CAPÍTULO 27

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Que clase de resaca tan fastidiosa tengo. La fiestecita con mis amigos fue, un poco salvaje... Y que Erick pasara toda la noche buscándome porque no sabía en qué discoteca estaba, hizo que mi noche fuera más divertida aún. Si vivo es de milagro. No había tomado tanto así. Mi hermana se sorprendió al verme tan borracha pero solo se reía. Estoy joven, tengo que disfrutar la vida. ¡Viva el alcohol y las fiestas! Eran las 3 de la tarde y apenas iba levantándome. Dormí en la otra habitación de mi casa con Antonella. Ella es el chicle que se me pego y no me dejo volver a caminar. Comenzó a sonar mi teléfono y se quejó porque no la dejaban dormir. Erick. Mi corazón comenzó a latir rápidamente.

- ¿Donde carajos estás metida? - Gruñó.

- Durmiendo. ¿Por qué? ¿Que sucede?

- ¿Como que por qué? ¡No sé nada de ti desde ayer en la tarde que te deje en casa! Cuando volví no estabas ni estaban tus cosas. Pase toda la maldita noche buscándote. Y nadie, ni mi mejor amigo me quiso decir dónde estabas.

- Eso te pasa por ser tan idiota. ¿No crees?

- No me digas así, Gabrielle. ¿Podemos vernos? Por favor - Susurró.

Admito que me encanta cuando suplica. Y me encanta más aún verlo tan preocupado por mi. Mi chico tan gruñón como siempre. Pero aún no lo perdono.

- ¿En tu casa?

- Sí. Te espero aquí.

Deje a Antonella durmiendo y me bañe para quitarme el olor a alcohol y para tener mejor aspecto. Mi cabello estaba vuelto un desorden de cuando Joe decidió lanzar una cerveza mientras bailábamos y toda me cayó justo a mi. La borracha y yo pues. El que me huela cree que me bebí toda la cerveza del mundo. Como en casa no estaba mi familia porque habían ido de compras, logre vestirme en mi habitación.

Le deje un mensaje a Antonella de que más tarde volvería y tome camino a casa de Erick

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Le deje un mensaje a Antonella de que más tarde volvería y tome camino a casa de Erick. Ciertamente estaba nerviosa por lo que me diría pero al mismo tiempo sé que seguro se portaría como todo un idiota. Lo conozco muy bien. Entre a su casa y el no estaba por allí, Hunter me recibió con una sonrisa y me dijo que el "señor" se encontraba en su oficina. Camine con paso decidido hasta allí, y estaba con el ceño fruncido viendo algo en la computadora. Al verme, se levantó y camino hacia mi.

- Hola - Susurró - Que bella estás.

- Gracias. Tú no te quedas muy atrás. ¿Estabas haciendo ejercicios?

- Si, 1 hora de gimnasio y 20 minutos en la piscina. - Presumió sus músculos.

- Te ves bien con ropa deportiva.

El me abrazo, como si sintiera que yo me fuera a ir... Algo le pasaba y no quería decirme. Por teléfono estaba molesto pero en persona está totalmente diferente. Me dio un beso que me dejo tonta y luego simplemente me sonrió. Que extraño está.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora