CAPÍTULO 6

293K 12.4K 2K
                                    

Hoy partíamos a España, la semana paso rápido... Pero es que en tanto trabajo, como no se me irían tan pronto los días. Hoy comenzaba mi viaje de trabajo que al mismo tiempo sería una pequeña aventura para mí. Debo de admitir que estoy un poco emocionada, pero al mismo tiempo sé que todo será trabajo y no tendré respiro alguno. Había pasado toda la noche ordenando maletas, y con Antonella en casa haciéndome compañía. Esa fue la peor decisión de mi vida porque habla como un loro. Y a mi me provoca asfixiarla.

Estábamos en el jet privado de la empresa, y era algo incómodo porque nada más me iba con mi jefe. Pensé que alguien más de la empresa nos acompañaría y no. Un poquito ilusa yo.

— ¿Conoces Madrid? – Me pregunto.

— No. Lo más cercano que he estado a Madrid es cuando fui a Zahara de los Atunes. A una despedida de soltera – Reí.

— ¿En que parte queda eso? ¿Como es? Realmente no conozco mucho de España.

— Queda en Cádiz. Sus playas son buenísimas.

— Si tenemos tiempo libre, podemos ir. Llegamos en la tarde a Madrid y tenemos una cena con dos proveedores.

Iba anotando en su agenda todo lo que me comentaba sobre lo que haríamos en Madrid. Si que tenemos trabajo, pero es algo normal. Cuando una empresa de tal magnitud cambia de dueño y presidente, todos los que están vinculadas a ella quiere conocerlo para saber si seguirá siendo lo mismo, si su confianza seguirá siendo igual. He aprendido bastante por mi papá. Creo que se sentiría orgulloso de mi. Me acomodé más en el asiento hasta que el sueño me gano.

~

España, Madrid.

— Gabrielle... Hemos llegado. – Escuche la suave voz de mi jefe en mi oído.

— ¿Tanto he dormido?

— Todo el viaje. – Me sonrió.

Nos bajamos juntos del jet y esperamos a que la camioneta que Erick había alquilado llegara. El chofer que también era guardaespaldas estaba más atrás de nosotros con las maletas. No sabía que estaba haciendo tanto calor, Dios. Me quite la chaqueta y mi espalda desnuda quedo a la vista por la camisa de tirantes tan fina que tenía.

— Ay, señorita Gabrielle. Usted está revelando así como que mucha piel. – Su mirada me examino completamente.

— Hay como que mucho calor. – Dije seductoramente.

— Yo también lo note. Vamos.

Nos montamos en la camioneta que había alquilado mi jefe, era una Jeep como la mía pero más grande. Una Commander. Me encanta. Su chofer luego de montar las maletas, se montó y luego nosotros. Ninguno de los dos decía nada. Saque mi teléfono pero luego recordé que tengo que comprar una línea mientras esté en Europa.

Llegamos al hotel y me encargue de registrarnos, qué raro el jefe y sus hoteles de lujo. Pero era realmente hermoso. Eran en total tres habitaciones. Le entregué la llave a mi jefe y a su chofer. Subimos por el ascensor y el silencio era totalmente incomodo. Las tres habitaciones quedaban una al lado de la otra.

— A las 8 saldremos a la cena, es formal. Cuando toque la puerta, es que nos vamos.

Hunter dejo las maletas dentro de mi habitación y con una sonrisa amigable, se retiró. Acomode todo dentro de la habitación que creo yo y era del tamaño de mi casa en Miami. Busque lo que me pondría y decidí darme un baño largo, eran las 6. Tenía dos horas para arreglarme el cabello y maquillarme.

Mi cabello quedo liso, me hice un maquillaje digno de la ocasión y luego me vestí. Me encantan estos pantalones. Me hace figura. Creo yo que esto está bien. ¿O le pregunto a mi jefe? Dios.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora