Eran cerca de las nueve de la noche y estaban viendo una película en la habitación de Carol las cuatro tumbadas boca abajo en la cama de esta cuando empezó a sonar un móvil interrumpiendo la tranquilidad de la película.
- Uh, que la llama el novio… - se metieron con Carol, quien saltó de la cama para cogerlo, riendo.
Le dio un palmetazo en el trasero a Lucia, que no dejaba de chincharle y de reírse a su costa y la hizo callar antes de descolgar, poniendo una mano sobre la boca de esta.
- Hola. – respondió riendo.
- ¿Has cenado ya? – preguntó él al otro lado.
Lucia le mordió la mano suavemente para que la soltara, haciendo que Carol soltara una carcajada y la quitara de su boca.
- Aun no, íbamos a pedir unas pizzas. – se rió ella.
- Pues no las pidas, paso a por ti en cinto minutos y nos vamos a cenar.
- Vale. – sonrió, miró hacia la cama y vio a Eva haciéndole una seña para que le preguntara algo - ¿Está Álvaro contigo? – preguntó haciéndola un gesto con la mano a su amiga para que esperaba.
- Sí, está aquí a mi lado, ¿ocurre algo?
- ¿Podrías pasarme con él un segundo, por favor? – preguntó caminando hacia la puerta, notando la mirada de Eva clavada en su espalda.
- Claro, ¿pero va todo bien? – preguntó preocupado.
- Sí, es solo que quiero decirle una cosa.
- Vale, te lo paso. – respondió poco convencido.
- Gracias. – dijo cogiendo aire.
- ¿Carol? – preguntó Álvaro confundido al otro lado de la línea.
- Sí, soy yo, quería hablar contigo.
- Dime, ¿ocurre algo? – preguntó preocupado.
La puerta de la habitación de Carol se abrió, dejando salir a Eva, que la miró seria.
- Pon el altavoz. – le susurró caminando hacia ella.
Carol lo hizo y miró a su amiga, que respiró hondo y asintió mirándola.
- Lo cierto es que sí ha pasado algo, pero no te preocupes, que no ha sido muy grave.
- Vale, ahora sí que me estás preocupando. ¿Qué es lo que pasa?
- Toni ha encontrado a Eva esta mañana. – dijo mirándola a ella, quien la cogió de la mano libre.
- ¡¿Qué?! ¿Dónde está ella? ¿Está bien? ¿Le ha hecho algo? – preguntó nervioso.
- Tranquilo, estoy bien. – dijo Eva con voz suave.
- No te mueves de casa de Carol, voy con Blas ahora mismo hacia allí y me lo explicas todo. – dijo serio, colgando el teléfono sin esperar respuesta.
Carol colgó y miró a Eva con un suspiro.
- Se ha cabreado…
- No te preocupes, solo está preocupado por ti. – le sonrió.
- Lo sé, pero…
- Nada, vamos a terminar de ver la película antes de que se acabe, anda.
Entraron a la habitación de nuevo, se recostaron en la cama y continuaron viendo la película hasta que después de acabarse, Lucia y Marta se marcharon cada una a casa antes de que fuera más tarde y quedaron en que se lo contarían todo después por Skype esa noche.
Carol había ido a por unos refrescos a la cocina cuando tocaron al timbre, los dejó encima de la mesita que había delante del sofá y fue a abrir la puerta, mirando por la mirilla antes de abrir como le había pedido Eva, un poco asustada. Blas la saludó con un corto beso en los labios y Álvaro le dio uno en la mejilla, para acto seguido preguntar:
- ¿Dónde está Eva?
- En el salón. – señaló Carol apartándose para dejarlo pasar, antes de que él entrara, le puso una mano en el pecho parándolo, lo miró seria y añadió: - No le grites mucho, por favor, ya está bastante asustada.
- Tranquila, no pensaba gritarle. – le sonrió.
Ella lo dejó pasar con un pequeño suspiro y salió con Blas fuera, cerrando la puerta tras de sí.
- ¿Qué tal has pasado el día? – preguntó sonriéndole.
- Bien, ha sido un poco ajetreado. – sonrió, se giró hacia ella y la abrazó por la cintura -. Te he echado de menos. – dijo sonriendo.
- Yo también. – se rió ella pasando sus brazos por su cuello, besándolo.
Álvaro entró en el salón y Eva se levantó del sofá rápidamente, mirándolo, esperando que le dijera algo.
- Hola. – le sonrió nerviosa.
- Hola, pequeña. – le devolvió la sonrisa, caminando hacia ella.
Cuando estuvo cerca de ella, le pasó las manos por los hombros, bajando por sus brazos, al hacer eso, Eva se retiró un poco.
- ¿Qué tienes ahí? – le preguntó cogiendo su brazo con cuidado.
- Nada, solo un morado…
- Ya, un morado de su mano, ¿verdad? ¿Qué quería hacerte ese hijo de…? – preguntó apretando los dientes, respirando hondo.
Eva se sentó en el sofá, haciendo que se sentara a su lado, le contó todo lo que había pasado, detalladamente, incluida la conversación que había tenido con las chicas.
- ¿Por qué quieres irte de casa? ¿No estás a gusto conmigo? – preguntó mirándola.
- Claro que estoy a gusto contigo, después de tres años, vuelvo a sentirme protegida. – le dijo mirándolo fijamente a los ojos, cogiendo una de sus manos entre las suyas.
- ¿Entonces? – preguntó confundido.
- No quiero que tengas problemas. Toni cuando se enfada es peligroso, puede hacer cualquier locura que se le pase por la cabeza. – dijo seria, intentando contener el miedo que sentía al pensarlo.
- Con mayor razón debes quedarte conmigo, Eva. ¿Dónde pensabas irte?
- Carol me ha dicho que podría venirme aquí con ella sin ningún problema.
- No vas a venirte aquí, Eva, vas a quedarte conmigo. – le dijo serio, entrelazando sus dedos con los de ella.
- ¿Pero es que no entiendes que puede hacerte algo? – exclamó nerviosa.
- ¡¿Y tú no entiendes que no puedo dejarte sola porque eres importante para mí?! – exclamó mirándola.
Eva abrió los ojos sorprendida al escuchar esas palabras, lo miró durante unos segundos sin saber que decir desde de eso.
- ¿Qué… qué has dicho? – preguntó con voz suave.
- Que no puedo dejarte sola. – repitió él.
- No, lo otro, pero esta vez, sin gritar. – sonrió avergonzada.
Álvaro sonrió y se acercó a ella, puso una mano en su mejilla y le puso un mechón de pelo detrás de la oreja y repitió:
- Eres importante para mí, - sonrió, añadiendo: - más de lo que imaginas.
- ¿Lo dices en serio? – preguntó con ojos brillantes.
- Muy en serio. – sonrió él.
Eva bajó la mirara con una enorme sonrisa en los labios durante unos minutos, sin decir nada. Él le acarició el pelo en silencio, mientras esperaba a que ella dijera algo, después de un poco, Eva se separó de él para mirarlo, pensando en qué iban a hacer para que los dejara tranquilos.
- ¿Qué vamos a hacer con él? – preguntó con ojos asustados.
- Vamos a hacer lo que te ha dicho Lu, pero vamos a esperar un poco para poner la denuncia, ¿te parece?
- Sí, pero creo que deberíamos ponerla antes de que las marcas de sus golpes desaparezcan, son pruebas. – dijo mirándolo, señalando con una mano hacia su casa.
- No te preocupes por eso ahora, ¿vale? Ya veremos cómo lo hacemos… - dijo besando su frente con cariño.
- Siento causar tantas molestias. – murmuró cabizbaja – Creo que desde que me has conocido, no he hecho más que causarte problemas.
Álvaro puso ambas manos en sus mejillas y la hizo alzar la mirada.
- No causas ninguna molestia, Eva, y eso no es cierto. Desde que te conozco, mi vida ha empezado a ser más divertida. – sonrió. – Además, no te lo había dicho, pero desde esta mañana, he decidido que quiero que lo primero que vea al despertar, seas tú.
Ella se ruborizó y apartó la mirada sonriendo.
Carol y Blas seguían fuera, esperando a que terminaran de hablar, cuando escucharon los gritos de ambos. Carol fue a entrar, pero Blas la cogió de la mano, tirando de ella hacia atrás para que no lo hiciera.
- Déjalo.
- Pero se están gritando. – se quejó.
- No es nada, Álvaro levanta un poco la voz cuando se pone nervioso. – sonrió de medio lado -. Si vieras como se ha puesto cuando has hablado con él…
- ¿Ha gritado mucho? – preguntó con media sonrisa.
- Bastante, sí, incluso creía que me iba a pegar por como se ha puesto. – dijo riendo.
- Pobrecito… que lo querían apalear… - dijo Carol abrazándolo por la cintura, sonriendo dulce.
- Sí, y no me hubieras visto más. – dijo con un puchero.
- Bueno, eso sería soportable. – se rió ella.
- Ah, ¿sí? ¡Ahora verás! – dijo Blas cogiéndola de la cintura y levantándola en el aire, haciéndola que ella gritara cuando empezó a girar – Shh, calla, que los vecinos van a pensar que te voy a raptar. – le dijo riendo.
- Ah, ¿Qué no lo vas a hacer? – preguntó riendo, agarrándose a él para no caerse.
- No me tientes, cariño, no me tientes… - dijo soltándola.
Carol lo miró con una enorme sonrisa en los labios cuando puso derecha delante de él y lo miró tierna.
- Me has llamada cariño… - dijo enternecida.
Blas se rió y se acercó un poquito más a ella, pasando sus manos por su cintura, pegándola a él.
- ¿Cómo querías que te llamara? – preguntó divertido.
- No sé. – admitió con una risita.
- Si sigues sonrojándote cada vez que te diga algo así, te llamaré… Mmm – se hizo el pensativo, llevando una mano a su mentón – Fresita. – ella arrugó la nariz, lo que hizo que él riera – Tomatito no, porque eso está un poco oído ya… - se rió.
- ¡Oye! – se quejó un pequeño golpe en el hombro - Mi padre me llamaba así de pequeña, así que… No, no me lo digas. – se rió mirándolo divertida.
- Jo, ¿entonces, como quieres que te llame? – preguntó con un puchero.
- Menos tomatito, como quieras. – se rió.
- ¿Por qué, no te gusta? – preguntó curioso.
- No es eso, es que me recuerda a cuando era pequeña y mi padre me regañaba, entonces me decía: “Tomatito, te tengo dicho que eso no lo puedes hacer y tú erre que erre con hacerlo, ¿eh?” – dijo imitando la voz de su padre.
Blas se rió negando con la cabeza divertido.
- No sé cómo decirte eso, pero… - la miró aun riéndose y dijo: - Imitas muy mal la voz de tu padre.
- ¿Y tú como sabes cómo es la voz de mi padre?
- No lo sé, pero imitas muy mal la voz de hombre, así que… - dijo riéndose.
Ella lo miró sorprendida y divertida, soltó una pequeña carcajada y después lo miró con los ojos entrecerrados.
- Seguro que cuando tengas que conocerle no estarás tan gracioso.
- Ah, ¿es que quieres que lo conozca? – preguntó curioso.
- Hombre, no estaría mal que mi novio conociera a mis padres, ¿no crees? – dijo sonriendo.
- Por mi encantado. – sonrió.
- Si seguimos así, puede que pronto te lleve a conocerlos. – se rió mirándolo.
- ¿Me llevaras? ¿No vives con ellos? – preguntó confuso.
- Sí, pero están divorciados, no nos juntamos juntos… - dijo encogiéndose de hombros. -. Para vernos los tres, quedamos en algún restaurante y al terminar la comida, cada uno salimos por nuestro lado. – sonrió.
- Oh, no lo sabía. – dijo con semblante un poco serio.
- No importa, tonto, está más que superado. – le sonrió besándolo fugazmente.
Él se acerco de nuevo a ella y la besó otra vez, más largamente.
- Por cierto, ¿de que estábamos hablando? – preguntó al separarse, mirándola con el ceño fruncido.
- De cómo me ibas a llamar. – respondió riéndose.
- Bueno, ya lo pensaré yo en casa luego. – se rió él encogiéndose de hombros.
Ella se rió y pasó los brazos por su cuello, acercándose para besarlo.
- ¿Crees que podrás pensarlo tú solo? – preguntó riendo.
- No sé, pero no te pediré ayuda a ti. – sonrió malicioso.
Ella lo miró abriendo los ojos y la boca sorprendida, le dio un golpe ofendida, a lo que él se rió besándola.
- Eres malo, ¿eh? Yo que pretendía prestarte mi ayuda… - dijo triste, poniendo un puchero.
- Pero mira que eres tonta… - se rió besándola.
- No, no, con besos no se arregla, ¿eh? – dijo separándose un poco, mirándola divertida.
- Jo, venga, un besito, solo uno… - le pidió poniéndole ojitos.
Carol lo miró divertida durante unos segundos y estrechó sus brazos alrededor del cuello de él y lo acercó a ella con una sonrisa enorme en los labios, antes de besarlo.
