•Little Lies. |PJM

By gypsymin

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Dos familias muy diferentes ante la sociedad. Puertas adentro tenían algo en común. Envueltos en pequeñas me... More

Uno.
Dos.
Tres.
Cuatro.
Cinco.
Seis.
Siete.
Ocho.
Nueve. I
Nueve. II
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
Catorce.
Quince.
Dieciséis.
Diecisiete.
Dieciocho.
Diecinueve.
Veinte.
Veintiuno.
Veintidós.
Veintitrés.
Veinticuatro.
Veinticinco.
Veintiséis.
Veintisiete.
Veintiocho.
Veintinueve.
Treinta.
Treinta y uno.
Treinta y dos.
Treinta y tres.
Treinta y cuatro.
Treinta y cinco.
Treinta y seis.
Treinta y siete.
Treinta y ocho.
Treinta y nueve.
Cuarenta.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y dos. I
Cuarenta y dos. II
Cuarenta y tres.
Cuarenta y cuatro.
Cuarenta y cinco.
Cuarenta y seis.
Cuarenta y siete.
Cuarenta y ocho.
Cuarenta y nueve.
Final.
Agradecimientos✨
Extra #1
Extra #2
Extra #3
Extra #4
Extra #5
Extra #6
Extra #7
Extra #8
Extra #9
Extra #10

Extra #11

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By gypsymin

Me levanté del sillón donde estaba acostada viendo una película para ir a rellenar el tazón con palomitas, pero un mareo que me invadió de pronto ocasionó que me sentara. Tomé varias respiraciones hasta que a los pocos minutos se me pasó e intenté ponerme de pie, esta vez con más cuidado.

Salí de la sala de juegos y fui hasta la cocina, me serví un vaso completo de agua muy fría y me la acabé en segundos. La casa estaba en silencio, JiHwan había salido con sus amigos y las chicas de servicio sólo venían en días específicos, así que me encontraba completamente sola.

Me regresé a la sala de juegos, analizando lo que me había ocurrido. Tenía unos cuatro días sintiéndome rara, con náuseas y dolor de cabeza. Estos malestares iban y venían, además según yo, se trataba de estrés por cuestiones de trabajo y los proyectos que estaba llevando a cabo. Aunque algo así no me había sucedido antes.

De pronto la palabra "embarazo" se hizo presente en mi mente y comencé a entrar un poco en pánico.

Mi período se retrasó un poco y cuando lo tuve –o eso creí– no fue como meses anteriores. Tuve sangrado muy leve por dos o tres días, todo era algo muy inusual en mi, aunque igual pensé en ese momento que era por estrés, ¿pero que tal si no?

–Demonios. –Tomé mi teléfono buscando el contacto de Monie.

Necesitaba salir de dudas.





Media hora después escuché la puerta principal, salí de la cocina yendo al encuentro con mi hermana quien parecía muy nerviosa. Era casi medianoche y ella había salido corriendo de casa para venir hasta acá.

–Tuve suerte de encontrar una farmacia de turno a pocas cuadras de casa. –Alzó la mano con la caja del test de embarazo.

Me abrazó y me entregó la caja, ahora todo se hacía más real.

–Gracias.

Le pedí a EunBi que comprara el test porque yo no quería salir por si me sentía mal otra vez, además que necesitaba apoyo moral.

–¿Vas a hacerlo ahora?

–Si, tengo que sacarme de dudas.

Ambas subimos a la habitación principal, al baño. Antes de que ella llegara estuve tomando mucha agua y por los nervios no tuve que esperar para hacer la prueba. Seguí las indicaciones y ahora estábamos esperando.

–Ya pasó el tiempo necesario. –Mis ojos, que se habían mantenido clavados en el lavabo los últimos dos minutos, recayeron en ella. 

Apreté los labios, porque no me atrevía a ver el resultado.

–¿Quieres que lo vea yo primero? –Asentí, mientras mordisqueaba mi labio inferior.

Monie tomó el test y de inmediato supe cual era el resultado al ver su expresión.

–Lo estoy, ¿verdad?

Ella alzó la cabeza para observarme y asintió lentamente dibujando una gran sonrisa en su rostro, se acercó a mi mostrándome el test. Había dos líneas en forma de cruz que indicaba que si estaba embarazada.

–¡Felicidades! –Me abrazó pero yo aún no podía asimilarlo, tenía demasiados pensamientos dando vueltas en mi cabeza. Se separó cuando notó que yo solo me había quedado quieta. –¿No estás feliz?

Pestañeé muy rápido, mis ojos se habían humedecido.
No podía creer que estaba embarazada, tenía muchas emociones mezcladas dentro de mi.

Me senté en la tapa del vater, sujetando algunos mechones de mi cabello entre los dedos. –Lo estoy, es sólo que... No esperaba que sucediera ahora.

–¿JiMin y tú seguían cuidándose?

–Si.

–Igual los métodos no son del todo efectivos.

Asentí. –Pero aún así no creí que algo fallaría.

Yo estaba descansando de los anticonceptivos desde hace tiempo, pero seguíamos cuidándonos y todo había ido bien desde entonces. Claramente algo había fallado ahora.

–Dijiste que estabas sintiéndote mal. ¿Antes no pensaste que podía ser eso?

–No, pensé que era por estrés y como tuve mi período... o creí que lo tuve, no pasó por mi cabeza hasta ahora.

–El sangrado puede ser normal ¿no? ¿Debería buscarlo en internet? –Sacó su teléfono del bolsillo, comenzando a teclear.

Tenía conocimiento de que algunas mujeres al inicio del embarazo podían sangrar en el momento que les tocaba su período como si fuera lo normal, por eso no se daban cuenta e ignoraban el hecho de que en realidad podía tratarse de un embarazo; aún así no tenía claro a qué se debía. Mi período fue inusual la última vez, pero no le di más importancia porque no había presentado otros síntomas, sino hasta ahora.

