25

123 14 3
                                    

Michael:

— ¿Qué haces tan solo, Tomahawk? — Preguntó Sophie, hija de Bear y Abbie saliendo de la nada. 

     Yo acababa de llegar directamente a uno de los locales que controlábamos para reorganizar las ideas y poner un poco de lógica a todo el sinsentido que era mi mente.

     Sophie era una de esas chicas jodidamente calientes y terriblemente hermosas. Salía a su madre, desde luego. Sin embargo, tener a un padre con el carácter y la corpulencia de Bear no le había traído otra cosa que disgustos. Su primer amor había sido Coyote... Imaginad la opinión de su padre... Luego tuvo una especie de rollo sin confirmar con Steelo durante la etapa que estuvo soltero. Conmigo, en cambio, siempre fue una gran amiga.

— ¿Te tomas algo? — La miré cuando se sentó muy cerca de mí, como de costumbre.

— Tranqui, ya he pedido algo... Oye, ¿sabes qué se traen el jefe y Steelo con Channel? Ellos están con Noah, ¿no?

— Joder, pues claro. Hace poco la reclamaron, ¿te acuerdas?

— Sí, pero es que... — Sophie se detuvo en mitad de movimiento cuando se dio cuenta de que iba a abrirme la cerveza—. Lo siento. No me gustaría que me pusieras el culo rojo— se echó a reír a tiempo que me la pasaba.

— No creo que te dé tiempo de echarle algo sin que deje de mirarte.

— ¿Seguro? Puedo hacer que dejes de prestarme atención y que te centres solo en...

     Ni parpadeé con la visión de las bamboleantes tetas que tenía ante mí. Sin embargo y antes de que ella hiciera nada más sujeté sus mano. Las apresé  su espalda y quedamos de frente mirándonos.

— No juegues jamás si no vas a ganar.

— Vale, vale. Anda, suelta y que me tape las tetas. Me da igual que me las veas tú porque sé que no te van realmente las tías.

— ¡Ah, ¿no?! — Me eché a reír a carcajadas—. ¿Qué me dices de Caroline?

— Es un encanto de mujer. La adoro y sabes que a mí no me suele gustar la gente.

— Sep...

— Pero, Mickey... Es una abuelita que hornea galletas de muerte.

— Cabrona— volví a reír y la bañé con mi cerveza cuando se puso la camiseta del club.

— ¡Serás mierda! ¡Lo siento! Lo siento. Ya sabes que no era mi intención insultarla ni nada. Lo que quiero decir es que es una señora de los pies a la cabeza y tú volverás a llorar como un niño de teta cuando tu "Mommy" espabile... Ahora bien. ¿Te ha echado de casa? O ¿te ha castigado mirando para la pared?

— Como siempre, es un placer hablar contigo.

— Ahora en serio. ¿Qué te pasa? Vienes un poco ido.

— Tenemos que acabar como sea con Hiena. Los Bombers están muy jodidos.

— ¿Qué propones?

— Algo que jamás pensé que se me ocurriría sin haberme hecho mierda el cerebro sin ácido o algo así... Confiar en Coyote...




Caroline:

     Sonreí al sentir los labios de Michael rozándose conmigo. Acarició mi costado con auténtico deseo. Me giré hacia él pidiéndole un beso. Fruncí un poco el ceño al notar la nicotina en su saliva. No recordaba que Michael fumara.

     Abrí los ojos y lo miré. Era él, pero al mismo tiempo no lo era. No sabía explicarlo.

— Me alegra que hayas regresado a salvo de la misión. No me hace gracia que vayas solo por ahí.

— Lo siento, nena. Ya sabes cómo funciona esto. Estoy un poco agarrotado por el viaje. ¿Me das un masaje?

     Sonreí y le quité la camiseta. 

— Voy a encender la luz para...

— No hace falta, Fresita. Me gusta más en penumbras.

— De acuerdo... Cariño, ¿de verdad que es necesario cuando me reclames que haya que hacerlo con gente?

— Eso es lo mejor de todo— replicó con un matiz divertido en la voz.

— Entonces, ¿no te importa que puedan verme? — Pregunté a tiempo que iba deshaciendo los nudos de su fibroso cuerpo.

— No van a verte nada... Solo la testigo. Además, me da un morbo de la hostia follarte con gente delante.

— ¿Te has vuelto loco?

     Michael giró conmigo y me apresó contra el colchón antes de que yo pudiera salir corriendo.

— ¡SUÉLTAME!

— Silencio, culito rico. Silencio. Lo que voy a decirte le podría salvar la vida a tu hijita en el futuro... Su marido no está muy contento porque vaya a ser su "ex". Timber y Steelo no se hablan hora mismo. Steelo se ha largado de la casa.

— ¿Cómo sabes todo eso?

— Eso da igual... Payton le ha congelado las cuentas a Noah. Le exige la clínica para firmar el divorcio. Esa es la tapadera para un negocio de drogas. Tienes que hacer hasta lo imposible porque Timber vaya a hablar con Payton en lugar de Steelo.

— Y, eso ¿por qué?

— Timber es el jefe y Steelo sobra. No querrás ver muerto a tu yerno ahora que tu hija vuelve a estar preñada, ¿no?

— ¿Mi hija embarazada?

— Deberías sacarte la cabeza del culo o de las pelotas del Bomber... Noah está preñada, se quedó durante la reclamación. Por eso va a pedir el divorcio. No quiere que su hijo nazca siendo ella aún la mujer de Payton Pierce. Esa es la trampa que le tienen tendida a Steelo. Será él quien vaya a reclamar en lugar de Noah, así que, haz todo lo posible porque Timber le coja el teléfono a Steelo.

— Y, ¿qué pasa con mi hija?

— ¿Yo qué cojones sé? Invítala a alguna mierda que hagáis cuando salís por ahí.

     El motero se puso en pie y recogió sus prendas. En una zancada se puso al lado de la ventana. El bramido de la moto de Michael nos sorprendió a los dos.

— ¡Espera! ¿Cuándo...?

— Que Steelo no aparezca por el despacho de Pierce... Y yo no he estado aquí.



Michael:

     Tecleé el código de seguridad nada más cerrar la puerta de la calle. Tenía ganas de ver a mi mujer y de enterrarme en ella hasta las pelotas, pero aún me quedaba algo por hacer. Había que poner al tanto a la Plana.

     Con el auricular contra mi oreja miré hacia el techo cuando sentí el movimiento de la ventana en mi habitación.

— Acabo de llegar, Bear. Nada digno de mención. Hablamos mañana...

     Aquel "hablamos mañana" me acompañaría hasta el fin de mis días por todo cuanto pasó después con mi prima Charlie, con Beast, con Noah o con Brooks.

     Entré en mi cuarto. Mi mujer me esperaba desnuda. Lista para la acción.

Mommy's little manWhere stories live. Discover now