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     "Mantén cerca a tus amigos, pero mucho más a tus enemigos".

     Aquello era algo que siempre dijo mi abuelo, Hound. Y, teniendo en cuenta lo mal que le había ido a mi padre siguiendo aquel consejo fue que decidió cambiar de estrategia.

     Él había trasladado a Coyote, quien al ser cada vez más consciente de las antipatías que levantaba por la estrecha relación que tuvo con Hiena, decidió largarse.

— En muchos aspectos me recuerda a Sweet— decía mi abuela, "La Reina de Corazones", mirando por la ventana con la tasa humeante en las manos y la mente en sus cosas—. Sé que mi hijo nunca fue malo. Yo era la única capaz de mirar a su alma cuando le veía a los ojos.

— Joder, abuela, pues te engañó como hizo con los demás. Lo mejor que pudo hacer fue meterse bajo las ruedas de aquel camión.

— Mi Johnny estaba muy cansado de vivir, ¿sabes? — Clavó sus preciosas perlas de mar en mí—. Estaba muy cansado de salvar a mi Paul de su propia estupidez— aquello sí que llamó mi atención. Era lo mismo que me había dicho Coyote en su momento—. Estaba muy cansado de fingir ser algo que no era. Por eso... Tomó la decisión que tomó. Una vez que los Coast posan sus ojos en alguien, esa persona deja de existir.

— Abuela, Sweet trató de matar a mi padre cuando ambos eran muy jóvenes...

— ¡Es mentira! — Rugió mostrándome a la mujer de armas tomar que era en realidad—. Johnny tenía una puntería excepcional. Solo ejecutó la orden de Hiena.

— ¿Cómo puedes seguir defendiéndole? — Puse los ojos en blanco—. Era malo. Tal y como lo es Coyote.

    Mi abuela soltó la tasa con rabia y me dio una bofetada que a punto estuvo de tirarme al suelo.

— Tu padre. El de verdad. Fue una víctima más de los Coast. Nunca lo olvides. Yo no pude salvarlo de Hiena, pero sí que pienso salvar a tu hermano.

     Gruñí en desacuerdo, pero no dije nada más. Me ardía la mejilla por la bofetada que me había dado.

     Me despedí de ella unas cuantas horas más tarde y puse rumbo al club en el que Steelo me esperaba con un par de chicas. Me había jurado a mí mismo que no habría ninguna otra y había cumplido hasta aquel momento.

  — Estás enfermo, colega— dije sonriendo al ver a la chica que Steelo había escogido.

— Es mayor de edad, hijo de puta.

— No... No me refiero a eso. Parece joven, pero se ve que es mayor de edad. Digo que, joder, parece un puto clon de Noah.

— A mí no me lo parece— replicó él cruzándose de brazos examinando a la chica ante nosotros.

— Es normal que no veas el parecido entre ambas porque nunca se te pasaría por la cabeza ver a Noah trabajando en un sitio como éste.

— No me jodas la movida, cabrón. ¿Te pido otra?

     Me eché a reír en plan tocapelotas.

— Me gustaría un trío con ésta.

— Ni de puta coña pienso compartir. Ni contigo ni con nadie. Antes muerto.

— Divertíos— palmeé su espalda.

     Con una cerveza en la mano me encaminé a una de las mesas próximas al escenario lateral. La chica que ocupaba el central era la mejor de todas, sin duda. Una joven preciosidad llamativa, de cuya habilidad para enganchar a clientes a sus bailes dependía la cantidad de dinero que podía sacarles.

     Los hombres rugían como locos. Miré por encima de mi hombro. Fantasy acababa de desnudarse por completo.

— Hola, Tomahawk. ¿Estás seguro de que no quieres ir a mirar a Fantasy? No me importa— me dedicó una sonrisa triste.

— Odio que la gente se me acerque o que me toque. Fantasy está sobrevalorada. Prefiero la belleza natural, como la tuya.

— Eres un encanto.

     Me acomodé en mi sitio con el espejo delante de mí. Así podía controlar el resto de la amplia estancia. Mi atención se centró en la preciosa mujer madura que se contoneaba para mí en el escenario.

— ¿Ha terminado tu turno? — Le pregunté mientras la ayudaba a bajar tras el fin de su baile.

— Sí, me voy a duchar y a casita— le sonreí sin atreverme a decir nada más—. Aunque... Se me está ocurriendo... Necesito un extra. ¿Te gustaría un privado?

— Sí, claro.

     Sniffer sonrió y alzó su jarra en la distancia. Bear me saludó con un movimiento de cabeza. Mi padre estaba en la mesa con unos cuantos hermanos jugando al póker. La perra de Channel se aferraba a su brazo besando su cuello.

     Heather me agarró de la mano y me condujo por los pasillos. Llegamos frente a una puerta cuya luz estaba apagada y la abrí.

     La stripper dio un respingo y se colocó detrás de mí. Yo sonreí y me apoyé contra el marco de la puerta.

     "La gemela" de Noah estaba bastante con la polla de Steelo.

— Largo— demandó él sujetando el cabello de la chica.

— Perdona. La luz de fuera no estaba encendida... Tienes que...

— Fuera...

     Reemprendí la marcha con mi acompañante y entramos en uno de los reservados libres.

— ¿Tienes reglas?

— Solo vas a bailar, ¿no? ¿Buscas algo más? — Sonreí.

— Solo baile.

     Mientras la veía danzar mi mente volvía a mi mujer. A aquellos preciosos hoyuelos que se le formaban cuando sonreía. Al pícaro brillo de sus ojos. El rubor en sus mejillas al confesar que íbamos a ser padres y las promesas de futuro que nos hicimos que quedaron en eso: promesas sin cumplir.

     Las manos de Heather subieron por la tela de mis vaqueros reclamando mi atención. Parpadeé enfocando la mirada y mi mente regresó al presente. La mujer se colocó entre mis muslos y me observó directamente.

— Es meterme donde no me llaman, Tomahawk. Déjalas ir. No te tortures más.

— No sé si esté listo— me sorprendí confesando.

     Ella sonrió comprensiva y me besó. No fue algo forzado. Fluyó con naturalidad. Cerré los ojos y profundicé el beso. La atraje hacia mí. Heather me puso la goma y se sentó a horcajadas. Meneó sus caderas con tanta habilidad que no duré mucho.

— Lo...

— Llevas demasiado tiempo sin sexo.

— ¿Me espías? — Me burlé sin salir de ella.

— Me pasó cuando perdí a mi marido. Por eso me dediqué a esto. No puedo soportar la idea de la intimidad emocional con alguien. Es más fácil algo que no ate y te quite las ganas. Tú aún eres muy joven. No enquistes tu dolor.

     Besé la punta de su nariz y volvimos a la carga. Tal y como ella dijo, sexo mecánico sin el corazón por medio. Nos despedimos unas cuantas horas después y me marché al club. Me di una ducha. Por primera vez apenas tuve pesadillas.

Mommy's little manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora