CAPÍTULO 20

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Al otro día, desayune feliz con mis padres y me tocó «una vez más» cuidar a mi pequeño y terremoto sobrino. Todos trabajaban y no dejarían a Alek con una niñera. Eso nada más sucedía cuando yo no estaba aquí y en algunas ocasiones, lo cuidaba la mamá de mi cuñado. Menos mal que ya el año que viene comenzaba el preescolar. Si no, mi hermana se volvería loca. Estaría un rato con Erick antes de que fuera a conocer unas posibles empresas que lo ayudarían a expandirse en Rusia. En parte, eso me enorgullecía un poco porque aprovecharía su tiempo aquí por trabajo. Se que si su papá lo viera, estaría orgulloso al igual que yo. Después de bañarme y bañar a Alek, fue algo extraño bañarnos juntos pero no me importaba porque es mi sobrino. Me vestí y luego a el, definitivamente todavía no quería ser madre. Esto no es fácil. Acomode a mi sobrino en el auto y maneje hasta el hotel.
Al llegar, agarre a Alek en brazos y subí hacia la habitación de Erick, quien se sorprendió al verme con mi sobrino en brazos.

— ¿Tenías un hijo en Rusia y no me dijiste? – Se hizo el sorprendido y luego se rió – Hola nena. ¿Es tú sobrino no?

— Si, el es Alek. – Me dio un beso y entre a su habitación.

— Hola pequeño – Erick le sonrío y mi sobrinito alzó su pequeña mano e hizo lo mismo.

— Toco cuidarlo hoy, todos trabajan y no lo iban a dejar con una niñera estando yo aquí.

— Tranquila nena, entiendo. ¿Que haremos hoy?

Como solo tendríamos unas dos horas juntos antes de que el se fuera a todo lo que debía de hacer de trabajo, decidimos quedarnos en la habitación a ver algo, Alek se quedo dormido y acaparó media cama. Por lo que no no quedo de otra que acostarnos en el mueble que era igual de cómodo. Pidió algo de comida a la habitación y comenzamos a ver una película de Disney que a mi me gustaba. Erick nada más se reía de mi.

— Pareces una niña – Se colocó encima de mi, aprisionando mis brazos por encima de mi cabeza.

— ¿Que intentas hacer, Erick?

— Esto, nena. – Comenzó a besarme.

Su lengua atacó la mía y sentía un calor en mi. No me dejaba respirar pero aún así seguía besándome. Y yo no quería que se detuviera. Comenzó a subir mi vestido con una de sus manos y con la otra aún sosteniendo mis brazos. Dios mío no, mi sobrino estaba a metros de nosotros.

— Erick... Erick no. Está mi sobrino aquí.

— Nena, está dormido – Sonrió pícaramente.

Realmente mi sobrino no nos veía porque la cama estaba un poco lejos y estaba profundamente dormido, pero era incomodo. Erick siguió besándome, sin piedad. Tenía aún mis brazos sujeto y bajo besándome el cuello, me volvería loca si seguía teniéndome así. Alzó su vista hacia mi y tenía su sonrisa que me llevaba al cielo.

— En una hora me tengo que ir... Y en una hora hago muchas cosas.

— No me hagas arrepentirme.

De un solo tirón me levanto y me quito el vestido, dejándome nada más en ropa interior y botas. Su mirada se transformó en lujuria. Y una sonrisa se volvió picara. Me jalo lentamente hacia el y comenzó a besarme bajando ambas manos por mi espalda, soltando el sostén. Logré quitarle el traje, era mejor que arrugárselo y no fuera presentable a sus reuniones hoy. Erick dio un vistazo a la cama donde dormía mi sobrino y luego termino jalándome hacia el baño. Es mejor. Le quite todo el traje y me apoyo en la bañera, besándome y bajando lentamente mi braga.

— No te vayas más nunca. – Susurró y siguió besándome.

Lo que dijo provocó algo en mi que no esperaba. Mi corazón se aceleró y sentía la necesidad de besarlo como si no hubiera un mañana, como si no existiera el mundo, como si solo fuéramos el y yo. Me sentía en las nubes. Y el me hacía más que feliz. Creo que si estaba dispuesta a regresar con el a Miami.

Luego de juguetear, hicimos el amor sobre la bañera, sobre la alfombra y casi en la ducha. Pero ya era hora de que se retirará a sus reuniones. Hice un puchero y el comenzó a reírse.

— ¿No quedaste satisfecha, nena?

— No. Quiero más. – Confesé.

— Luego de mis reuniones, te espero aquí.

Me dio un largo beso y termino de colocarse su traje. Su manera de sonreír al ver cómo yo le amarraba la corbata hizo que me derritiera de amor. Quería besarlo todo el día. Mi sobrino aún seguía dormido, menos mal, porque tuve que salir en ropa interior porque Erick había dejado mi vestido afuera. Cargue a mi sobrino dormido y salimos de la habitación, Hunter se encontraba parado al lado de la habitación y me dedico una sonrisa a la cual respondí. Pensé que no había venido. Bajamos juntos y luego Hunter llego con un Audi, oh, había alquilado un auto aquí. Ni me avisó.

— Te llamo cuando termine el trabajo – Me beso – Pero está vez, solos.

— ¿2do round nene?

— Sí, nena. El 2do round. – Me dio un último beso y se montó en el auto.

Acomode a mi sobrino dormido en su sillita de bebé y maneje hacia la casa. Que día había tenido hoy. Y no me imaginaba lo que pasaría en la noche. Una vez más, la estupida sonrisa no se borraba de mi rostro. Papá tenía razón. La sonrisa y el brillo en mis ojos. Y Erick era el causante de todo esto. Espero esto se mantuviera así. Espero está vez si lo lográramos.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora