CAPÍTULO 43

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Erick

El sonido de vidrios rompiéndose me levantaron. Gabrielle dormía tranquilamente a mi lado. ¿Que será ahora? Me coloqué el mono y mientras iba bajando, iba prendiendo las luces. El jarrón de la mesa estaba roto, los cuadros caídos y el mueble ligeramente roto. Escuche un respiro y atrás de mi estaba Gabrielle, medió adormilada. Tenía su pijama puesta. Asomo su rostro y al ver cómo estaba todo, se asusto.

— ¿Erick, que sucede? – Se aferro a mi como lo haría una niña pequeña.

— No lo sé, nena. Sube a la habitación y enciérrate.

— ¿Estás loco? No te dejaré aquí.

Me tomó por la mano y bajamos juntos. Las lámparas estaban rotas, el televisor también. ¿En que momento hicieron todo esto que no lo escuche? Dios mío. Si esto es obra de Barbara o de Elliot, estoy poniendo a Gabrielle en mucho peligro. Agarre el teléfono de la casa y llame a Hunter para alertarle la situación. La parte de su habitación está alejada de las de nosotros y la sala. Seguro no escucho nada.

— Si es que la zorra ya duerme aquí – Barbara salió de mi oficina, estaba toda demacrada. Flaca, con el cabello hecho un desastre y el maquillaje por toda la cara – Pensé que no irías tan rápido con ella.

— ¿Que coño haces aquí? – Solté sin que me quedara nada por dentro, solo sentía odio por ella.

— Ya pueden entrar, muchachos – Hablo a través del teléfono y entraron tres hombres – Amárrenlo a el, de ella me encargo yo.

Los tres hombres que eran altos y extremadamente fuertes me agarraron, por más y hubo forcejeo no lo logre. Son más que yo y el doble de músculos. Gabrielle se veía indefensa, no había tanto miedo en su rostro pero no sé que harían con ella. El miedo me atacó a mi.

Barbara se acercó a ella y le dio una cachetada que por un momento sentí que Gabrielle quedaría sin rostro. Al intentar dar el segundo golpe, mi chica no se dejó y golpeó aún más duro a Barbara.

— Me tomaste desprevenida, pero eso no quiere decir que no se defenderme.

En un abrir y cerrar de ojos, Barbara intentaba atacar a Gabrielle y ella no se dejaba. Joder, es que mi chica está bien entrenada. Está no era la típica pelea de mujeres algo así, ni jalones de cabello ni nada, algo mucho más serio. Jamás pensé ver esta faceta de Gabrielle. Cuando Barbara intentó dar otro golpe, Gabrielle la tomó por el brazo haciendo que todo su cuerpo terminara contra la mesa de vidrio. Barbara no se levantó más ni abrió los ojos. Joder. ¿Se murió?

— ¿Quieren terminar con ella? – Le pregunto a los tres hombres que me estaban viendo.

Los tres hombres sacaron las armas y está vez, Gabrielle si se veía indefensa. Al intentar levantarme, Hunter apareció apuntándolos. Gabrielle logró desarmar a uno de los hombres y no les quedó de otra que soltar las armas. ¿Ella de donde tiene todo este entrenamiento? Por amor a Dios. Jamás había visto una mujer defenderse así.

Gabrielle comenzó a hablar en ruso y los hombres hablaban también. Mierda. ¿Son de Rusia? Esto no era formulado nada más por Barbara. Aquí había más gente involucrada. Y no quiero pensar lo peor.

— Dracovic ha enviado sus hombres – Agarro uno de los revolver y los cargo. ¿Piensa matarlos? – Con un susto, dirán quién fue la mente maestra en esto.

Apuntó a uno de sus hombres y fue así como logró sacarles información. Hunter se encargó de amarrarlos y a Barbara también, mientras llegaba la policía. Yo parecía la mujer en la relación. El miedo me tenía dominado. Cuando logre sentarme junto a mi chica, note que parte de su cara estaba sangrando, y tenía el pómulo lleno de hematomas. La pelea con Barbara aunque la gano ella, la dejo un poco golpeada.

— Hunter, ven por favor – Grite y enseguida mi mano derecha apareció – Necesito que le cures esto a Gabrielle mientras hago unas llamadas.

— Estoy bien, Erick. Es solo un rasguño.

— Ya hable, Gabrielle. Quédate con el, tengo trabajo que hacer.

Gabrielle

Erick desapareció entre el desorden de la casa y no sé a dónde se dirigió. Hunter como pudo me cargo y me llevó hasta la cocina, busco el botiquín y comenzó a curar la herida que sangraba en mi cabeza. Y si que era sería.

— No te frustres, el siempre es así. Cuando siente que no tiene el control de la situación. Por cierto, señorita. ¿Como hizo usted para defenderse?

— Años entrenando artes marciales y también defensa personal. Papá siempre quiso que mi hermana y yo nos dedicáramos a aprender eso.

— ¿Sabes disparar un arma? – Pregunto con mucho interés.

— Si, también se pelear con espadas y se manejar arco y flecha.

— Su papá si que le preocupaba su seguridad, señorita.

El tono en que dijo eso no me gusto para nada. Sé que era mucho y que papá tal vez pudo ser un poco excesivo, pero no tenía nada malo. ¿O si? Nunca está de más saber cómo defenderse sin tener que depender de un hombre o un policía. Mi hermana tenía la ventaja de que Anton es militar, en cambio yo no.

Hunter se desapareció por unos minutos y luego vi entrar a varios policías, estaban sacando a los hombres y luego sacaron a Barbara, quien se rehusaba a irse. Pedía a gritos hablar con Erick. La señora Gales apareció y al verme se asusto bastante, no me he visto en un espejo. Me preparo un té y se sentó junto a mi mientras los policías terminaban de ver la escena y Erick aparecía.

Luego de terminarme el té, me levante y subí hacia la habitación para darme un baño. Sentía el cuerpo pesado, me dolía la cabeza y toda la cara. Esto me dejo agotada. Y jamás espere llegar a esto. Mucho menos espere que Dracovic colaborará con esto. ¿De donde el y Barbara sacaron contacto? He pensado en tantas cosas y siento que me dará algo si sigo pensando así.

— ¡Gabrielle! ¿Donde estás? – Escuchaba los gritos de Erick que venían desde el pasillo.

— En la habitación.

Termine de secar mi cabello y me senté en la cama, el entro todo desesperado. Al verme, se calmó un poco y enseguida fue directo a besarme. ¿Que paso que se puso así? Sus ojos estaban extremadamente abiertos, como si algo sucediera.

— ¿Que paso Erick? – Lo obligue a sentarse junto a mi.

— Al salir y ver que no estabas, entre en pánico. Pensé que te habías ido o ellos te habían llevado, luego los vi en las patrullas y entre en pánico una vez más.

En sus ojos se veía claramente el miedo. Me senté encima de el y lo abrace lo más que pude, el escondió su rostro en mi cuello y su respiración estaba agitada. Luego de unos minutos así, me cargo en brazos tipo nupcial y me acostó en la cama.

— Iré a despedir a los policías y luego vendré a acostarme contigo. Descansa, no te ves nada bien.

Me dio un beso y luego salió. Vi el reloj que había junto a la cama y eran las 5 am. Tenía razón, no me veía nada bien. Y tampoco me sentía bien. Tape por completo mi cuerpo y me acomode más pegada al lado de Erick, huele a su perfume y así quién no duerme feliz.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Where stories live. Discover now