De hecho ahora que la prueba había salido positiva, aún así me preocupaba el haber sangrado. ¿Y si sucedía algo malo conmigo?

–¿Y si algo anda mal? –Inquirí, temerosa, mi voz había salido muy baja.

Mi cabeza iba a mil y los nervios no me ayudaban.

–No, espera –alzó la mano hacia mi– Aquí dice que el sangrado de implantación es normal y ocurre después de la concepción. Ehm... puede ser muy leve y durar poco, se suele confundir con la menstruación. –Leyó algo más sobre la fecundación, pero concentrarme era imposible a este punto. Despegó los ojos de la pantalla de su móvil para mirarme. –De todas maneras mañana mismo deberías ir con tu ginecóloga. Te acompañaré ¿si? –Se acercó a mi para abrazarme de nuevo, transmitiéndome un poco de su tranquilidad– No pienses en nada malo, Cassie.

–Está bien. –Suspiré.

–¿Cuando le dirás a JiMin?

–Si de verdad estoy embarazada, me gustaría decírselo en persona.

–No hay duda de que lo estás, hermana.













JiMin y JiHwan estaban en el jardín charlando, yo los veía a través del ventanal de la cocina, mientras comía unas uvas verdes. Últimamente no podía dejar de comerlas, antes no era que no me gustaran, pero no solía comerlas tan a menudo. Al menos no había tenido náuseas desde la mañana.

Dejé el bol de vidrio vacío dentro del fregador y caminé hasta salir al jardín. Sonreí al ver a los chicos empujarse entre bromas, Ji se zafó del agarre de su hermano, se despidió de él y vino en mi dirección.

–Nos vemos luego, noona.

–Claro, ten mucho cuidado.

Él asintió y pasó por mi lado hacia adentro de la casa. Le tocaba ir a entrenar así que volvería en la noche, por el momento solo estaríamos JiMin y yo en casa.

El clima estaba algo cálido, ya que, entrábamos en primavera, el día estaba hermoso como para pasar el rato afuera.

JiMin me hizo señas para que me acercara, hice caso y terminé sentada en sus piernas. Me abrazó y luego dejó un corto beso en mis labios, admiré otra vez todo su rostro después de estar un mes sin verlo en persona. Acaricié su cabello rapado, aún se me hacía raro que lo tuviera así porque me gustaba mucho pasar mis dedos por sus mechones cuando lo tenía largo. De igual manera se veía guapo, aunque cuando tuvo que raparse fue muy gracioso verle la cara de sufrimiento porque su cabello era su orgullo.

–Al fin me das atención. –Dijo, con un poco de burla y fingiendo indignación al mismo tiempo.

Reí por lo bajo.

–No me gusta interrumpir tus momentos con Ji. –Entornó los ojos.

–¿Qué sucede, Bae? –me conocía demasiado bien– Llevas todo el día algo... distante. No lo sé, estás actuando de una forma muy rara –señaló, con algo de seriedad aunque vi un destello de preocupación– ¿Algo anda mal, bonita? Puedes decírmelo.

Lo miré a los ojos sintiéndome un poco insegura de pronto, a la vez que nerviosa porque al fin le diría que esperábamos un bebé. La idea de tener hijos estaba presente, pero planeabamos intentarlo después de casarnos. Sentía nervios por como él podría tomarlo, quizás no era el momento tan idóneo para que esto pasara, había sido un año un poco difícil al estar separados, aún si le permitieran usar su teléfono de vez en cuando y tuviese permiso para salir un día, una vez al mes, me costó acostumbrarme a no verlo todos los días.

JiMin estaba cumpliendo con el servicio militar obligatorio, por eso su plan fue comprometernos antes de que se fuera y así casarnos al ser dado de baja. Estaba por finalizarlo, le faltaban algunos meses.

Después de comprometernos viajamos mucho, fue como una pre luna de miel. Básicamente él tenía todo planeado, mucho antes de nuestro tercer aniversario de noviazgo él me había comentado su decisión de ir al servicio, había estado posponiéndolo por un buen tiempo debido a muchas cosas. Principalmente por JiHwan, porque años atrás no quería dejarlo solo al estar pequeño, ya que SungJun solo se ocupaba del trabajo, ahora que había crecido dijo que era un buen momento para así cumplir con su deber.

–¿Bae?

Lo abracé escondiendo mi cara en su cuello, él apoyó su barbilla contra mi cabeza a la vez que me arropaba con sus brazos fuertes. Su cuerpo había cambiado en este tiempo, estaba más firme y en proporción había aumentado. Debía decir que verlo con su uniforme de militar era mi debilidad.

–Bonita, me preocupas. –Susurró.

Respiré profundo y me preparé para darle la noticia.

–Estoy embarazada. –Musité, aún en la misma posición. Pude sentir como había dejado de respirar por unos segundos, las caricias en mi brazo se detuvieron de inmediato. Soltó todo el aire abruptamente y yo me incorporé para así poder ver su expresión.

JiMin simplemente me miraba fijo y su expresión era indescifrable, aún parecía estar procesando las palabras que salieron de mi boca. De pronto vi como sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y la punta de su nariz adquirió un tono rojizo, las comisuras de sus labios se alzaron un poco.

–Definitivamente me ataste a ti. –Agregué, sonriendo levemente.

Pestañeó un par de veces y acto seguido me abrazó. –¿No es una broma, verdad?

–No lo es, cielo.

–Seremos padres. –Llevó sus manos a mis mejillas, sus lágrimas ya mojaban las suyas y yo también había comenzado a lagrimear aunque intentaba contenerme. –Seremos padres –repitió, como si recién cayera en cuenta– ¡Estás embarazada! –Exclamó emocionado, haciéndome reír. –Te amo  –depositó un beso corto en mis labios– Te amo tanto, bonita –volvió a besarme y esta vez apoyamos nuestras frentes juntas– No puedo creer que seré papá. –Su voz tembló, aparté sus lágrimas y volví a besarlo.

–Tengo casi un mes.

–¿Cuando te enteraste?

–Hace unos cuantos días, estuve sintiéndome mal y...

–¿Por qué no me dijiste que te sentías mal?

–No quería preocuparte –suspiré– El punto es que me llevé una gran sorpresa y no te lo dije antes porque esperaba darte la noticia en persona.

–Entiendo. –Acarició mi rostro con delicadeza, sus ojos brillaban con amor puro, adoración, satisfacción; ser padre era algo con lo que él que había soñado siempre y ahora estábamos por vivir una nueva y desconocida etapa.

Realmente se veía feliz, pero aún así podía ver qué algo le preocupaba.

–¿Qué sientes?

Exhaló profundamente y se relamió los labios. –Esto era algo con lo que siempre soñaba, imaginarte con una gran panza me emociona mucho y me hace mucha ilusión que lo que deseé esté haciéndose realidad... –sonrió un poco, para luego tomar una postura más seria– Sólo que me preocupa que no voy a poder estar contigo como debería hasta dentro de unos meses. Me voy a perder de muchas cosas. –Llevó una mano a mi vientre que aún no mostraba indicios de que un pequeñito estuviese creciendo ahí dentro– No voy a poder cumplirte tus antojos, acompañarte o ir contigo a los chequeos. No será lo mismo verte a través de una pantalla o solo estar contigo un día al mes cuando nuestro hijo crece dentro de ti. –Sus palabras ocasionaron que varias lágrimas se escaparan de mis ojos, las cuales aparté con mi dedo.

Entendía lo que sentía y a mí también me afectaba de cierta manera el hecho de que él no estaría conmigo como debía por cierto período de tiempo, pero tampoco quería que se sintiera culpable por ello.

–No te preocupes, saldrás cuando tenga los seis meses de embarazo y no falta mucho tiempo para eso –quise consolarlo para que no se sintiera mal, en el pasado habíamos vivido momentos difíciles y siempre encontrábamos la manera de resaltar lo positivo en lo negativo. –No te perderás todo el proceso. Yo estaré bien, no estaré sola y lo sabes. Mira, ya no pensemos en eso. ¿Qué quieres que sea? –Cuestioné con un tono más animado.

Sus ojos se iluminaron de nuevo y una sonrisa boba a la par que deslumbrante se extendió por su cara.

–Me gustaría una niña, sería tan hermosa como tú. Aunque si es niño, obviamente será igual de guapo como su padre. –Reímos. –De todas maneras lo más importante es que sea sano. ¿Tú que quieres?

–Quiero que sea niño, así sólo yo puedo ser tu reina. –Bromeé.

Se inclinó hacia atrás al dejar salir una gran carcajada.

–Bonita, tú siempre serás mi reina y si es niña, pues tendrás que compartir tu puesto. ¿No crees?

–Me niego.

Volvimos a reír.

Uno de sus brazos rodeó mi cintura y sus dedos se posaron en mi mejilla izquierda. Me regalaba una sonrisa cálida que me hacía sentir segura y que me hacía olvidar que al día siguiente se tendría que ir de nuevo.

–Gracias por hacerme el hombre más feliz y afortunado que existe, nuestro pequeño o pequeña tendrá la mejor madre del mundo.

Sonreí. –También tendrá el mejor padre del mundo entero. Sin dudas.

Me sentía feliz a pesar del miedo a una nueva experiencia, a algo tan importante y con tanta responsabilidad como lo era ser padres. Estaban por venir muchas vivencias nuevas para mí, para ambos, y ya podía comenzar a imaginar el como sería tener por primera vez en mis brazos a nuestro hijo.

La personita que crecía en mi vientre tendría a un padre increíble. Una cosa era segura y es que yo me esforzaría en ser la mejor madre para él o ella, le daría todo mi amor y me encargaría de demostrarle cada día de mi vida que estaría a su lado sin importar nada.

Pondría todo de mi en ser una verdadera madre.












•••







Cuando llegué a la habitación sentí como si hubiese corrido un maratón, ya era habitual sentirme así. Me senté en la cama y maldije al darme cuenta que dejé mi laptop en el salón de juegos. Tomé mi celular para llamar a Ji, quien respondió al segundo.

Dime, noona.

–¿Puedes subirme mi laptop? La dejé en el salón.

Vale, ya voy.

El chico no tardó en llegar con mi portátil y le agradecí el favor.

–¿Hyung, va a llamar?

–Si, ya casi es la hora.

–¿Le dirás el sexo de los bebés?

Él me había acompañado a mi chequeo de hoy y era el único que sabía sobre el sexo de los bebés, ni siquiera le había dicho a mi hermana aún. Ella estaba en una firma de libros y JungKook la había acompañado.

–Si así lo quiere.

–De seguro querrá saberlo. –Sonrió.

–Pienso lo mismo. Creí que saldrías con tus amigos.

–No, EunBi y JungKook no han llegado y no quiero dejarte sola.

Ji se tomaba muy en serio su papel de cuidarme cómo se lo prometió a su hermano, pero yo no quería que dejara de salir o hacer cosas solo por quedarse a acompañarme.

–Puedes salir, no te preocupes.

–Prefiero quedarme. ¿Necesitas algo más?

–No, gracias Ji.

–Me avisas para saludar a hyung.

–Vale.

El castaño salió del cuarto, cerrando la puerta detrás de él. Al no tener a JiMin cerca tanto mi hermana, JungKook y Ji trataban de no dejarme sola ni un minuto. EunBi y JungKook volvieron a casa, ellos ya vivían por su cuenta pero no dudaron en volver para acompañarme hasta que JiMin saliera del servicio. Ambos estaban disfrutando de su relación al máximo, habían viajado por el mundo juntos y por el momento no tenían planes de casarse o tener hijos.

Me sentía muy bien por tenerlos, al igual que a nuestros amigos que solían visitarme seguido. Jin y Jen venían casi todos los días, estaban muy emocionados por ser tíos.

Me acomodé mejor en la cama, apoyando mi espalda en tres almohadas para así evitar que me doliera al estar sentada. Agarré el bol que había dejado en la mesita de noche con mi ensalada de lechuga, pepino y trozos de pollo dándole una probada, era mi segunda cena.

Unos días atrás había cumplido los cinco meses de embarazo y debía decir que era una experiencia única, con muchos cambios, a la vez que agotadora. Me cansaba muy rápido y también dormía mucho, mis pies se hinchaban constantemente. Me daba muchísima hambre y casi que mi pensamiento diario era la comida. Aún así llevaba una alimentación muy sana porque aumentar exageradamente de peso podía ser perjudicial, también tomaba varios suplementos porque los bebés necesitaban recibir muchos nutrientes. Por suerte las náuseas y vómitos habían cesado al finalizar el primer trimestre. Los antojos eran constantes, principalmente de postres, Monie y JK eran los que siempre estaban dispuestos a cumplirlos.

Cuando me enteré que tendría mellizos fue un completo shock para mí, al igual que para JiMin. Aún así nuestra emoción fue indescriptible.

Según mi doctora, si en la familia de una mujer había antecedentes de embarazos múltiples, existían altas probabilidades de que ésta lo tuviera también. Cómo me pasó a mí. Yo no tenía conocimiento si en la familia de mi padre o de mi madre hubiesen antecedentes de eso, hasta que le pregunté a mi tía y ella me dijo que se suponía que Anna tendría una gemela pero que no se desarrolló. Eso fue lo poco que le había contado mi difunta abuela hace muchos años.

Recientemente había llegado del chequeo de rutina, al ser dos bebés los controles debían ser más frecuentes de como sería si se tratara de un solo bebé, con la emoción de tener mellizos también vino la preocupación por si uno no lo lograba, aunque todo iba bien. Ambos estaban sanos y se estaban desarrollando muy bien.

Eran casi las ocho de la noche. JiMin siempre llamaba a esa hora, a él le permitían usar su teléfono en momentos específicos del día, por eso nuestra comunicación era constante.

La pantalla de mi laptop se iluminó con el ícono de llamada, me subí un poco la camisa para dejar expuesta mi panza. A él le gustaba verla y cuando estaba aquí no dejaba de tocarla, ya sólo faltaba un mes para que saliera y estuviese aquí conmigo todos los días. Me sentía muy ansiosa por eso.

Apenas su cara apareció en la pantalla mis lágrimas salieron, estaba muy sensible, aunque habían días en que lo estaba más que otros. Los chicos tenían mucha paciencia ante mis cambios tan repentinos de humor.

–Estás hermosa. –Dijo, en un intento de que dejara de llorar, ya era una costumbre para él que lo hiciera.

–Lo sé. –Me limpié las lágrimas, viendo como reía.

Habían días en los que me sentía muy sexy con mi panza, pero también habían otros en los que no era así y me sentía como una pelota enorme. Aunque mi panza crecería más y era consciente de eso.

–¿Cómo te fue en el chequeo?

–Muy bien, la doctora me dijo el sexo de los bebés. –Le mostré las ecografías.

Sus ojos se abrieron en grande. –Quiero saber. –Exclamó, emocionado.

–Serán... –hice una pausa, dándole algo de suspenso al momento– Niño y niña.

–Wow... Tendremos la parejita. –Noté que contenía las lágrimas, pero su sonrisa era enorme.

–Si, se cumplió lo que quería. Ahora debemos pensar en los nombres. –Agarré otra vez el bol para comer otro poco de ensalada.

–He pensado en algunos, luego los podemos discutir.

–Claro, cielo.

–Ya quiero estar con ustedes. Quiero consentirte como mereces, bonita.

–Ya falta poco para que estés aquí. Deseo que los días pasen muy rápido.

Estuvimos hablando por un rato más sobre las cosas que debíamos comprar para nuestros pequeños, no quería hacerlo sin él por eso esperaríamos hasta que saliera.

No nos cansábamos de describir como imaginábamos a nuestros bebés y al final siempre coincidíamos en que tendrían un poco de los dos.













•••










Salí del baño envuelta en una toalla, vi que JiMin ya estaba acostado en la cama.

–¿Renie se durmió rápido? –Pregunté, mientras buscaba mi pijama.

–Si. Aproveché que se durmieron para lavar todos los biberones y esterilizarlos.

–Justo estaba pensando en eso... –Me sobresalté al sentirlo detrás de mi, rodeándome con sus brazos y pegándose a mi cuerpo, provocando que mi piel se erizara haciéndome sonreír. Su aliento chocó contra mi piel y comenzó a dejar un patrón de besos por mi hombro derecho, acaricié sus brazos que me sujetaban con cuidado.

–También podemos aprovechar un rato nosotros, ¿no crees? –Su tono de voz fue mucho más bajo.

Hizo que me diera la vuelta encontrándome con sus orbes oscuros, no dudó en atacar mi boca con intensidad mientras al mismo tiempo me hacía retroceder hasta la cama.

Caí sobre el colchón y él sobre mí.

–¡JiMin! –Reí. Él sonrió pero sus besos se dirigieron ahora a mi cuello, mientras yo tenía las manos apoyadas en su espalda.

Cerré los ojos disfrutando de sus besos húmedos en mi piel y la calidez de su cuerpo sobre el mío. Habían transcurrido varios días desde que habíamos intimado, nuestra vida sexual no era la misma de antes por diferentes factores y todo tenía que ver con el hecho de cuidar a dos pequeños que solían consumir nuestro tiempo y energía. En un principio luego de haber dado a luz, las inseguridades se hicieron presentes en mi por como había cambiado mi cuerpo, la flacidez y algunas estrías quedaron por aquí y por allá por haberse estirado la piel, a pesar de los cuidados. Aún así, trabajé en mi misma para sentirme mejor e hice todo lo posible para que mi cuerpo se viera lo más parecido a como estaba antes de quedar embarazada. A pesar de todo eso, JiMin, me hacía saber que a sus ojos siempre sería sexy y hermosa.

El pelinegro atacó mi boca de nuevo, a la vez que una de sus manos había desatado el nudo de la toalla para así hacer contacto directo con uno de mis pechos, haciéndome gemir de satisfacción.

De pronto por el monitor de audio escuchamos un llanto, así que dejamos de besarnos y JiMin detuvo sus movimientos en el acto.

–Es Amara. –Dijo, reconociendo a quien le pertenecía dicho llanto y acertando. Ambos reímos porque obviamente no íbamos a poder seguir y porque ser interrumpidos en momentos así pasaba seguido.

–¿Irás tú?

–Si. –Dejó un último beso en mis labios, quitándose de encima tratando de no mirarme porque tenía que ir al cuarto de los bebés y no demorarse por verme desnuda.

Yo terminé de vestirme, escuchando el momento exacto en que Marie dejó de llorar.

JiMin como padre era muy dedicado, ambos los estábamos haciendo bien a pesar de que a veces surgiera el estrés o el cansancio nos pasara factura. Él no tenía el concepto de que me tenía que "ayudar", atendía a los bebés porque también era su responsabilidad.

Al principio cuidar de dos recién nacidos fue un poco difícil e intimidante, aún así no quisimos aceptar ayuda con ellos y era porque quisimos probarnos a nosotros mismos que éramos capaces de cuidar de dos bebés al mismo tiempo.

Ahora que tenían seis meses, aún seguía siendo un reto y cada día aprendíamos cosas nuevas.

Ser padres era un sentimiento muy bonito pero también era muy agotador. Solíamos turnarnos para cuidarlos para que el otro descansara más. Nuestras horas de sueño se redujeron considerablemente y cada oportunidad que teníamos no pensábamos en otra cosa que no fuera en dormir o aprovechar el tiempo para nosotros sin tener que cambiar pañales o preparar fórmula. Nuestros trabajos habían quedado de lado temporalmente, atendíamos los asuntos importantes desde casa, queríamos dedicarles todo el tiempo posible.

HyeSol y JiSok habían cambiado por completo nuestras vidas, eran los bebés más adorables del mundo y nos tenían completamente enamorados; solo con ver sus deditos, sus hoyuelos o ver como babean me derretía. Ambos habían sacado rasgos de cada uno, aunque con el tiempo podían ir cambiando. 

HyeSol era mayor que su hermano por dos minutos. JiMin escogió ese nombre como un homenaje a su madre y su tía. JiSok lo escogí yo, por él y por mi padre, aunque ambos tenían nombres occidentales y por los cuales acostumbramos a llamarlos. Amara y Aren.

Fui hasta el cuarto de los bebés que quedaba al frente del nuestro, abrí un poco la puerta encontrándome con la imagen de JiMin sentado en la mecedora con Amara en brazos, la habitación estaba levemente iluminada por la lámpara que proyectaba imágenes de animalitos en la pared. Aren estaba en su cuna dormido.

Momentos así siempre me hacían recordar el día en que iban a llegar a este mundo. Fue un poco traumático, pero lo recordaba como uno de los momentos más hermosos de mi vida. Experimenté muchas emociones ese día, sobretodo la desesperación de tenerlos en mis brazos y saber que estaban bien.





"Un dolor agudo en mi vientre me despertó de golpe, me encontraba medio sentada en la cama porque así era la única manera de dormir al menos un poco en las últimas semanas, la habitación estaba iluminada levemente por la lámpara de la mesa a mi lado y lo primero que hice fue llevarme las manos a la zona donde sentía dolor, a la vez que los quejidos abandonaban mi boca sin yo poder controlarlo, se trataban de contracciones o eso creía. Miré a mi lado y JiMin estaba durmiendo tranquilamente.

No sabía que hora era, sólo sabía que teníamos que ir al hospital de inmediato. Los bebés ya venían.

–JiMin... –lo moví, pero su sueño al parecer era pesado y no lo culpaba, él, así como yo, no dormía bien y cuando lo hacía no se despertaba tan fácil. –JiMin... ¡JiMin! –Terminé golpeándolo en la cara y por consecuencia despertó sobresaltado, quedando sentado en la cama.

–Ah... qué, qué. –Me miró y cuando se dió cuenta de mi estado y de mis lágrimas por el miedo y el dolor tan horrible que sentía, su semblante cambió a uno muy preocupado. –¿Qué pasa, amor?

–Los bebés. –No me hizo falta decir más porque se levantó de inmediato, llegando a mi para ayudarme a ponerme de pie. –Me duele... –Apreté los dientes. Era un dolor muy fuerte.

–Tranquila, bonita. Recuerda los ejercicios de respiración. –Pronunció de forma nerviosa, aunque trataba de controlarse para así ayudarme. Me ayudó a ponerme un abrigo sobre la pijama y comenzó a guiarme hacia la puerta rodeándome con un brazo y tomándome de una mano, mientras yo daba pasos lentos y cortos estando inclinada un poco hacia adelante.

Oímos unos toques en la puerta. –Hyung... –Se trataba de JiHwan que de seguro había escuchado mis quejas.

–¡Vamos al hospital! ¡Ahora!

Ji abrió la puerta y en seguida noté su cara de espanto.

Ayúdala, yo voy por las cosas. –Pronunció JiMin de forma apresurada.

Las cosas que debía llevar al hospital se encontraban en el piso de arriba, se nos había olvidado bajarlas.

