MITSUKI
Al día siguiente me duché con agua caliente, necesitaba quitarme de encima aquel oscuro sueño ya que empezaba a pensar que quizás se trate de mis recuerdos perdidos, hecho me que descorazonaría.
No quisiera que mi pasado, aquel que no puedo recordar, haya sido ese. De solo imaginarmelo empezaba a temblar.
Además si Itachi era mi padre biológico como en el sueño ¿por qué nunca me lo dijo? Aquello no tenía sentido alguno.
Luego estaba mi realidad, en donde Itachi le hizo algo a nuestro mayordomo. Algo nefasto por los gritos que hubo lanzado.
En verdad me sentía asustado y solo ya que no podía compartir aquello con nadie. Debía aparentar que todo estaba bien, y que nada me importaba.
Me miré en el espejo, tenía puesto un pantalón negro, zapatos al tono, camisa negra y pulover azúl oscuro que me resaltaba el color de mi cabello. Mi típica expresión de indiferencia era perfecta.
Salí de mi habitación y no pude evitar sentir un ligero escalosfrío recorrer mi cuerpo. La voz de mi padre resonó en el lugar y aunque mi corazón se disparó a mil latidos por segundos, mi apariencia fue la misma. De total indiferencia.
— Ven Mitsuki, el psiquiatra debe verte.
— Como gustes padre.
Al entrar al salón de las visitas ví a Deidara, el esposo de mi padre y mi psiquiatra.
Su sonrisa hoy particularmente me resultó sombría. Nos sentamos y él como siempre me hizo unas preguntas a las que tuve que responder. Tras media hora Deidara concluyó diciendo que tenía que inyectarme una nueva dosis de esa horrenda droga.
Tuve que usar mi maxima voluntad para no gritar de la desesperación ya que sabía lo que me esperaba. Miré a mi padre lo mas indiferente que me fue posible y él me dijo que todo eso era por mi bien.
Suspiré e hice un gesto de indiferencia. En eso ví entrar a un extraño vestido de mayordomo.
— Mitsuki te presento a Sasori, nuestro nuevo mayordomo — dijo mi padre. Para mi sorpresa Sasori empezó a preparar la inyección que me colocaría — Entre otras cosas es doctor y enfermero — siguió diciendo mi padre — Sasori es completamente leal. Así que no te preocupes hijo.
—¿Qué pasó con el otro mayordomo padre?
— Renunció esta mañana.
— ¿Así nada más?
— Así es hijo
Mentira, podía ver en el rostro de ellos tres que todo era una mentira. ¿Por qué? ¿Qué ocultaban? Sasori acabó y se acercó a mi con esa odiosa jeringa. No pude evitar moverme en mi asiento nervioso.
— Tranquilo hijo, es por tu bien.
— Deme su brazo señorito Uchiha — dijo Sasori.
Obedecí sin protestar ¿Qué otra cosa podía hacer? Estaba atrapado sin posibilidad de escape.
Sasori me inyectó aquella maldita droga que encima era tan dolorosa. Respiré entrecortado, cerré los ojos y apoyé mi cabeza en el respaldo del sillón. Me empezaba a sentir mal, muy mal.
Cuando acabó, mi padre me dió la pastilla que solía tomar, también por ordenes de Deidara. Lo miré muy dolorido pero él era muy estricto. Sin más opción abrí la boca y dejé que él la coloque sobre mi lengua. Luego me dió agua para ayudarme a tragarla.
Listo. Volvía a ser anulado en mente y alma. Empezaba a ver borroso. Sentía ecos de voces pero ya no entendía lo que decían. El sueño o recuerdo que fui teniendo esos días empezaba a desaparecer de mi mente.
Como así también iba desapareciendo de mi ser el deseo de disculparme con Boruto. De mi alma iban desapareciendo los sentimientos de arrepentimiento, dolor, soledad para regresar los mas oscuros deseos y emociones de rencor, superioridad y crueldad.
Ahora no deseaba ver a Boruto para disculparme sino más bien volvía la oscuridad a mí, deseando verlo para vengarme. ¿ Por qué? Él no me hizo nada, pero aún así sentía que una vez más iba siendo encerrado dentro de mi mismo.
— Hijo — mi padre me susurró al oído — No está nada bien ser alguien noble y de buen corazón. En éste mundo debes ser frío y duro, hasta cruel. Solo así sobrevivirás. —Lo miré a los ojos sin energía pero muy sorprendido — Lo de Boruto se complicó porque es el hijo de la pareja de mi hermano. Sin embargo tu accionar para con él fue lo correcto. Así debes tratar a tu pareja, si te ama de verdad lo soportará y hasta lo disfrutará. Como Nagi, lo sé todo Mitsuki.— Empezaba a respirar entrecortado —En cuanto a Boruto si quieres vengarte por haberte delatado haciendote quedar mal frente a todos....está bien. Es lo correcto.
Luego de decirme todo eso se alejó junto con Deidara. Mis parpados me pesaban al punto de caer dormido en un vacío sueño. Murmuré.
" Lo siento mucho....Boruto....lamento....haberte lastimado".
NAGI
Aquella mañana me había despertado con un mal presentimiento. Necesitaba ver a Mitsuki con urgencia pero mi padre me pidió que lo ayudara con unos asuntos de su trabajo. De paso nos conociamos más.
Me gustaba mucho pasar el tiempo con él ya que sentía que era el mejor padre del mundo. Lo poco que sabía de su pasado se debía a Nagato y su información. Sabía lo del club nocturno y el infierno que mi padre vivió allí.
Honestamente deseaba saberlo todo de su persona pero no me animaba a preguntarle por respeto. Y él no me contaba nada. Sus motivos tendría.
Lo cierto es que luego del almuerzo recién pude ir a ver a Mitsuki. Esa maldita restricción que padecía me ponía los nervios de punta. Maldita sea. Mientras me encuentre en el carruaje de la familia no había problemas. Al menos eso quería creer.
Cuando llegué me atendió un extraño mayordomo. No era el de antes y eso me sorprendió. Éste tenía una mirada un tanto peculiar. Al decir quien era me hizo entrar con una amplia sonrisa.
— El señorito Uchiha se encuentra en el salón de lectura. Venga conmigo — me guió sin dejar de sonreir, ese sujeto me causaba una mala impresión. Tras abrir la puerta dijo — Señorito, tiene visitas. Es Nagi.
Luego se fue. Entré y lo ví. En apariencias estaba bien pero presentía que no era sí. Su hermosa mirada dorada estaba....¿vacía? Él se encontraba de pie mirandome. Corrí a él y lo abracé con fuerza. Sentí que me rodeaba con sus brazos.
—¿A qué se debe tanta efusividad? — dijo sin vida en su voz.
—Mitsuki, aquí estoy — luego lo miré a los ojos sujetandolo de las mejillas, estsban vacíos, sin vida alguna — Para lo que sea que necesites mi amor.
—¿Amor? ¿Lo que necesite? ¿A qué vino todo eso Nagi?
Él estaba muy extraño y eso me angustió. Lo acaricié con suavidad y recien pude notar un leve brillo en sus ojos.
— Aunque sigas amando a Boruto no me importa, te amo igual. Aunque al verme solo lo veas a él.
Mitsuki recién mostró su alma en su dorada mirada, me acsriciaba la espalda mientras nuestros labios se rozaron.
Así llegaron los salvajes y pasionales besos al tiempo que él introducia sus manos bajo mi camisa para acariciar mi piel y....clavarme sus afiladas y dolorosas uñas.
Me hicieron sangrar, lo sé pero no me importaba. Más bien me aferré a él con todas mis fuerzas sin dejar de besarlo. Cuando sentí que me arañaba con mayor fuerza, el dolor me obligó a alejar mis labios de los suyos y lanzar un ahogado quejido.
— ¿Me tienes miedo Nagi?
—No
—¿Te alejarás de mi por lastimarte así....como lo hizo Boruto?
— Deja de compararme con él. Yo nunca me alejaré de tí....mi amor.
—¿Aún me amas?
—Más que antes. — lo abracé con fuerza ya que sus uñas seguían lastimando mi espalda. Si bien cicatrizaban en menos de un segundo los dolores no desaparecían tan rápido. Seguían. Y eso me hacía respirar entrecortado pero no significaba que me alejaría de él — Tranquilo mi amor, aquí estoy. — Luego lo miré a los ojos — ¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan angustiado?
Esta vez Mitsuki se había ensañado ya que no dejaba de incrustar sus afiladas uñas en mi piel. Algo no andaba bien con él, lo sabia porque él no era así.
—Tienes mucha resistencia Nagi. Demasiada diría yo.
— Mi amor....tranquilo — lo besé con ternura intensa y él dejó de arañarme para empezar a acariciarme con suavidad y masajearme en los lugares donde me habia lastimado y ahora me dolía. Pero sus caricias alejaban el dolor reconfortandome. — Te amo Mitsuki — susurré en sus labios.
—Tambien te amo Nagi
—¿En serio lo dices?
—Si
—Pero ¿y Boruto?
— No, no es amor lo que siento por él. Ya no lo amo, además él tiene a Shinki, siempre tuvo a Shinki.
— Mi amor — lo abracé sintiendone muy felíz. Era lo que deseaba saber.
—Te dije que podría enamorarme de tí. Al parecer no me creíste.
— Mitsuki ¿quién podría amarme?
—Yo
Luego me besó haciendome sentir en el mejor de los mundos. Pero en un determinado momento pude ver su alma. Gritaba y lloraba de la angustia ya que estaba encerrada en la oscuridad.
— Ayúdame Nagi — me susurró al oído fingiendo que besaba mi cuello —Me tienen encerrado, no puedo salir a ningun lado. —lo abracé con fuerza — Dile a Boruto que lo siento mucho y que no confie en mi padre. Tú tampoco confies en él.
— Le diré tu mensaje y te sacaré de aquí.
— No, no podrás. Mientras sepas aparentar no habrá problemas. Solo dile a tu hermano que lamento tanto haberlo lastimado.....antes de....de que....la oscuridad me consuma....
Lo miré preocupado. No lo dejaría así. Lo salvaría. Lo amaba tanto que lo salvaría.
— Te amo Mitsuki y nunca me alejaré de ti.
—¿Lo prometes mi amor?
— Lo prometo.
— Yo no dejaré de amarte, aunque sea desde la oscuridad te seguiré amando Nagi.
Nos volvimos a besar con pasión intensa y él volvía a clavarme sus afiladas garras en mi piel lastimandome pero yo me centré en nuestro amor y aquel beso. Así lentamente fue acariciandome con suavidad.