CAPÍTULO 42

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El sol estaba dando justo en mis ojos, Erick no había cerrado las cortinas anoche. Y yo sentía que quería matarlo. Que sueño tan terrible tengo. Me voltee con la intención de buscarlo y su lado de la cama estaba vacío. Mire el reloj y eran las 9. Nos dormimos casi a las 5. ¿Y ya el se levanto? Me puse la camisa que tenía anoche y un pantalón de pijama, y baje. Olía delicioso. En la cocina estaba la sra Gales.

— He hecho waffles, omelette, tocino y frutas. ¿Está bien para usted o quiere algo más?

— Está más que bien, Sra Gales. Gracias. ¿Dónde está Erick?

— En su oficina. Ya ahorita les avisare para desayunar.

Camine y la puerta estaba entreabierta. Estaba todo sudado y hablando por teléfono. Se veía agitado. Entre y al verme, sonrió de una vez. Tranco el teléfono y me jalo hacia sus piernas.

— Me gusta como te ves cuando utilizas mi ropa.

— Lo sé. ¿Por que tan agitado? – Me dio un beso y luego me seque su sudor.

— Estaba haciendo ejercicios, nena. ¿Desayunamos? Le pedí a Stella que hiciera Waffles con Nutella para ti.

— Hizo todo un menú. Vamos a comer, muero de hambre.

Nos sentamos a comer y disfrutar de todo lo delicioso que la Sra Gales había preparado para nosotros. Erick comía despacio para verme comer a mi. Ahora cada vez que estoy comiendo, me mira en exceso.

— ¿Que pasa Erick? Ayer tampoco me dejabas de ver mientras comía.

— Tú hermana me hizo prometerle que si no comías bien y tenías otro desmayo, me mataría. O haría algo mucho peor, que me dolería aún más. Quiero cumplir esa promesa.

Comencé a reír y el solo me veía serio. Mi hermana es capaz de eso y más. No solo por ser doctora se toma en serio mi salud, si no que sabe muy bien lo que sucede cuando no como bien.

Luego del gran desayuno que tuvimos, y si que comimos bastante. Me hizo ducharme con el, quería que saliéramos. Eso no es normal en el pero bueno. Me dio una bolsa y luego entro a su gran closet a vestirse.

— ¿Iremos a la playa? – Pregunté a ver lo que contenía.

— Si nena, arréglate.

Me coloqué el traje de baño y arriba un vestido que de suerte y me tapaba. ¿Realmente el había comprado esto? Porque sé que odia que me vista así. Salió del closet con una bermuda gris, una camisa blanca y sus típicos lentes.

— Primero muero antes de que tú salgas así, cámbiate.

No me había visto bien cuando apareció su voz gruesa. Lo vi fijamente y tenía el ceño fruncido y la boca era una línea fina. Solo le falta echar espuma por la boca.

— Tú lo compraste Erick. ¿Por que te molestas?

— No esperaba que te quedará tan corto.

Luego de varios besos, no le quedó de otra que aceptar. Guarde todo lo que necesitaba en mi cartera, y Erick sentado en la cama viéndome. A veces parezco la mamá.

Hunter iba manejando, Erick en su teléfono por razones de trabajo y yo intentando entenderlo. Ni por un día logra desconectarse de ese mundo. Sé que es el jefe y todo eso, pero ni por un día. Y me frustra.

Llegamos a la playa, la cual no estaba tan llena como esperaba. Erick bajo mi cartera y luego estiró su mano para que bajarme del auto. Enseguida, bajo mi vestido y luego pasó la mano por mi cintura.

— Ay, pero que celoso. – Le di un beso y luego pase mis brazos por su cuello.

— Esos imbéciles te están mirando mucho. Quieren lo que es mío.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora