CAPÍTULO 38

159K 8.7K 215
                                    



Habíamos pasado la noche en un hotel en Suzdal y ya estábamos saliendo a Moscú. Están preparándome mentalmente para la conversación que tendríamos con nuestros padres. Y no sé si quiero involucrar a Erick... El estaba totalmente convencido de que quería estar conmigo, pero yo no sé si quiero eso. ¿Y si esto termina de malas? ¿Y si paga esto con Erick? Mis nervios están aumentando.

— Ellos no están aquí... – Hablo Anton – Están estudiando en Londres. Desde hace 2 años.

— Yo estuve en Londres.... Si hubiera buscado antes, a lo mejor y los hubiera conocido...

— No desesperes, Gaby. Todo pasa por una razón.

— Sí, supongo.

Erick buscaba las mil y una manera para hacerme sentir mejor, pero no lo lograba. Y sé que eso lo estaba matando. Ahora lo veía más integrado a mi familia. Conversaba más con Anton, de trabajo, intereses, deportes, lo que quisieran. Al darse cuenta de que son fan básicamente de lo mismo, Anton me hizo prometer que nunca dejaría ir a Erick. ¡Y yoooo! ¿Por qué no hace que el prometa eso? Ushhhh. Según Vanessa, el si que está enamorado. Pero si no me dice nada... ¿Como pienso eso? Me acomode en sus brazos hasta que el sueño me gano.

-

— Hemos llegado, nena – Erick me dio un beso y luego se acomodó para poder bajarnos de la camioneta.

Ayudó a Anton a bajar las pequeñas maletas que habíamos llevado mientras que Vanessa y yo nos adelantábamos en entrar a casa. Papá estaba aquí, sus autos estaban estacionados. Y mamá también. Dios. No sé que pasaría.

Entramos a la casa y encontramos a mis padres de los más tranquilos tomando café en la parte de la piscina. Normal en ellos... Si lo ocultaron todo este tiempo, no sé que les preocupa ahora. La cara de papá cambio enseguida que nos vio entrar.

— Aquí estamos. Habla ahora. ¿Por qué no podemos meternos en ese asunto? Somos lo suficientemente grandes como para hablar del tema.

— Gabrielle, no actúes así – Mamá me reprendió.

— ¿Y como quieres que sea luego de descubrir algo así? ¡Pasaron años ocultándonos eso!

— Nosotros tenemos nuestras razones.

— ¿Y por qué nosotras no podemos saber? ¿Acaso no somos hijas de ustedes? ¡Sería el colmo! – Rodee los ojos y enseguida papá se molesto más, odia que haga eso.

Papá se acomodó más en su silla y enfocó su mirada en nosotras. Estaba muy molesto. Se le notaba. Afirmó que si las miradas mataran, desde hace minutos Vanessa y yo ya estuviéramos más que enterradas.

— Lo que sea que suceda con sus hermanos, no son asuntos en los que ustedes se deban de entrometer. Así de fácil.

— ¿Como puedes ser tan frío? ¿Tan antipático? ¡ELLOS TAMBIÉN SON TUS HIJOS! ¡SON SANGRE DE TU SANGRE! – Grité y enseguida el mundo giro.

Sentía que el aire se me iba de los pulmones. No lograba tener un punto fijo. Maldición. Vanessa enseguida me tomo en brazos para evitar mi caída y como pudo me llevó hasta el mueble. Todos me rodearon mirándome preocupados.

— Gabrielle, mírame. – Mi mirada enseguida se posó en la cara pálida de mi hermana – Pequeña, sabes que esos ataques no son buenos para ti. Intenta respirar, tomaras jugo de mora y descansaras.

— No descansaré hasta arreglar este maldito tema – De suerte y mi voz apenas se escuchaba.

— Mi amor... Tu salud es más importante, mira lo que ha sucedido porque te alteraste. – Susurró Erick en mi oído, estaba tumbado en sus rodillas a mi lado. Se veía asustado.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Where stories live. Discover now