CAPÍTULO 51

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Aterricé en Miami y los gritos de mi mejor amiga casi hace que nos saquen del aeropuerto. Louis estaba allí sosteniendo globos que decían "bienvenida" y flores. Que guapo mi mejor amigo. Ojalá me hubiera recibido así mi Erick. Entre abrazos y besos, poco logre hablar con Anto. Pero hoy mismo quería hablar con Erick, teníamos que solucionar esto. No podíamos dejar que todo se arruinara.

Aunque no había frío en Miami, el clima estaba perfecto y la Navidad ya se sentía. Muchas luces, adornos y árboles por todas partes. Y gente haciendo compras locas y apuradas. Eso me recordaba que no tenía regalo para nadie.

Llame a la asistente de Erick «que por cierto, aún la odio» y efectivamente el estaba allá. Joe aún no llegaba a Miami. Que desespero. Quería solucionar esto ya. Sentía unas mariposas en el estómago que más bien parecían rinocerontes.

Antonella me dejo en la empresa y fue a comprar almuerzo para ambas mientras yo solucionaba mis problemas con Erick. Subí hasta el piso donde estaba su oficina y todos me miraron extraño. Acomode mi vestido blanco pegado y mi chaqueta de cuero, tenía unas botas hasta las rodillas como si aquí hiciera un frío como el insoportable en Rusia. Pero no había tenido tiempo de ir a casa a cambiarme. Además de que parte de mis cosas aún estaban en casa de Erick. No sé que haría con eso. Camine hasta su oficina y abrí la puerta sin importarme si estaba ocupado o no.

Al frente de mi, solo logre ver una cabellera extremadamente larga y rubia. Y Erick del otro lado del escritorio. La chica volteo y sentía que la conocía, que la había visto antes. Tenía unos ojos grises y estaba vestida seriamente. Como si fuera empresaria o algo así. Una sonrisa se dibujó en su rostro. ¿Y está bruja que? ¿Cree que somos amigas o que? Erick se levantó y se notaba nervioso. Y camino hacia mi.

— ¿Que carajos haces aquí? – Susurró.

— ¿Quien es ella? ¿Y por qué estás tan nervioso?

La rubia «bien fea, por cierto» se levantó y movió sus desfiguradas caderas hacia mi. ¿Quién es está bruja y que se cree? ¿Una miss? Ni cuerpo tiene. Sostenía un maletín y una carpeta llena de papeles. No me interesa si hacía negocios con Erick. Tiene cara de bruja. Y de tucán también. Por esa nariz tan grande.

— Luego nos vemos, Erick – Le dio un beso muy cerca del labio. Si seguía así, le arrancaría las extensiones. Y le rompería la nariz de tucán.

— Hasta luego, Hilvana. Después continuamos la conversación.

Es que hasta el nombre es feo. Bruja, tucán y con nombre feo. No se en que pensaban sus padres seriamente. Me vio de pies a cabeza y su sonrisa se borro.

— ¿Puedes retirarte ya o tengo que llevarte hasta los elevadores? – La obstinación se notaba en mi voz.

Erick abrió los ojos como si hubiera dicho una barbarie y la bruja-tucán no me miro más a los ojos. Simplemente salió y cerró la puerta. Gloria Dios. Erick me dio la espalda y comenzó a caminar hacia el ventanal de su oficina.

— ¿Entonces? Dime de frente lo mismo que me dijiste por teléfono. ¿Con quien es que te estoy engañando?

— ¡Por dios, Gabrielle! – Pego un manotazo al escritorio – ¿A quien quieres engañar? Llevabas un tiempo engañándome con Joe, que nunca me di cuenta ni lo pensé fue por estúpido. Por amarte.

— ¿Y tienes pruebas? ¿O te lo imaginaste?

Las lágrimas ya querían salir. Pero antes quería meterle una cachetada porque la rabia ganaba en estos momentos. Tenía los sentimientos mezclados. Busco unas cosas en su laptop y luego la volteo hacia mi. Me acerqué para verlas mejor.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Where stories live. Discover now