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Semanas después:

Caroline:

Resulta que el motero joven que ayudaba en la vigilancia de la casa de Charlie era medio hermano de Steelo y de Jax. Se llamaba Tyler. Era hijo de Dylan y Jacqueline. Y tío de Ziah. Tenía una relación muy estrecha con Charlie. Creo que el muchacho tenía sentimientos románticos por ella. Sin embargo, era muy difícil saberlo. Tyler era aún más reservado que Steelo.

     Estaba sentada a la puerta de la casa observando a mis nietos corriendo y jugando con el joven motero. A pesar de lo grande que era, mediría metro noventa aproximadamente, me resultaba adorable verlo jugar con los niños. Al igual que Michael, tenía muy buena mano para los más pequeños.

     Decir que estábamos seguros era quedarse cortos. Había moteros por todos lados. Dentro de casa, fuera de ésta. Por los alrededores. Dylan y Paul se tomaban muy en serio la protección de Charlie.

     La sonrisa se me congeló en el rostro y dejé de prestar atención a mis nietos cuando el característico sonido llegó a mis oídos.

     Había pasado más de veinte años desde la última vez que la escuché. Fue durante una lluviosa noche casi a finales de noviembre. Su sonido se me había quedado grabado a fuego en el alma tanto como el olor o las caricias del hombre que la conducía.

     ¡Es Jax! Pensé deslizándome a la inconsciencia.

Charlie:

     La taza se me escurrió de las manos y eché a correr antes de que nadie más reaccionara. Había estado atenta a los niños jugando fuera con los de John cuando vi a Caroline perder el color del rostro y desmayarse.

     Oí, por detrás de mí, las sillas rechinar y caer con estrépito mientras me seguía, pistola en mano a la puerta.

     Tyler había sido todavía más rápido que nosotros, pero Paul lo apartó de Caroline con un sólido empujón que lo mandó al suelo.

— Si en algo estimas tu vida ni se te ocurra tocarla, chaval.

— Perdona, Timber. No fue mi intención pasarme con ella. Solo quería ayudar.

— No pasa nada. Todos estamos tensos—dijo mi hijo a modo de disculpa—. Estás haciendo un buen trabajo, chaval. Cuando todo esto acabe a lo mejor te ficho para que lleves mis colores.

— ¿Ser un Bomber? —A Tyler se le iluminaron los ojos. Era lo que más quería desde que era un niño. Entonces miró a su padre—. Sería todo un honor. Pero, yo soy Devil, jefe.

     Paul sonrió como solía hacerlo cuando no tramaba algo bueno y no dijo nada más. Se centró en Caroline.

— Bueno. Vosotros sois médicos y yo, mecánico. ¿Qué le pasa?

     Dylan la llevó adentro en posición de novias. Se metió en la habitación con ella. Estuvo, lo que me parecieron horas, examinándola. Cuando salió supe, por su semblante, que no era un simple desmayo.

— No puedo asegurar con certeza qué le ha pasado. Necesita más pruebas. De lo único que estoy seguro es que no está embarazada. Hay que llevarla al hospital.

— Estamos en alerta máxima, Dog. Eso es...

— Si es algo serio explícale a tu mujer cuando vuelva que no moviste un dedo por su madre. Te juro que me voy a sentar con un enorme cubo de palomitas a disfrutar viendo cómo te hace mierda las pelotas con sus delicados zapatos de tacón. Seguramente muera atragantado con una palomita por la risa. Pero, es tu decisión, hermano. Tú mandas.

     Sonreí al verlos. Como si el tiempo o los problemas nunca hicieran mella en aquella relación tan especial que les unía como si fueran hermanos.

Mommy's little manWhere stories live. Discover now