El chico llegó hasta a mi, tomando el lugar de JiMin para así salir de la habitación hasta la puerta principal. El dolor había disminuido un poco por lo que podía caminar más rápido, aún así sentía el peso de mi panza como nunca antes.

Habíamos cambiado de habitación y ocupábamos una del piso de abajo de la casa para así no tener que bajar las escaleras cuando llegara el momento de ir al hospital, Ji también se había cambiado. Finalmente salimos de casa, la noche estaba algo fría aunque no lo noté tanto por el abrigo.

Llegamos a la camioneta y Ji me ayudó a subir en el asiento de copiloto, asegurándose de que tuviera el cinturón puesto.

–¡Ahg! –las contracciones comenzaron de nuevo y apreté los labios, cerrando los ojos– Mierda, mierda, mierda.

–Respira, noona –Ji se había quedado junto a mi, sin cerrar la puerta del auto– Es una contracción, leí sobre esto. Solo respira, necesitas tranquilizarte.

–Lo que necesito es ir al hospital para que me los saquen –pronuncié, entre dientes, desesperada– ¡JiMin! –Grité, cuando justo salía de la casa con mi bolso y las dos pañaleras.

–Ya voy, bebé, ya voy. –Llegó corriendo a la camioneta. Ji agarró las cosas y se subió a la parte de atrás.

JiMin se subió en el asiento de conductor y encendió el motor, arrancando de inmediato para ir directo al hospital. Su mano tomó la mía, mientras la otra la tenía al volante, y con ese simple gesto me brindó un poco de calma mientras me concentraba en tomar aire por la nariz y botarlo por la boca.

Escuché a JiHwan que hablaba por teléfono, con quién creía era EunBi porque decía que ya íbamos en camino al hospital; que por fortuna quedaba cerca de casa.

Sentí como JiMin besaba el dorso de mi mano una y otra vez. –Ya vamos a llegar, bonita. Mantén la calma ¿si? Te amo, todo va a salir bien.

–Te amo. –Dije, a pesar del dolor.








Ver a mis hijos por primera vez sería una imágen que se quedaría grabada en mi mente para siempre, escuchar su llanto fue el sonido más maravilloso que había escuchado. No dejaba de mirarlos, me parecían tan perfectos.

Después del dolor y las horas en labor al fin estaban con nosotros.

Me encontraba en la cama con Amara en brazos envuelta en una mantita morada, estaba dormida igual que Aren quien JiMin lo tenía cargado envuelto en su mantita amarilla, se encontraba sentado junto a mi. Ya los había amamantado. Sólo estábamos nosotros porque se suponía que yo debía descansar y por eso los chicos se habían ido, pero no podía dejar de ver a mis bebés, quería vigilar sus sueños a pesar de lo exhausta que me sentía.

–Son tan perfectos. –Dijo JiMin en un susurro, admirando a Renie.

Él también estaba agotado, había estado tan nervioso durante toda la labor de parto, pero aún así me dió el apoyo que necesitaba para tener las fuerzas de traer a nuestros hijos a este mundo. Todo había salido muy bien.

–Lo son. –Acaricié la frente de mi pequeña y miré al pelinegro que me devolvió la mirada. –Te amo, cielo.

–Y yo a ti, lo hiciste tan bien, amor. –Depositó un corto beso en mis labios. "











•••





Me miré al espejo, admirando mi cuerpo en el vestido blanco. Era ajustado arriba y atado al cuello, escotado en la espalda con algunos detalles bordados que acentuaba mi figura, luego la parte de abajo que llegaba hasta el suelo era más suelta con una abertura en el lado derecho por lo que mi pierna estaba a la vista, la cola era un poco más larga y también tenía algunas detalles bordados. Me gustaba mucho. Al momento en que lo vi supe que era el vestido perfecto para mi boda.

Mi cabello suelto caía en mi espalda con algunas ondulaciones, una tiara de flores pequeñas y delicadas adornaba mi cabeza.

La persona que se encargó de maquillarme y peinarme me había dejado sola en la habitación para así tener un momento para calmar un poco los nervios. Me asomé por la ventana viendo parte de la Villa donde me encontraba, aunque desde ahí no podía ver el área donde sería la ceremonia, pero si tenía una vista a playa y el mar. JiMin y yo decidimos hacer la boda en Busan, en la playa, ya que nos comprometimos en una. Esperamos hasta que los bebés tuvieran diez meses para así casarnos.

La puerta se abrió dejándome ver a EunBi y mi tía, ambas venían con mis hijos en brazos.

–¡Estás preciosa! –Halagó, Bi. Llevaba un vestido en tono coral muy sencillo, la hacía ver muy linda. Mi tía Giselle tenía puesto un vestido amarillo largo y suelto, también se veía linda.

–Te ves espectacular, Acassia.

–Gracias, las dos están preciosas igual –les sonreí– Mis bebés están hermosos. –Ambos rieron cuando les hice caras graciosas, a la vez que alzaron sus brazos hacia mi al mismo tiempo para que los cargara, lo cual hice.

Renie tenía una camisa blanca de manga corta con un chaleco beige encima y unos shorts blancos, en su cabeza tenía una boina también de color beige. Marie tenía un vestido blanco por completo y en su cabeza llevaba una tiara de flores parecida a la mía, ambos estaban descalzos. Todos iríamos descalzos en la ceremonia.

–Los amo, los amo. –Besé sus cabecitas.

–Ya casi es hora. –Me avisó Monie después de tomar algunas fotos con mis pequeños.

Cargó a Amara porque se la llevaría a JiMin, estaría con él en el altar y yo iría con Aren.







Cuando estuve en el exterior sosteniendo a mi bebé en mi lado derecho y con mi bouquet en la mano izquierda, delante de los invitados y de JiMin que estaba con Amara en brazos y con Gigi a su lado, luciendo adorable con su vestido blanco también, aún no podía creer que estuviera a punto de casarme.

