Erick
El cabello de Gabrielle en mi cara me levanto. No sé ni que hora era, busque mi celular y tenía varias llamadas perdidas de Hunter. Salí de la habitación para no levantarla. Llame de vuelta a mi mano derecha, veamos que ha resuelto.
— ¿Que encontraste, Hunter?
— Información que no le gustará, señor. Luego de la hora de almuerzo estaré allá, para asegurarme de que nadie me sigue.
— Perfecto, que uno de los hombres quede pendiente de la casa, seguro llegara todo lo que compro Gabrielle ayer para reponer todo. Contrata a alguien para arreglar la casa de Gabrielle.
— Estoy en eso, señor. ¿A que hora llega la familia?
— 3 de la tarde, yo te estaré avisando.
En estos momentos, muero de hambre y no se cocinar. Y tampoco puedo sorprender a Gabrielle porque todo se me quemaría. O nos quemaríamos nosotros porque no se que hacer en una cocina. Le pedí el favor a Francesco de que comprara comida en IHOP. Se que a mi chica le gusta.
Subí y ella seguía durmiendo, mejor me daba un baño para ponerme a trabajar desde acá. Lo que me había dicho Hunter no salía de mi cabeza. ¿Por qué no me gustaría la información que tiene que darme? ¿Que más serio que esto? Es imposible.
El suave tacto en mi espalda me hizo asustarme pero al voltear me encontré con el rostro aún adormilado de mi chica. Así se veía tan hermosa. Explore su cuerpo sin que se diera cuenta... Joder. Ella no es como las demás. Además de tener un gran físico, es tan inteligente, y tiene una actitud que deja claro que no cualquiera podrá más que ella. Pero lo mejor de todo es que es toda mía.
— Odio que te levantes y te vayas enseguida, nunca te quedas en cama conmigo.
— Nena, un hombre como yo tiene que ganarse la vida.
Cuando intente darle un beso, mordió con fuerza mi labio haciéndome soltar un gemido. ¿Con que así quiere jugar? La tomé por las piernas y quedo encima de mi, el agua cayéndonos, dejando su cabello en su espalda y sus senos maravillosamente enfrente de mi. Comenzó a besarme desesperadamente, haciéndome pegar a la pared, o si no ya estuviéramos en el piso con un hueso roto. Presione el botón que tenía la bañera y comenzó a llenarse, con ayuda de la ducha. Seguro nos inundábamos aquí.
Lentamente nos sentamos, igual ella quedando encima de mi y tan juguetona como ha sido siempre. Aunque tiene ese carácter bien jodido, detrás de ella hay una persona con sentimientos y un corazón grande. Y jamás pensé que sería toda mía. Antes era un mujeriego al cual no le importaba nada ni nadie, y desde que ella llego, no he querido ver otra chica que no sea ella. Solo pienso en ella.
Y si, esto es amor. Eso es lo que siento por ella. No había sentido esto por Barbara, mi felicidad con Gabrielle era totalmente diferente a lo que yo le decía felicidad antes. Le puso sentido a mi vida. Y ya no soy el mismo hombre que era meses atrás. He cambiado. Ahora soy serio. Responsable. Y aunque a veces mis acciones me llevan a perderla, siempre haré lo correcto para que vuelva a mi lado. Ella vale la pena. El amor, las horas, el tiempo. Todo. Por ella dejaría todo. Y no me importa si me vuelven a lastimar, ella merece saber lo que siento.
— Te amo – Susurre.
— ¿Que dijiste? – Sus ojos se abrieron, como si no pudiera creer lo que dije.
— Que te amo, Gabrielle Anastasia.
Se acomodó y comenzó a darme el triple de besos, su sonrisa está vez era mucho más grande. ¿Cause eso en ella? Agarro mi rostro con ambas manos y me miró fijamente.
— Pensé que jamás lo dirías. Yo también te amo, Erick.
La bese como si no hubiera un mañana y mientras el agua nos caía, hacíamos el amor como dos personas que estaban locamente enamoradas. Y así me siento yo con ella. Siento que soy el verdadero Erick. Siento que no tengo que seguir fingiendo.
Luego de un exhaustivo baño «y que Gabriella era quien no quería detenerse» desayunamos los pancakes y luego pasamos directo a la cama. Está vez, a dormir. Le tenía una sorpresa que no sé si le gustaría. ¿Y si lo que había logrado con el te amo lo arruinaba al ver lo que haría? Esperaba y no. Se acomodó más en mis brazos y su cuerpo desnudó rodeaba mi cuerpo. Es que quiero tenerla así para toda la vida.
