Capítulo 36

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¡NOTA AL FINAL DEL CAPÍTULO!

(...)

«Llamado»

—Jale —murmuró.

La voz de Ariztia se percibió en un susurro estremecedor, inclusive Honey volteó para encontrarse con el aura perturbada de la alquimista oscura.

Abrió los ojos de par en par levantando la mirada del suelo para encontrarse con la luna, redonda y brillante. La misma que ilumina la playada que ha sido azotada minutos atrás. Se giró en el lugar, sintiéndose desorientada cuando sus manos repentinamente empezaron a templar.

"¿Qué fue ese susurro?"

Pensó.

Se sintió descompuesta, pero no dijo nada para evadir el tema de sus repentinos sentimientos que la sofocaron como las llamas de la hoguera.

—¿Qué ocurre, Ariztia? —cuestionó preocupada Honey.

Elevó la mirada del suelo para encontrarse con los ojos claros de la mujer. Ésta percibió desconcierto en las facciones fruncidas de la chica que guardó silencio.

No obstante, un hecho tomó por sorpresa a la mayor, la acción de la chica al bajar la cabeza y encogerse en el lugar la desconcertó. Pero por dentro Monique se siente ahogada en un mar de decisiones que están apunto de mandarla a segundo plano.

—Estoy bien —susurró.

Mentira.

"Cálmate."

Pensó posando ambas manos en la cadera antes de levantar la mirada y encontrarse con la rubia de ojos claros. La sonrisa que abordó sus facciones inexpresivas detonó falsedad, mas de la esperada.

—Lo que provocó aquella bestia fue un alquimista avanzado. La sangre de alguien oscuro está alterando la corriente de lo natural. He aquí la cuestación, solo tenemos a un culpable... —canturreó señalando el monumento de piedra en medio del golfo— Innfødte —sentenció—. Las bestias solo se manifiestan gracias a la oscuridad y aquí soy la única que puede manipularla. Tenemos a nuestra presa —parloteó sacudiendo sus ropas que han quedado repletas de arena.

—Me gusta como piensas —respondió—. Entonces, ellos ya deben saber que estamos aquí —murmuró preocupada—. No fuimos capaces de estar por mucho tiempo en las sombras. Sebastián definitivamente nos reprendería por ello —soltó siendo jovial haciendo sonreír a la menor.

—Oh, vamos. En la guerra estaba al frente con mi maestro. No me molesta en los mas mínimo recibir unos cuantos rasguños por magos talentosos. Es decir, llega a ser excitante la idea de poder enfrentarme a alguien con una capacidad superior a la mía —confesó divertida, sincerándose cuando ambas se miraron a los ojos.

—Eso es interesante, Ariztia —declaró retirándose la camisa para imitar las acciones de la joven de ojos azules.

—Ya ves —murmuró antes de observarla curiosa—. ¿Cuántos años tienen ustedes? —preguntó con curiosidad.

—No deberías faltarme el respeto, mocosa.

Los ojos de Monique quedaron en blanco con la repuesta de Honey.

La Joven Prodigio © BORRADORWhere stories live. Discover now