CAPÍTULO 44

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Me levante buscando a Erick en la cama y no estaba. Eran las 12, Dios, si que he dormido. Me levante y fui directo al baño para quitarme el mal sabor de la boca y poder lavarme el rostro. El moretón estaba mucho más grande y la herida de la cabeza se veía aún más. ¿Acaso esto amaneció peor?

El desayuno estaba listo y el desorden seguía intacto. Busque a Erick y estaba en su oficina, centrado como el típico empresario. Ni cuenta se dio de que yo había entrado, me acerqué a su silla y se asustó al sentir mi toque.

— Buenas tardes, guapa – Me sentó en sus piernas – Pensé que dormirías hasta más tarde.

— No pude, alguien decidió dejarme sola en la cama.

— Trabajo que hacer, y tengo que ir más tarde a la comisaría a arreglar este desorden. ¿Que harás hoy?

— No lo sé, no me siento bien.

Su cara no tenía expresión alguna, por más y sus palabras fueran suaves. Sé que estaba preocupado. Me acomodé en su regazo y sus ojos se fijaron en los míos.

— Si no te hubieras defendido así... Posiblemente estarías muerta – Susurró – Y tal vez yo también.

— Sin mi a tu lado, estás indefenso – Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro.

— Por eso jamás te irás de mi lado.

Mi corazón en cualquier momento se saldría... Escuchar eso... ¿Es una confesión de amor? ¿Acaso Erick así me está confesando lo que siente por mí? Me abrazo más fuerte y comenzó a darme pequeños besos, pero su rostro seguía intacto. Esa pequeña sonrisa había desaparecido.

— Estoy aburrida, limpiaré ese desastre.

— Todo quedó hecho trizas, pocas cosas que tenía se pudieron recuperar. Necesito comprar nuevos muebles y toda decoración que lleva una casa. ¿Lo harías mientras yo trabajo?

— ¿Que yo elija todo para tu casa? – Pregunté sorprendida.

— Si, mi amor. Tú no tienes mal gusto y básicamente vives aquí.

¡Wow! Jamás espere eso. ¿No es eso lo que hace una pareja recién casada? ¿Y básicamente vivo aquí? El me veía fijamente esperando una respuesta de mi parte y de mi no salía nada. No esperaba que la relación avanzará tanto así. Al punto de que ya dice que básicamente vivo aquí.

— Está bien, lo haré. Iré con Antonella.

— Que ella no elija, cariño – Puso cara de trauma – A veces es un poco... Como decirlo... Exagerada y loca.

— ¡Erick! – Lo reprendí y comenzó a reír – Es mi mejor amiga, no digas eso.

— Pero igual sabes que está un poco loca – Sus carcajadas retumbaban – Te acompañarán Tyler y Daniel, son los nuevos agentes de seguridad. No tengas límite para gastar, mi amor.

Rodee los ojos ante eso. Una vez más, perros guardianes. ¿Hasta cuando? No me quedó de otra que aceptar, sé que no me dejaría salir sin ellos. Le envié un mensaje a Antonella avisándole todo y comencé a vestirme para salir. Erick tenía algunas revistas guardadas de donde había comprado las mayorías de las cosas cuando compro esta casa, eso me ayudaría.

Los perros guardianes estaban fuera esperando en el auto, Erick ya les había dado las instrucciones de a dónde iríamos, y que no dejarán que nadie se nos acercará excepto que estrictamente nosotras lo conociéramos. Me siento una niña de diez años, esto lo viví con papá hace mucho.

-

— ¡Ya escuchó las campanas De la Iglesia! – Antonella si que estaba emocionada.

— Solo dijo eso. Ni me dijo que me amaba ni que nos casáramos, sinceramente eres muy exagerada.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora