CAPÍTULO 9

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Mis pies dolían y la cabeza ni se diga, pero al menos ya estábamos en el hotel. La fiestecita en el yate estuvo divertida y más con los anhelo de Erick, me hicieron la noche con sus bromas y anécdotas de mi jefe de pequeño. Hunter se ubicó en su habitación y yo entre en la otra seguida de Erick. Quería dormir y sé que mañana tendríamos que levantarnos temprano para las reuniones. Que mal me sentía, el mundo giraba. Y ni había tomado. Dos copas de champán. Me quite los tacones y me senté rápidamente en la cama, subí el vestido y puse mi cabeza entre las piernas. Si me movía, moría. Que horrible es esto.

— Gabrielle. ¿Que sucede? – Enseguida tenía a Erick a mi lado.

— Nada... – Apenas y pude decir.

— Mírame Gabrielle.

Cuando alce mi rostro, el de el se descompuso. ¿Tan fea estaba? Veía doble su rostro. Quería vomitar. Y el corazón me latía rápidamente. Sentía el sudor caer a mi espalda desnuda. Y sus ojos es lo último que vi.

Erick

— ¡Gabrielle! – No alcance a gritar cuando la vi desplomarse en mis brazos.

Mierda. ¿Que coño sucede? Llame a Hunter para irnos al hospital más cercano. ¿Que sucedía con ella? ¿Como sé si estaba enferma de algo? Busque su teléfono para ver si podía llamar a alguien de su familia. Pero ya cuando estuviera en el hospital y me dijeran que tiene específicamente.

Al llegar al hospital, explique lo que pude en alemán y enseguida se la llevaron en una camilla a emergencias. Tenía un doctor y una enfermera encima de ella tomándole el pulso y colocándole vías. Y sentía que mi corazón se me iba a salir. ¿Y si es algo grave? No sé nada acerca de ella... Menos mal que su teléfono no tenía clave y logre entrar a las llamadas. Dios. ¿Que hago ahora? Revise el historial hasta que encontré un número con el nombre Vane Sokolov y la llame. Me imagino que es su hermana. O su mamá. Dios.

— ¿Gabrielle? ¿Que sucede para que me llames a esta hora? – Una voz joven adormilada.

— Buenas noches. No es Gabrielle, es Erick, su jefe. Ha sucedido algo.

— ¿QUÉ? ¿QUE SUCEDIÓ? – Gritó y entro a la desesperación.

— Llegamos de un evento y sin razón alguna, se desmayo. Comenzó a sudar y tenía mucha fatiga, ganas de vomitar. Estaba pálida. La he traído al hospital central de Múnich.

— ¡Mi Dios! Erick, con todo respeto y perdona que te llame así. Desde pequeña, Gabrielle tiene ciertos problemas de salud. Su tensión sube y baja, la azúcar sube, su corazón deja de latir o late de más, le da dolor de pecho, y causa desmayos. Aún no encontramos la razón.

— ¿Y que hago? La tienen en emergencias y no me dejan entrar.

— Tienes que esperar Erick. ¿Hace cuanto que se desmayo?

— Ya tiene 20 minutos así... ¿Es grave?

— Mucho... Un desmayo dura mínimo 5 minutos, nunca dura tanto.

Seguí hablando con la hermana de Gabrielle que era muy agradable hasta que una enfermera salió, y me reconoció por llegar con Gabrielle en los brazos.

— Está estable. Le haremos exámenes de sangre y varios exámenes del corazón. ¿Tienen algún seguro en Alemania? ¿Son de aquí?

— Ella es de Rusia y yo de Estados Unidos. ¿Como haríamos?

— Pagarían los exámenes, medicamentos y todo lo que se le haga en emergencias.

En estos momentos no me interesaba saber que tenía que pagar, quería verla a ella, saber a qué está bien. Y no me dejarían verla hasta dentro de 1 hora que terminen los exámenes. Esto es una tortura.

A las dos horas, más bien, me dieron noticias de ella. Estaba estable pero dormida y quedaría unas horas más en observación hasta que den lo resultados de los exámenes del corazón y poder irnos. No es necesario quedarse. Le envié un mensaje sobretodo lo que me dijeron a su hermana y enseguida guarde su número en mi teléfono, por emergencias. Gabrielle debería de comprarse otro teléfono, en este ni se lee por lo roto que está.

— Señor, su esposa ha despertado. Puede pasar a la habitación. Es la numero 5.

Que incomodo eso de mi esposa... Años que no escuchaba algo parecido. Camine y detrás de mi venía Hunter. Al entrar, estaba acostada con la mirada fija en una esquina de la habitación con la ropa que la clínica le colocaba. Aún no se había percatado de mi presencia.

— ¿Como te sientes? – Se sobresalto y volteo a mirarme.

— Cansada. Y me duele el pecho – Hizo una queja de dolor – Disculpa... No esperaba que esto sucediera. Al llegar a Miami, me haré cargo de lo que se gaste aquí y lo pagaré.

— Gabrielle. No pagaras nada, ahorita lo que importa es que estés bien. Por cierto, llame a tu hermana de tu teléfono. Le he contado todo.

— ¿Por que hiciste eso? ¿Sabes todo lo que se preocupa ella? Es capaz de venir desde Rusia.

— Lo se. Ella merece saber, no tiene que saber que estás o estabas enferma ya cuando estés en una maldita tumba. – Hable con fuerza y molesto –

Gabrielle no dijo más nada, sólo se acomodó dándome la espalda. Mierda, le hable muy fuerte... Pero debía de entender. No siempre puede ser la niña grande y creer que no tiene familia o que su familia no se preocupa por ella.

A las horas la dieron de alta y pudimos retirarnos, con todos los exámenes que le habían hecho para que su médico de toda la vida pudiera observarlos y llegar a la conclusión de que es lo que tiene. Gabrielle se veía cansada, y su rostro nada más demostraba que se sentía más que mal, peor que mal. Y sentía que mi corazón se iba a salir al verla así. Al montarnos en el auto para irnos al hotel, comenzó a cabecear hasta quedarse dormida en mi hombro.

Gabrielle

Tenía un calor sofocante y un dolor de cabeza que en cualquier momento moriría. Cuando intente levantarme de la cama, voltee a ver lo que me detenía y tenía a mi jefe durmiendo junto a mi, con su brazo rodeando mi cintura. El nada más tenía un pantalón de pijama y sin camisa. Mientras que yo estaba vestida con una pijama de el, mierda, seguro no encontró mis pijamas. Vi la hora y eran las 10:30. Llegaríamos tarde a las reuniones.

— Erick... Erick despierta. Llegaremos tarde a las reuniones.

Se estiró un poco y abrió los ojos. Hasta recién levantado era guapísimo. Sentía que todo el cuerpo me temblaba. Que no me mire así que me derrito.

— Buenos días. ¿Como te sientes? – Pregunto e ignoro lo que le había dicho.

— Me duele la cabeza, nada más. Iré a bañarme y vestirme para las reuniones.

— Cancele las reuniones y las pospuse para mañana. ¿Crees que iría a una reunión y te dejaría sola aquí luego de la noche que pasaste? Estás loca. Si mañana te sientes bien, asistiremos a las reuniones, si no, haré las reuniones vía Skype desde la habitación.

— Esto es importante, Erick... No puedes faltar así como así.

— Tú eres importante, Gabrielle. Y claro que puedo. – Se levanto y antes de seguir al baño se volteo – Arréglate sencillo, comeremos y conoceremos Múnich. Pero nada más un rato. Tienes que descansar.

Mi corazón no dejaba de latir rápidamente y yo no salía de mi asombro.... "Tú eres importante, Gabrielle." Eso movió todo en mi, un cosquilleo me invadió y se que seguro tenía una sonrisita estúpida en el rostro. ¿Que me estaba haciendo este hombre? Pero es mi jefe... A lo que esto de los viajes acabe, volvemos a la realidad... Cada quien a su lugar.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon