CAPÍTULO 31

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Erick enviaba mensajes constantemente y no respondía ninguno. En cada mensaje reflejaba lo mucho que me extrañaba. Pero el me había alejado de su lado y yo no podía hacer nada más. Me enamore de el. Lo amo. Y el simplemente me alejo. No lo vería cuando viniera a Rusia. Ya yo no estaré aquí. Compre los boletos a dos destinos nada más, tal vez luego comprare para conocer otros lugares. Mi familia ya sabia. Solo dije que era un tiempo para mí. Un respiro.

Intenté ir a donde vive abuela y por parte de papá nada más recibí que está de viaje. Sé que ella estaba aquí pero me ocultaba todo. Tarde o temprano yo conocería a mis hermanos. Y ellos vivirán aquí. Quieran o no. Luego de dejar a mi sobrino con mi cuñado, fui hacia el centro comercial. Quería pasear un rato. Compre algunas cosas, para mí la ropa nunca es suficiente. Compre un batido y escuche mi nombre. Nadie sabe que estoy aquí. Voltee y todos mis miedos se juntaron una vez más.

— ¡Gabrielle! – Mierda, es Dracovic.

— Dracovic, hola.

— Estás preciosisima. Pensé que no estabas en el país.

— Mejor ni pienses en mi – Solté de golpe.

Como de costumbre, el estaba con miles de guardaespaldas. A el si que no le fastidia. Su padre lo había tenido como con 5 guardaespaldas desde pequeño. Nada más su presencia, me molestaba, quería que se fuera de mi vista.

— Me tengo que ir, hasta luego Dracovic.

— ¿No puedes hablar conmigo? – En su voz se escuchó cierta maldad.

— No. Tengo cosas que hacer, Dracovic. Luego nos vemos.

— Pronto nos veremos.

Camine lo más rápido alejándome de el. Sentía que cerca de el, corría peligro. Salí del centro comercial y maneje hacia mi casa. Pensando en que si Erick hubiera estado allí, no sé que habría pasado. El es extremadamente celoso. Y sé que se pondría como una fiera. Mientras manejaba recibí una llamada de Antonella y la atendí vía mando del auto.

— Gabrielleeeeee – Su típico chillido.

— Antonella, chillas mucho.

— Es porque te extraño y te quiero ver ya – En su voz se escuchó tristeza – ¿Y si voy a Rusia a verte?

— No me quedaré en Rusia, te prometo que nos veremos pronto Anto... No desesperes.

— Siento que pronto es mucho tiempo. ¿Has hablado con Erick?

— No... ¿Por qué? – Pregunté con cierto miedo.

— Nena... Ese hombre se volverá loco si no sabe nada de ti. Loco de verdad. Me llama todos los días para saber si yo he hablado contigo. ¡Imagínate que también llama a Louis! Y a Joe. Pero los tres negamos todo.

— No me interesa, que llame a Pepe el grillo si le da la gana. No hablaré con el.

— En el fondo de tu corazón, sabes que si quieres hablar con el.

Si es verdad... Si quiero. Pero no lo dejare jugar conmigo una vez más. Lo mejor es que el este por su lado y yo por el mío.

— Envíale un mensaje y le dices que estás bien, así sea solo eso. Por favor. No sabe nada de ti, me dijo que hablo con tu papá pero que el no le dijo si tú estabas allí o no.

— Lo se nena, yo estaba ahí cuando hablaron. Y si le hubieras escuchado la voz... Tal vez me extraña, pero no cambia lo que hizo.

— Se que eres muy difícil... Pero piensa primero si vale la pena todo esto. Por favor, Gaby. Luego hablamos, voy a salir con mis padres. Te amo.

Tal vez Antonella tenía razón, tal vez. Pero no se de que servía hablar con el si no diría lo que yo quiero escuchar. Si se asustaría cuando yo le dijera que lo amo y que me enamore de el. Y jamás olvidaré la última conversación que tuvimos. Tengo un poco de culpa por ocultarle las cosas e incluso aceptar ser su novia sin decirle nada en ese momento, pero jamás olvidaré sus duras palabras. Y todo lo que causaron en mi.

Erick

— ¡No me dijiste que se había ido a Rusia! – Le grite a Joe – ¿Que clase de amigo eres?

— Tú la lastimaste. ¿Crees que te diría dónde está? No hermano, lo siento.

— La lastime, lo sé. Pero no cambia que quiero estar con ella, Joe.

Que molesto estaba. ¡Todos sabían que ella se se fue a Rusia y me lo ocultaron! Por la llamada de su papá fue que descifre que se había ido. Hasta ese momento, creí que estaba aquí pero me evitaba. Y no, se ha ido a Rusia. No sé con quién está. ¿Y si está con ese chico que su hermana mencionó una vez? ¡Maldición! Los celos me comen vivo. Si llamo a su hermana, tal vez me insulte porque ya sabe todo. Le enviaré un mensaje... Tal vez conteste.

«Rossie te extraña. ¿Tú a ella no? Pero no te extraña más que yo.

Que conteste, por favor. Necesito que me diga así sea idiota. Pero que me diga algo. Los minutos pasaban y no recibía su respuesta.... Joe nada más me miraba. Y quería partirle la cara por ocultármelo. Pero se que el la cuida y eso tal vez me calma un poco. Tal vez, nada más. No me concentraba bien en el trabajo por pensar en ella. En las reuniones ni hablaba porque nada más ella está en mis pensamientos.

Mi familia preguntaba por ella, y al saber que una vez más yo lo había arruinado, por poco me matan. Todos le quieren un cariño grandísimo a Gabrielle y sé que mamá la había aceptado como mi novia. Y estaba feliz por eso. Más de una vez me habían dicho que ella es la indicada, que con solo notar como me mira, me quiere realmente. Y yo no pude decirle que la amo. Que se quedara conmigo. No puedo ni imaginar lo idiota que soy. Porque es imposible.

Una vez más, llame y llame a su teléfono... Solo desvía mi llamada. Quiero escuchar su voz por unos minutos. Quiero dejarle claro que la extraño, que quiero verla, sea aquí o en Rusia. La reunión con su padre será también una muy buena excusa para verla y estar con ella. Y está vez, poder decirle lo que siento.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora