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Caroline:

Paul entró en mi habitación del hospital con calma. Me dedicó una sonrisa preciosa que me dolió en el alma. Me había recordado tanto al amor que perdí hacía ya muchos años.

— Me alegra mucho que Jack se haya recuperado. ¿Cómo se encuentra?

— Montado en su moto de camino a buscar a Noah—aseguró y se sentó en el sillón monoplaza frente a mí.

— ¿No es demasiado pronto para que viaje y más en moto? —Alcé una ceja en un discreto reproche que no llegué a verbalizar.

     Paul sonrió exactamente del mismo modo en que lo habría hecho Jax y bajó la cara para mirarse sus zapatos. Tan idénticos que no lo podía soportar.

— Ese chico está loco por Noah... Como los estamos también Steelo y yo—puntualizó—. Intenta retenerlo.

— ¿Cómo es que tú no...? —El lenguaje corporal de Paul cambió y se tornó incómodo en un instante—. Perdona... No quería decir que tú no...

— Lo sé. Si de mí dependiera ahora mismo estaría en cabeza de toda esa puta cagada. Pero... Es una mierda cuando tantos dependen de ti. Tampoco ayuda mucho que esté en el punto de mira de Hiena. Lleva tantos años intentando matarme que ni lo recuerdo. Ese cabrón no me asusta lo más mínimo y, todos opinan que, por una vez, la cago menos si me quedo en la retaguardia. Y... Eso me está matando porque quiero ir junto a ella. Asegurarme de que vuelven los tres de una puta pieza...

— Eres un buen hombre, Paul. Entiendo que Noah se haya enamorado de ti y...

— Eso me lleva al meollo del tema—me interrumpió cruzándose de brazos—. No quiero decirte cómo llevar tu relación con Mike...

— No lo hagas y yo no te diré cómo llevar tu club—le corté.

— Pero... La has cagado hace un momento al opinar sobre la estrategia de los clubs, ¿verdad? —Replicó con una chispita de diversión, de lo más irritante, en la mirada—. Como te decía, no pretendo decirte cómo llevar tus cosas con Mickey, y, en vista de tus delirios de Wonder Woman, me veo más que obligado a hacerlo. En caso de que confirmen lo que pollas sea que tengas, te tienes que empezar a tratar. Yo no soy médico pero, vivo con tres. Ellos te dirían: "el tiempo es clave para garantizar el éxito del tratamiento y la alta tasa de supervivencia". Así que, cuanto antes, mejor. En segundo lugar, Mickey tiene que estar al tanto de lo que te pasa. Eres su mujer, no la puta de turno que se la chupa y desaparece con la salida del sol. Tercero y más importante, quien cuida se descuida.

— Hasta que mi hija no vuelva...

— Sospecho que me han dejado atrás para que aprenda a ser padre—afirmó con la mirada fija en algún punto del paisaje—. No lo hice bien con Michael y John. Supongo que me dan una segunda oportunidad con James y Ziah. Ambos necesitan a su padre ahora que su madre no está con ellos. Sus otros dos padres han ido a buscarla. Yo... Tengo y quiero estar con ellos. Eso te da tiempo para centrarte en ti y curarte. Por favor, no dejes a Mickey al lado. Eso lo destrozaría.

— Pero...

— No lo apartes, Caroline.

     Sonreí y lo miré a los ojos.

— Os parecíais tanto... Tú y Jax. Idénticos.

— ¿Tú eras esa Caroline? —Abrió los ojos asombrado.

— Sí... Yo, estaba muy enamorada de él. Me quedé embarazada y...

— ¡¡¡NO ME JODAS!!! ¡¿ME ESTOY FOLLANDO A MI SOBRINA?!

— ¡¡¡NOOO!!! ¡Claro que no! Cálmate. Jamás consentiría que tu sobrina se acostara contigo, grandullón— le sonreí—. Sí, me quedé embarazada de él. Pero, tuve un aborto. Luego me casé con Ulises y...

— Tuviste una maravillosa vida de mierda. Vivías como la reina en un castillo de mierda y...

— Tuve a mi niña. Lo mejor que me pasó en la vida.

— Creo que me faltarán años para poder agradecerte que vivieras ese infierno. Esa circunstancia hizo que años después conociera a la mujer de mi vida. Gracias, Caroline.

— ¿Va todo bien, papá? —Paul me observó con una sonrisilla traviesa mientras me pasaba su teléfono en manos libres

— Todo bien. Caroline te quiere contar algo.

¿Estás en el hospital, mami?

     Me mató verle tan preocupado pero, sabía que Paul diría algo para evitar que lo dejara al margen. Así que decidí ser sincera.

— Estoy bien, amor. Lo han pillado a tiempo y ya me han donado la médula. Compatibilidad al cien por cien.

Voy para allá.

— No hace falta, Michael. Estoy bien atendida. Tu padre está con los niños. La Reina...

Eres mi mujer. En las buenas y, sobre todo en las malas.

     Me quedé mirando el teléfono un rato después de que colgara. Paul lo recuperó con suma delicadeza, como si no quisiera romper el embrujo de las palabras de Mike.

— No tenías derecho a hacerlo. Yo no te arreglo la vida, tú no...

— Lo siento mucho. De verdad. Te juro que un día me lo agradecerás.

    

Mommy's little manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora