mi brazo detrás suya abrazándola.

-Bueeno.- dice alargando.

-Pase lo que pase hasta ese mes, tienes que jurarme que vendrás si o si a ver como recojo mi diploma.

Besa mi mejilla.- Lo juro.

Durante diez minutos, mientras caminamos hasta la gran pista de hielo que ya habíamos visto en el primer paseo que habíamos dado por la zona, ayudo a que Bella termine las dos bolas de algodón de azucar.

-Queríamos dos pares: uno del treinta y siete y medio y otro del treinta y nueve.- dice Bella al chico que nos ha atendido.

-Os los traigo ahora.- el chico se da la vuelta y entra en una especie de armario.

Poco después, aparece con los dos pares de patines y mientras pago las entradas para patinar, Bella se lleva los patines hasta los bancos de madera que hay.

-Ni esperas por mi.- digo divertido en cuanto llego junto a Bella.

Bella ríe. Me lanza un beso y deja sus deportivas a un lado.

Suelto una carcajada.- Bueno, eso compensa algo mi dolor porque no me hayas esperado.

En cuanto terminamos de atar los patines, nos levantamos y caminamos como gilipollas hasta la pista de hielo.

-Parecemos gilipollas.- digo agarrándome al borde del cristal que rodea la pista de hielo.

-Yo lo parezco, tu lo eres.- ríe.

Le miro mal. Los dos reímos.

Bella entrelaza nuestras manos y a continuación, empieza a patinar rápido como si yo no me fuese a caer en cualquier momento.

***

-¡Venga, una foto!- grita la chica al mismo tiempo que patinamos.

En cualquier momento, Bella dejaría de tener móvil ya que llevaba media hora patinando como si la vida se le fuese en ello mientras grababa vídeos en los que hacíamos el tonto (lo que solíamos hacer).

Me abrazo a ella haciendo que paremos por un momento después de pasar esta última media hora sin hacer ningún tipo de pausa y gracias a que Bella se agarra al cristal, no nos caemos.

Los dos ponemos diferentes caras para tener varias fotos y en cuanto terminamos, Bella le pide que nos haga una foto a una mujer que se encuentra cerca nuestra con su hija.

-¡Gracias!- dice con una voz muy dulce al mismo tiempo que le entrega el iPhone.

La mujer se coloca delante nuestra para hacer la foto. Bella se abraza a mi y los dos sonreímos a la mujer.

-¿Os hago alguna más?- pregunta la mujer sin moverse.

Bella asiente con la cabeza.- La última y dejamos que siga con esa niña tan bonita.

La mujer sonríe.

-Cógeme.- dice Bella.

La miro con el ceño fruncido. Suelto una carcajada cuando se sube en mi regazo como sino estuviésemos en una pista de hielo sobre patines y la agarro fuerte para que no se caiga.

-Intenta que no nos caigamos.- susurra mientras la mujer nos hace la foto.

-No te prometo nada cuando bajes.- digo para meterle miedo en el cuerpo.

La bajo con el mayor cuidado para que no se caiga y, en cuanto la mujer le devuelve el móvil y la chica le da las gracias por segunda o tercera vez, empieza a patinar como lo hacía durante esta media hora.

Me gusta demasiado ella y la manera en la que parece libre patinando...- pienso siguiéndola con la mirada.

***

Bella.

-¿Pues sabes qué? No me da la gana llevarte al aeropuerto.- digo en un tono de indignada.

En vez de conducir el coche hacia la entrada del aparcamiento del aeropuerto, continúo recto hacia la rotonda que hay a cinco minutos. Tan solo quería meter miedo a Max ya que nos sobraría tiempo en el aeropuerto y quería reírme de el una última vez antes de que volviese a Barcelona.

-¿Qué cojones haces?- grita mirando por la ventanilla como dejamos atrás el aeropuerto.- ¡Da la puta vuelta o perderé el avión!

Suelto una carcajada.- No, no.

En cuanto llegamos a la rotonda, doy la vuelta a esta hasta meterme en el desvío izquierdo de la rotonda.

-¡Ah, no! ¡Qué no es por aquí!- grito riendo.

Doy la vuelta al comprobar que no viene ningún coche. En cuanto vuelvo a girar alrededor de la rotonda, me meto en el desvío derecho de la rotonda haciendo que Max ruede los ojos.

-Te vas a cagar como pierda el avión.- dice serio antes de echarse a reír.

-¡Ahí, que por aquí tampoco es!- grito divertida.

-Ya está, te mato.- ríe.

Esta vez, cuando doy la vuelta a la rotonda, me meto por el desvío en el que se encuentra el aeropuerto.

Tras dar cuatro vueltas por el aparcamiento con la intención de tocar los huevos a Max, estaciono el coche en una plaza cercana a la entrada del aeropuerto.

-Sigo diciendo que podrías quedarte una temporada a vivir aquí.- digo al mismo tiempo que cierro la puerta del maletero.

Max me abraza. Sonrío sin separarme de su pecho y muerdo mi labio inferior, empezaban a entrarme las ganas de llorar.

-Venga, enana.- nos separamos pero entralaza nuestras manos y no puedo evitar sonreír por ello.

***

Una mujer llama desde megafonía a todos los pasajeros que viajan a Barcelona recordando que el vuelo saldrá en breves y me abrazo a Max.

-Te quiero muchísimo, enana.- dice abrazándome.

-Te quiero, te quiero y te quiero.- le abrazo fuerte y siento como una lágrima corre por mi mejilla.- En nada iré a verte.- digo contra su pecho.

-Solo quince días y volvemos a estar juntos.

Nos separamos. En cuanto Max ve como una lágrima corre de nuevo por mi mejilla, pasa su mano por esta para secarla.

Deposita un beso en mi mejilla.- No seas tonta.

-Sabes como me pongo en las despedidas.- río.

Suelta una carcajada.- Tengo que irme ya o entonces no perderé el vuelo por dar vueltas a una rotonda.

Los dos reímos.

-Buen viaje, llámame en cuanto llegues al aeropuerto.- le abrazo y beso su mejilla.

-Y que me vaya con solo un beso en la mejilla...- dice divertido agarrando su maleta.

Sonrío.- Se supone que es un secreto.

Me mira. Sonríe.- Te echaré de menos.- besa mi mejilla y se aparta.- Te llamaré cuando llegue al aeropuerto.

Veo como Max camina hacia la puerta de embarque y cuando este deja la maleta en donde iba y camina hacia mi, frunzo el ceño.

-¿Qué coño vas a hacer? ¡Qué vas a perder el avión!- grito divertida.

-Me niego a volver a Barcelona solo con un maldito beso en la mejilla.- dice antes de acercarme a el y besarme.

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¡Holaap! ¿Qué taal? Bueno, ya sé que llevo muchísimo sin escribir pero ya os he dado todos los motivos en el anterior capítulo y bueno, tengo bastantes borradores escritos solo que hasta que no me convencen, no los subo.

He ido a Madrid (como sabeis los que me seguís en mi cuenta de Instagram) y he escrito bastantes capítulos así que intentaré subir otro capítulo el domingo o antes.

Muchísimas gracias por lo de siempre, los votos, los comentarios, las leídas, por vuestro cariño, por seguirme en las redes sociales... por todo porque entro todos los días en Wattpad y aunque no lea muchos mensajes, leo los comentarios de las novelas y en serio, sois geniales.

Hoy he pensado en publicar un capítulo por el día del Orgullo Gay y aunque no sé cuando será, lo publicaré porque como sabeis, yo soy bisexual y sé que muchas/os de los que me leeis, también lo sois. Además, algunos de vosotros (con los que he hablado) me habéis contado en cierto momento como se lo toman vuestros padres y vuestras historias sobre ello y me gustaría que el resto, si quiere, me la contase y hablar con vosotros un rato.

Dato Importante: A PARTIR DE HOY A LA NOCHE, CAMBIARÉ EL NOMBRE DE MI CUENTA POR ittsandre COMO EN EL RESTO DE MIS CUENTAS EN REDES SOCIALES.

Os dejo mis cuentas:

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Blogger: ittsandre

Muchísimas gracias :)






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