Gabrielle
Una vez más, me levante sola. Y desnuda. Es que luego de la gran mañana que tuvimos... Y su confesión. Pensé que jamás lo diría. Y le salió tan natural. No me lo esperaba. Este hombre si que sabía cómo robarse mi corazón. Escuche risas que venían de la parte baja de la casa. ¿Acaso alguien más sabe de esta casa? Busque la ropa que estaba en la maleta y ya no había nada, Erick se había encargado de arreglar todo en un closet. Agarre un vestido blanco largo, de esos que utilizó cuando no tengo ganas de vestirme y baje. Jamás espere conseguirme con eso.
— ¿Papá? – Pregunté anonadada.
Enseguida apareció mamá, mi hermana y mi cuñado. Mi pequeño sobrino corrió directamente hacia mi y se escondió en mis piernas. ¿Que coño hacen aquí mis padres? Luego de lo sucedido con mis hermanos, no es que tengo ganas de verlos.
— ¡Gabyyyyyy! – Mi hermana me salto encima y me lleno de besos.
— ¿Que hacen aquí?
— Erick nos contacto cuando hubo el segundo ataque... Se que Dracovic está detrás de todo esto y te aseguro que destruiré su vida.
Papa se veía jodidamente furioso y me daba miedo así. Rara vez se molestaba de esta manera. Mire a Erick de una manera que se que quiere meterse debajo de las piedras.
— Hija, entiende que nos preocupamos por ti. Jamás pensamos que el sería capaz de algo así.
— Lo se mamá, pero desde Rusia podían decirme todo esto.
Erick está vez me miró mal. Me hizo señas y me llevó hasta la cocina, dejando a mi familia sola en la sala. Su cara era de decepción.
— Gabrielle, se que tienes problemas con tus padres por lo de tus hermanos... Pero no puedes tratarlos así porque se preocupan por ti. Eso no es un delito.
— ¿Los llamaste sin decirme? ¿Es eso justo?
— Son tus padres, Gabrielle. Si es necesario llamarlos cuando tengas una gripe, lo haré.
Eso dio justo en mi corazón. Pero igual seguía molesta. Me di la vuelta y camine hacia la sala. No me quedaba de otra que fingir estar contenta. Aunque no me sentía así. Ellos me mintieron por muchos años. Y cuando quise buscarlos, ellos no me dieron su apoyo.
— No solo vinimos por eso... Pequeña, la semana que viene es tu graduación. Obviamente estaremos allí para ti.
¡Mi graduación! La olvide por completo. No tenía ni vestido. Está situación de que me quieren matar no me ha dejado pensar en eso. Y la de mis hermanos tampoco. Erick se sentó junto a mi pero sin decir nada. Todos mantenían una conversación alegre sobre mi día especial pero yo no decía nada.
Tocaron dos veces la puerta y luego Hunter atravesó la puerta con dos hombres más y fue como si hubiera sido una catástrofe. Mamá se levantó y enseguida llevo su mano a su boca, y papá parece que hubiera visto un fantasma. No entendí. ¿Que sucede? ¿Que significa Hunter o alguno de esos dos hombres?
— ¿Xavier? – Pregunto mamá con miedo.
Hunter fijo su mirada en mamá y por un momento creí que sus ojos se saldrían. Mamá exploto en lágrimas y papá solo la abrazaba. Hunter se acercó con paso decidido y la tomo en sus brazos, abrazándola dándole besos.
— Pensé que habías muerto... – Mamá susurraba.
— Y yo pensaba que te había perdido, mi pequeña Jess. Pero no es así. Aquí estoy, hermana.
¿Que carajos acaba de decir? ¿Hermana? ¿Hunter el guardaespaldas de mi novio es mi tío? Maldición. Más complicada no puede ser mi vida. Explote en llanto yo también. No entendía que sucedía en mi vida que todo me estaba pasando así.
Mis hermanos. El ataque de Dracovic. Casi muero. Ahora descubro que Hunter es mi tío. ¿Que falta? ¿Que Vanessa no sea mi hermana o que yo sea adoptada? Quería estar sola y asimilar todo lo que estaba sucediendo ahora en mi vida.