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Días después:

Caroline:

     Intenté ponerme en contacto con mi hija para averiguar si estaba bien. No me fiaba en absoluto del hombre que la había asaltado. Nunca confié en alguien que llevaba doble vida y que te intentaba convencer solo con unos ojos bonitos y una sonrisa de estrella de cine.

     Sweet me había enseñado que solo importaban los hechos.

     Él me había abandonado porque le fue más cómodo hacerlo. No me había contado la verdad de su vida porque no confiaba en mí. Yo solo fui su distracción mientras se alejaba de lo que le esperaba en casa.

     Así que no pensaba confiar en el motero que había hecho daño a mi hija. Por muy gemelo que fuera de Michael. Pero si era cierto que Noah estaba embarazada necesitaba estar con ella.

— ¿Me puedes llevar a ver a mi hija? — Le pregunté a Michael quien removía en silencio su café.

— Hola, nena. ¿Para qué soy bueno?

— ¿Te has vuelto a dormir mientras desayunas? — Me eché a reír.

— Me das demasiada caña— apostilló conteniendo el bostezo.

— ¿Me puedes llevar a ver a Noah? Hace mucho que no sé de ella.

— Claro, nena. Deja que resucite, me dé una ducha y soy todo tuyo.

     El teléfono le sonó a Michael mientras aún se estaba vistiendo. Lo escuché ahogar una maldición. Intenté hablar con mi hija. Me saltó el buzón de voz.

— Voy contigo— afirmé y me coloqué delante de su enorme moto.

— Será mejor que...

— Pienso ir, Michael Hillstrandt. Si quieres que te dé una paliza y me lleve tu moto por mí sin problemas.

Mike cerró su casco con una enorme sonrisa de medio lado y se colocó las gafas de sol graduadas.

— De acuerdo, mi pequeña matona. Monta.



Michael:

     Iba con el corazón en un puño por el tiroteo que había alcanzado a Steelo. Aquel hijo de puta estuvo a punto de matar a Noah y al bebé. De no haber sido por mi hermano Bomber ahora mismo... Ni siquiera me lo quiero imaginar.

     Siguiendo órdenes de mi padre llevé a Caroline con Bear y Abbie. Me reuní con Dog y Amy de camino a la clínica. La noticia del intento de asesinato había corrido como la pólvora. El jefe quería adelantarse a posibles complicaciones.

     Lo peor para un club es que le crean débil. El máximo responsable de la seguridad de los Bombers se debatía en la cama de una clínica entre la vida y la muerte.

     Había que mandar un mensaje de unidad y fortaleza.

— ¿Qué coño ha pasado, Black Timber? — Dog, antiguo protector de mi padre lo miraba fijamente con los tatuados brazos cruzados sobre su pecho.

— El cabrón con el que Noah se casó. Intentó matarla. Steelo lo impidió.

— Ese imbécil conseguirá que se lo carguen por ese coño... Ya tiene que estar chapado en oro.

     Timber miró con mucha rabia a Dog y se encaró con él.

— La próxima vez que insultes a mi mujer te rajo el cuello.

— Me gustaría ver si tienes pelotas, Wolverine.

— Ahora mismo no hay tiempo para esas polladas— intervine antes de que se mataran entre ellos—. Hay que...

— El cabrón ese se ha puesto la soga al cuello solo— me cortó Timber con impaciencia—. Ha herido a un médico con un historial impecable, sin multas de tráfico o de aparcamiento. Ha puesto en peligro a la mujer de la que se está separando. En cuanto pise la cárcel será nuestro.

— ¿Qué pasa con mi hijo?

— Lo están operando. Noah le ha conseguido el mejor cirujano.

— Me voy al club. Voy a poner al día a los hermanos. ¿Alguna orden en concreto?

— Que no la jodan y que se estén quietos. Todo está controlado.

— De acuerdo.

     La mano de Caroline impactó con fuerza contra mi rostro sin que me hubiera dado tiempo a reaccionar. Fuera del New Bombardier los prospects nos miraban en hito.

— ¿Por qué no puedo estar con mi hija? Ese maldito loco casi la mata. ¿Qué demonios hago yo aquí? ¡Mi hija me necesita!

— Está controlado— miré a los hermanos que se agolpaban ante el espectáculo—. Nena, tu hija está bien. Timber y Dog están con ella. Han disparado contra uno de los nuestros. Tenemos que cuidar de...

— La que tiene que cuidar de mi hija soy yo, Michael. Nos divertimos y la pasamos bien, pero tú eres solo eso. Mi hija es mi sangre.

     Me la llevé aparte para no seguir dando motivos a los míos para que se cabrearan. Me pasé la mano por el pelo intentando calmarme. Respiré profundamente y la miré.

— Te comprendo, nena. Sé que ahora mismo quieres estar con ella. Abrazarla y asegurarte de que está bien. Todo eso lo entiendo, pero han disparado a Steelo. Sí, ha sido un civil, no obstante no puedo asegurar que estemos a salvo. Nena, en el mar la sangre de un animal herido atrae a los tiburones. No podemos permitir que los muchos enemigos que tenemos crean que ahora somos vulnerables. Si caen Steelo y Timber por nuestras idas y venidas puedes dar por muerta a tu hija. Deja que nos ocupemos de todo esto, mami. Te juro que podrás estar con ella. No te pido que confíes en gente que no conoces. Confía en mí.

     La tensión en el rostro de Caroline se disipó por completo. Sus brazos se aferraron a su torso. Cerró los ojos conteniendo las lágrimas.

     La refugié en mi pecho y besé su frente.

— Timber cuidará de ella con su vida. Lo juro.

Mommy's little manWhere stories live. Discover now