- ¿Sigues queriendo salir a cenar? – preguntó mirándola divertido.
- Si tú aun quieres sí. – le sonrió.
- Bueno, entonces… - la besó fugazmente, haciéndola reír - ¿Nos vamos ya?
- ¿Se lo decimos a ellos también o no quieres? – preguntó haciendo un gesto con la mano hacia la puerta de su casa.
- Como tú quieras, mientras vengas tú, me da igual. – sonrió.
Ella se rió y lo besó de nuevo. Se separó de él y cogiéndolo de la mano, caminó hacia la puerta y la abrió despacio, entró seguida de él en silencio y llegaron a la puerta del salón, tocó antes de entrar.
- ¿Estáis visibles? – preguntó divertida.
- No, pero pasa y escandalízate. – respondió Eva riendo.
Carol abrió la puerta y los encontró abrazados en el sofá, los miró exageradamente sorprendida y se llevó la mano al pecho, haciendo una inspiración exagerada.
- ¿Qué habéis hecho en mi sofá?
- Cosas que mejor ni te contamos. – se rió Álvaro.
- Que asquerosos, lo limpié ayer… - se quejó poniendo los brazos en jarras.
- Anda que no eres tonta tú ni nada, ¿eh? – se rió Eva levantándose seguida de Álvaro.
- Oye, ¡a mi tonta no le digas tonta! – se quejó Blas divertido, abrazando a su novia por detrás.
- Que conste que te lo ha dicho él, dos veces. – dijo Eva divertida.
- Ya… - se rió Carol, los miró a los dos y preguntó: - ¿Os queréis venir con nosotros a cenar?
Eva miró a Álvaro y se encogió de hombros, por lo que él asintió con una sonrisa.
- Vale, voy a coger una rebeca y bajo, ¿vale? – dijo sonriendo soltándose de Blas.
- Ve con ella y que te preste una, anda. – le dijo Álvaro a Eva con una media sonrisa.
- Vale, papá. – se rió siguiendo a su amiga.
Carol se rió caminando hacia su habitación seguida de su amiga y entró yendo directa al armario.
- ¿Qué te ha dicho? – preguntó mientras buscaba dentro del armario.
- Que me quede con él y esperemos un poco para poner la denuncia.
Carol sacó dos rebecas iguales, una de color azul y otra blanca y le dio la de color azul a Eva, que le pegaba más con su ropa.
- ¿Y esa sonrisa? – preguntó mirándola.
Eva se ruborizó y soltó una risita.
- Me ha dicho que no quiere que me vaya porque soy importante para él. – sonrió emocionada.
Carol terminó de ponerse la rebeca y la abrazó sonriendo ampliamente.
- ¿Ves como sí? Y tú pensando anoche que le gustaba Natalia… - dijo riendo.
- Que sea importante para él no quita que le guste ella, aunque no sé. Anoche ella insistía preguntando que si estábamos juntos y cuando le dije que no, ella se puso a coquetear descaradamente con él y Álvaro ni se inmutó. – dijo mirándola – Normalmente, cuando ella hace eso, siempre caen en su juego, eso es algo que no me gusta de ella en absoluto. – añadió frunciendo el ceño.
- Bueno, no pensemos en eso ahora y vámonos a cenar. – sonrió Carol cogiendo su bolso en encima del tocador.
- Tengo que contarte algo antes de que nos vayamos. – dijo Eva ruborizada.
- ¡Cuenta! – pidió Carol divertida, sentándose en la cama.
- Anoche dormí con Álvaro… - dijo mirándola, Carol iba a decir algo emocionada por la noticia, pero Eva la calló con un gesto de la mano -. Me lo pidió él y… ¡no he dormido mejor en mi vida! – se rió avergonzada -. Cuando estábamos hablando en tu salón, me ha dicho que quiere dormir así siempre. – se ruborizó.
- ¡Ahhh, que mono! – exclamó riendo.
- Shh, ¡que te van a oír! – se rió avergonzada, poniéndose totalmente roja como un tomate.
- Ay, mi niña, ¡que va a cumplir su sueño! – dijo abrazándola.
- Creo que con conocerle ya lo he cumplido. – sonrió.
- Te aseguro que aun te queda sueño por cumplir. – le sonrió levantándose de la cama, le tendió una mano, diciendo: - Y como dijo Lucia una vez: Vamos Julieta, Romeo te espera.
Eva se rió y la cogió de la mano, tirando de ella hacia fuera de la habitación.