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Un par de semanas después:

Michael:

— Sí, jefe. Noah está mucho mejor, le ha sentado bien el cambio de aires, aunque os echa de menos. Ahora está en el probador con Caroline dándole varios conjuntos de ropa interior. Están en una jodida tienda de Victoria's Secret. Las estoy esperando en el maldito banco de fuera porque las jodidas vendedoras me miraban raro. ¡Hostia puta, todo el jodido día de compras! ¿Es que no se cansan nunca? — La carcajada de mi padre se escuchó incluso fuera de mi móvil—. Juro que estoy por pegarme un tiro. ¿Cómo va Steelo? Moose me lo contó.

— Está algo ausente con todo— confesó—. Descubrir que Dog está vivo, abrirles las gargantas a aquellos cabrones, lo de la jodida gota china de los huevos al que hizo que Noah abortara y cortarle la polla a Coyote... Casi ni habla, me da miedo que...

— Joder, en ese caso vigílalo, no lo pierdas de vista.

— Ahora mismo está con Dog arreglando una moto, lo tiene ocupado, hacía demasiado tiempo que no llevaba a cabo una tortura.

— ¿Cuándo venís?

— En el vuelo de la noche.

— De acuerdo, Noah se pondrá muy contenta— sonreí.

— No le digas nada, vamos a darle una sorpresa.

— Ok. Cuidaos.

     Noah y Caroline salieron de la tienda cogidas del brazo entre risas. Se me apretaron las pelotas al verlas. Ahora comprendía lo que habían visto Steelo y el jefe en ella, incluso puedo comprender que Coyote se haya vuelto loco, literalmente, por ella. Noah es como la flor del Cerezo, menuda y de aspecto frágil, pero muy fuerte. Es capaz de mantenerse en pie a pesar de las adversidades.

      Cuando me quise dar cuenta, mis ojos se habían posado en Caroline y la polla se me puso como el cemento. Era una de esas bellezas serenas, no como lo puede ser una chica joven solo porque tenga juventud, en ella había mucho más. Era guapa, elegante, sin añadidos y sin artificios. Guapa sin ser consciente de que lo es.

     Hacía cinco años que no pensaba en una mujer. No había vuelto a pensar en una desde que perdí a mi dama Kat y a la hija que iba a darme, Pauline.

     ¡Espabila, coño! Es demasiada mujer para ti. Pensé en cuanto las tuve delante.

— Solo nos falta una tienda— repuso Noah con su tierna sonrisa.

     Sin embargo, el Neanderthal que todos los hombres llevamos dentro fue el que reaccionó.

— ¡¡¡NI MUERTO!!! ¡TIENES QUE ESTAR DE COÑA! — Me crucé de brazos ante la divertida sonrisa de Caroline.

     Me derrotó cuando me puso morritos, respondí bufando y poniendo los ojos en blanco. Agarré las bolsas y con la cabeza gacha, aunque en alerta las seguí por el centro comercial. Volví a sorprenderme mirando el precioso y respingón culito de Caroline.

    Tengo que echar un puto polvo con un jodido culo rico. Pensé dolorido por tenerla como una piedra.

     Noah eligió unos cuantos bikinis que le favorecerían bastante.

     Pero, la polla me explotó en cuanto vi salir a Caroline del probador con un diminuto bikini en negro y rojo. Y es que por un momento la imaginé de rodillas con mi polla en lo más profundo de su garganta... Joder, menos mal que los vaqueros eran oscuros. Necesitaba un baño y con urgencia. También otros vaqueros.

Mommy's little manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora