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Michael:

     Me puse en pie y las dejé charlando de sus cosas. Me di un paseo por la casa de mi abuela viendo las antiguas fotografías familiares. En todas se repetía la misma escena: Sweet abrazaba a mi padre mientras los dos sonreían a cámara.

    Yo había crecido con las historias de todas las mierdas que había hecho junto con Hiena. Llevaba demasiados años de mi vida odiando a muerte que me recordaran que había salido de sus pelotas y no de las de Black Timberwolf. Llevaba demasiado repitiéndome que en realidad Coyote y yo no éramos gemelos y que él sí que era hijo del despiadado Sweet Muscle.

     Lo miré a los ojos en aquella foto en la que él observaba a algún punto por detrás de la cámara posando con los tatuados brazos doblados sobre su pecho. Entonces lo supe. Nunca podría quererlo como quiero al hombre que me crió, sin embargo, podría dejar en paz su memoria dejando de nombrarlo para siempre.

    Me giré en cuanto sentí los pasos a mi espalda.

— Te le pareces tanto, mi niño...

— No me parezco en una puta mierda a él, abuela. Tal vez físicamente, pero eso es porque era el gemelo de mi padre.

— Iba a ir al cementerio antes de que llegarais. Caroline se apunta. ¿Qué dices?


     ¿Qué coño iba a decir? Pues, que no me apetecía un carajo ir con ellas. ¿Importo mi opinión? Por supuesto que no. Una vez que la Reina da una orden lo más sabio es cerrar el pico y hacer lo que diga sin rechistar.

     Sweet estaba enterrado al lado de mi abuelo. Verlos juntos hizo que me hirviera la sangre, pero, me callé antes de que me enterraran a mí también.

     Las sepulturas estaban inmaculadas y con flores frescas. Mi abuela pasó las manos sobre los nombres y solo entonces vi su fragilidad.

— Hola, cariño. Seguro que te sorprenderá ver a Michael por aquí. Ya sé que es la primera vez que viene. Te dije que un día lo haría. También está Caroline. Os vamos a dejar un rato a solas Seguro que tiene que contarte muchas cosas.



Caroline:

     Me quedé un rato en silencio mientras veía el nombre tallado en la lápida. Jonathan "Sweet Muscle" Hillstrandt. Mi amado hijo... Por debajo estaban las fechas de su nacimiento y la de su muerte.

     Le dediqué una plegaria.

— Durante mucho tiempo no te recordé. Supongo que fue obra de lo que me diste en la fiesta. Quiero agradecerte que evitaras que Hiena me tocara. No habría podido vivir con ello. Reconozco que durante un tiempo te odié por abandonarme. Ahora comprendo por qué hiciste lo que hiciste. Ambos fuimos solo una parada provisional en la vida del otro. Quiero que sepas que fui muy feliz a tu lado y que le puse a mi niña el nombre que quisiste para la nuestra porque sé que la habrías querido como tuya. Gracias, Sweet. Ahora sí que comprendo que te gustara más tu nombre de carretera.



Michael:

— ¿De verdad que no piensas hablarle, cariño?

— No tengo nada que decirle a una tumba fría. Tú lo conociste mejor que el resto y tienes tus recuerdos para que te hagan compañía, pero el mundo lo conoció como un verdugo sádico. La hija de la mujer de la que se "enamoró" fue violada por su hijo, el mismo que mató a mi familia. Joder, abuela, deja de intentar convencerme. Si Caroline no corría peligro él pudo haberse largado con ella.

— Mi Johnny no tuvo elección...

— ¿Por qué? ¿Por la mierda que descubrió? ¿Qué coño descubrió, joder? Ayúdame a entenderlo... 

— Te lo contaría si realmente lo quisieras saber, pero me temo que lo que te pasa nada tiene que ver con el club, ¿verdad?

     Miré a mi abuela. Ella me dedicaba esa sonrisa burlona que me sacaba de quicio.

— En lugar de ir en moto deberías ir en una maldita escoba...— Ella rompió la paz del lugar con una sonora y fresca carcajada—. ¿Qué coño me pasa, según tú, con Sweet Muscle?

— Pues... Que estás celoso de él. Te has enamorado de Caroline.

— Demencia senil, abuela. Lo tuyo se llama demencia senil y la sufren las personas a llegar a determinadas edades.

— Intenta convencerte con eso, corazón. Te has vuelto a enamorar y crees que debes luchar con alguien que ni siquiera puede defenderse ya... Aunque, habría sido divertido veros pelear por el amor de la chica. Ahora en serio, corazón. Mi Johnny forma parte de su pasado. Tú puedes ser su presente y su futuro. Tan solo deja de ser tan jodidamente Hillstrandt, chupapollas de los cojones.

     Todavía boqueaba buscando una respuesta cuando Caroline se reunió con nosotros. La jodida Reina de Corazones seguía arrodillando a quien le tocara las narices tal y como acababa de hacer conmigo.

— ¿Nos vamos a casa? Estoy un poco cansada. Os quiero mucho— dijo a las lápidas cuando hicimos el camino de vuelta a la salida.


— Has sido muy amable por todo, Charlie. Muchas gracias.

— Insisto en que deberíais quedaros— apostillaba la jodida bruja que era mi abuela con una enorme sonrisa en el rostro—. Os vendría bien descansar de Los Ángeles y a mí me vendría genial tener compañía, para variar. Os podría preparar una buena cena casera. Ya sabes, Caroline, que a los hombres se les conquista por el estómago— le guiñó un ojo.

— Abuela, nos...

— ¡Gracias por quedaros! Nos lo vamos a pasar muy bien.

— ¿Cuándo coño me has quitado las llaves de la moto? — La miré alucinado.

— Tú sienta el culito a ver los dibus como un niño bueno. La abu y Caroline se van a la cocina a preparar la comidita— dijo pellizcando mi mejilla ante la sonrisa divertida de la madre de Noah.


— ¿Qué coño pasa? — Contesté de malos modos cuando me dejaron solo con un canal infantil puesto.

— ¿Dónde estás? Vamos a reclamar a Noah.

— Estoy en casa de la bruja de tu madre con Caroline.

— Debería sentir pena por ti, pero... Te lo mereces por gilipollas. Dale un beso a mi madre, dile que en cuanto me desocupe por aquí iré a verla. Y cuida de Caroline, no quiero que su hija me mate por dejarla en tus manos. Aún sigue cabreada contigo.

— ¿Sabías que Sweet no se suicidó?

— ¿Qué coño has dicho?

— A Sweet lo mataron...

Mommy's little manDove le storie prendono vita. Scoprilo ora