El lugar era perfecto.
Toda la decoración era sencilla, de color blanco y con flores. Algunas luces guindaban de las palmeras sobre el área de las sillas blancas que tenían algunas telas y flores adornandolas, dejaban un camino en el medio y al final estaba la pequeña tarima con un arco blanco repleto de rosas blancas y rojas, más atrás se veía el mar.

JiMin estaba ahí de pie luciendo tan guapo con su cabello negro muy bien peinado, mostrando la frente y un atuendo fresco de color blanco de camisa y pantalón, ideal para la playa. Comencé a caminar por el corto tramo que me llevaría a la tarima, la brisa marina chocaba levemente contra mi piel y movía mi vestido, también mi cabello. El pelinegro no despegaba sus ojos de mi, noté sus lágrimas al ir acercándome y me sentí muy conmovida. Marie me señaló y parecía querer venir hacia mi.

Todos nuestros amigos y mi hermana ya ocupaban las sillas, también Ji y su novia, mi tía, SoMi y SeongSu. Estaban exactamente las personas que queríamos que estuvieran con nosotros en un momento así.

Me hubiese encantado que mi padre estuviera ahí en primera fila, pero sabía que donde quiera que esté se sentía feliz por mi.

Los chicos me miraban felices y orgullosos, yo también me sentía de igual manera por ellos y por todo lo que habían logrado. Otros del grupo que serían padres eran NamJoon y BoRa, ya su panza se notaba. YoonGi y Sua estaban comprometidos, al igual que Jin y Jen, y el resto estaban felices viviendo sus vidas. Ravi al fin había sentado cabeza y tenía una relación estable con una chica que lo tenía como loco enamorado.

Jin me guiñó un ojo, estaba aguantando las ganas de llorar así como yo. EunBi me lanzó un beso diciéndome lo hermosa que me veía, Ravi lloraba a moco tendido y eso que aún JiMin y yo no nos dábamos el "sí".

Finalmente llegué frente a quien dentro de unos minutos sería mi esposo, sus ojos me observaron de arriba a abajo y luego le sonrió a Aren. Miré a Gigi que estaba tomada de su mano.

–Mi amor, estás hermosa. –Ella rió, avergonzada. Su cabello iba trenzado y también tenía una tiara de flores.

–Tú también, Cassie unnie. –Me mostró una gran sonrisa con dientes faltantes.

–Estás... Estás preciosa. –Dijo, JiMin, sonriente con sus ojos brillando de pura adoración.

Cuando iba a decirle lo guapo que se veía nuestros pequeños comenzaron a balbucear y hacer ruiditos, comunicándose entre ellos, arrancándonos risas a todos.

–Ma-má. –Amara extendió los brazos hacia mi, cerraba y abría sus pequeñas manitos. Quería que la cargara pero no podía.

En ese momento se acercaron Monie y Ji para llevarse a los bebés, también Gigi fue con sus padres porque no podían estar con nosotros hasta que tuvieran que entregar los anillos.

JiMin acomodó su cabello como era costumbre y luego su ropa, estaba nervioso como yo.

–Tu te ves muy... ardiente, cielo. –Lo halagué haciendo que riera con un poco de timidez. Nos tomamos de las manos mientras el oficiante que llevaría a cabo nuestra unión se colocaba en su lugar.

Nuestro contacto visual era tan especial, como si nos dijeramos todo sólo con mirarnos.











Nos encontrábamos con los bebés en el salón de la Villa mientras todos estaban en la churuata disfrutando. Oficialmente ya éramos esposos.

Después de la ceremonia tomamos muchas fotos a la orilla de la playa y luego comenzó la celebración e hicimos el respectivo baile de recién casados y también bailamos con Marie y Renie. Gigi también se nos unió, después de todo ella tanto como sus padres seguían muy presente en nuestras vidas.

Habíamos entrado a la Villa alejándonos de todo el alboroto para hacer dormir a los bebés, ya que EunBi y JungKook los cuidarían para así poder tener nuestra noche de luna de miel, esos dos no eran tanto de fiestas por lo que se ofrecieron a cuidarlos.

Nuestros planes eran quedarnos en la ciudad por unos días más. Eso quería decir que tendríamos nuestra luna de miel en compañía de nuestros pequeños como si se tratara de vacaciones familiares.

Acosté a Marie en mi regazo para así darle su biberón, le tocaba antes de dormir, se dormiría rápido porque se restregaba los ojos con sus manitos cada tanto, siempre lo hacía cuando tenía sueño. JiMin estaba frente a mi con Aren meciéndolo en sus brazos, ya se había tomado su biberón y estaba por dormirse. Él solía dar pelea a la hora de dormir así tuviera sueño, pero al parecer sus energías estaban agotadas por completo.

Aren el pequeño travieso, era muy apegado a mi. Era algo serio, no sonreía tan a menudo y era muy activo, siempre debíamos tener un ojo en él porque podía ser muy escurridizo, a veces nos costaba hacerlo dormir a la hora. A diferencia de Amara, quien era más apegada a JiMin, era más tranquila, más risueña, sonreía siempre y también era un poco dormilona. Ambos tenían personalidades muy opuestas, pero cuando Amara decidía seguir a su hermano en todo lo que hacía, el desastre podía ser muy grande.

Nuestros amigos decían y bromeaban con que Aren sería igual a mi cuando creciera, con un carácter difícil, aventurero, que no le tendría miedo a nada y que no dudaría en dar su opinión con respecto a algo, eso último era porque a veces gritaba mucho. Y que Amara sería una copia de JiMin, más encantadora, se llevaría bien con todos, pacífica, querría sólo paz y armonía a su alrededor. Faltaban años para saberlo, pero opinaba lo mismo.

Los dos estaban comenzando a dar sus primeros pasos solos, Renie fue el primero, ya decían algunas palabras también. Captaban a la perfección muchas de las cosas que les decíamos. Eran bebés muy cariñosos, quizás Marie un poco más. Desde que descubrieron los abrazos, lo hacían con todos, bueno, Renie cuando quería. Entre ellos les gustaba mucho abrazarse y yo esperaba que al crecer siempre se mantuvieran unidos.

A veces surgían pequeños celos entre JiMin y yo por las preferencias de nuestros hijos, aunque al final del día el amor hacia ellos era incondicional.














–Estar sin los peques se siente muy raro. –JiMin me entregó la copa de vino y él tomó la suya.

–Ya los extraño.

Llegó el momento en que los novios tenían que abandonar la fiesta, así que JiMin y yo estábamos en una cabaña cerca de donde se llevó a cabo la recepción. No pretendíamos estar tan lejos de nuestros hijos, a pesar de que sabíamos que estaban en buenas manos.

–Igual los veremos mañana –asentí– Deberíamos brindar de nuevo.

–Está bien.

Ambos estábamos dentro de una tina llena de espuma y de pétalos de rosas en el agua tibia, que también se encontraban esparcidos por todo el baño y la habitación en realidad.  Algunas velas aromáticas se situaban junto a la tina creando así un ambiente romántico para una pareja de recién casados, una botella de vino tinto y algunas frutas nos acompañaban.

Mis piernas estaban entre las suyas y la espuma nos tapaba a ambos casi hasta el pecho. Tenía mi cabello atado en un moño alto para así no mojarlo, aunque de igual manera lo haría luego.

JiMin alzó la copa en su mano, sin dejar de mirarme. –Brindo por nosotros, por nuestros hijos, por todo lo que hemos logrado juntos y porque sigamos amándonos cada día de nuestras vidas.

–Brindo porque me hiciste experimentar el amor de diferentes maneras –él sonrió al igual que yo–, lo que siento por nuestros hijos y por ti es algo que no puedo describir, son mi vida entera. Brindo por nuestro amor y por nuestra familia. –Chocamos las copas y tomamos todo el contenido al mismo tiempo, las dejamos a un lado ya vacías.

JiMin se dedicó a contemplar todo mi rostro, parecía pensar en algo. Sus ojos se veían más brillantes por el reflejo de la luz de las velas.

–Quieres besarme. –Dije, a propósito.

Esto era muy parecido a como cuando inició todo y si mirábamos atrás habíamos recorrido un largo camino.

–No sé que me haces, que siempre quiero besarte... y hacerte otras cosas. –Me atrajo más hacia él sin dejar de sonreír, tomándome de la cintura para finalmente atrapar mis labios en los suyos, rodeé su cuello con mi brazo disfrutando del movimiento lento de nuestras bocas juntas, saboreando hasta la última gota de vino. Sentía sus pectorales firmes contra mis pechos, su erección contra mi entrada, no sólo me embriagaba de sus besos sino también de su cercanía.

Sus dedos apretaron mi piel cuando acaricié su longitud, sólo tuve que alzarme un poco para así dejar que entrara en mi con un poco de su ayuda y sin perderme ni un segundo de como su boca se entreabría y sus ojos conectaban con los míos, provocando que el agua se desbordara mojando el piso por los movimientos que hacía. Comenzó a repartir besos por mi cuello apretándome contra él, ambos nos deshaciamos en suspiros y jadeos de placer por como me movía sobre él marcando un compás calmado, no había prisas. Sus manos se aferraron a mis caderas y volvió a capturar mis labios, en un beso más intenso.

El agua seguía derramándose, pero estábamos en una burbuja en que no nos importaba nada más que la sensación de nuestras pieles juntas.














Cada vez que se acercaba el agua los pequeños movían sus piernas chapoteando, reían y aplaudían felices. Decidimos pasar la tarde en la playa, estábamos sentados en la orilla. JiMin tenía a Amara sentada entre sus piernas y yo a Aren entre las mías, tenían sus trajes de baño al igual que nosotros.

–¡Ahí viene el agua, Renie! –Dije, moviendo sus manos en el aire. Reí viendo como jugaba con sus piernas cuando el agua llegaba a tocarlas. Miré a Marie que hacía lo mismo.

JiMin hacía que ella caminara sobre la arena mojada sosteniendola de una mano para que no se cayera, a ambos les gustaba la textura de esta. 

–La arena no se come, cariño. –Impidió que se llevara el puño lleno de arena a la boca.

–Todos estos meses han sido una locura. –Sostuve a Renie para que se pusiera de pie y miré a JiMin.

–Si –concordó–, pero no lo cambiaría por nada. Somos muy afortunados. –Sonrió.

–Lo somos. –Afirmé.

Él se inclinó hacia mi y yo dejé un rápido beso en sus labios. Seguimos disfrutando de los grandes momentos que nos regalaba la vida junto a nuestros pequeños.









Me sentía extremadamente dichosa y feliz por JiMin y por mi, por nuestra familia. Por todo lo que pasamos, por escogernos cada día y que juntos intentábamos ser el mejor ejemplo para nuestros hijos.

















•••

Ahora sí oficialmente nos despedimos de #Parssie :') Permítanme un minuto *se va a llorar al rincón*

Fue difícil poder despedirme de esta pareja, de verdad no quería que llegara el momento aunque ya era hora. Espero hayan disfrutado de estos extras que casi fueron como una segunda temporada jsksjs xd
De nuevo gracias por acompañarme hasta aquí, por la paciencia, por su apoyo. Lxs amo mucho💜

Recuerden que tengo más historias en mi perfil por si no se han pasado por ellas les podrían gustar ^^ Mi usuario en instagram es gypsyminj. Por si quieren seguirme por allá;)

#ParssieNationForever

Fotito de los mellizos✨

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