Capítulo 03

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"Mentor"

—Oh, comprendo.

Tenso la mandíbula cuando lo escuché hablar, ya que me ha obligado a que me siente y le explique, con lujo de detalle, para qué sirve cada líquido, pelo, ojo, insecto, entre otras cosas que me hacen doler la cabeza.

Me estoy sintiendo como una niña ingresando a El Gran Templo para empezar los estudios y convertirme en un futuro mago de la casa Monique.

Con el codo bien apoyado en la mesa, recargo el mentón en la palma de la mano mientras le señalo cada objeto, artefacto y pócima. En estos momentos, estoy comprendiendo las palabras de mi maestro cuando me decía que era alguien irritante.

—¿Y esto para qué sirve?

Por alguna extraña razón, me recorrió una sensación escalofriante por la columna, la misma que me eriza y genera que me enderece en el asiento para prestarle más atención al frasco que tiene entre las manos.

Él se acerca y lo coloca, sin ningún cuidado, en la mesa que es de su tamaño. Por cierto, todo el tiempo estuve encorvada en una pequeña silla para que ambos tengamos la misma altura, porque «señor molesto» desea verme cuando le hablo.

"No tuve que abrir la boca, tendría que haber dejado que ese maldito invento explotara y nos llevara con él."

—Es magia oscura —murmuré posando el dedo en el cristal, a lo que esta esencia de color violácea responde a mi tacto siguiéndolo adonde lo moviese.

Me alejo del frasco para que ella vuelva a su estado anterior.

—Es con la única fuerza que no debe jugar —hice una pausa—. Está en la obligación de tomársela en serio. En resumen, evadirla es lo más inteligente. Solo los usuarios de quid puro tienen dominio sobre ella. Imagine que ni siquiera nuestros antepasados fueron capaces de controlarla a la perfección. ¿Me he explicado? —elevé ambas cejas, sintiéndome aburrida por ser tutor.

Es molesto tomar dicho papel porque es un embrollo volver a lo básico de la alquimia, es más, este simple hecho hace que recuerde a mis maestros quejarse porque armaba alboroto entre mis compañeros.
Sin embargo, no puedo ser negativa, su concentración en mí me produce un sentimiento reconfortante, el mismo que me generaba mi mentor.

Él coloca las manos en la mesa y sobre ellas el mentón, estando de rodillas y sentado en el suelo, analiza el comportamiento de las vibraciones de maldad que hay en esa esencia.

Él frunce el ceño antes de verme pensativo.

—¿Cómo lo hacía la bruja de la casa Monique?

Tenso la mandíbula y por dentro no puedo evitar ahorcarlo con todas mis fuerzas. La razón de no poder decirle quién soy hace que inhale para no perder la compostura.

—Sí, algo así, mi señor —respondí a secas.

Él me vio por unos minutos, que fueron los más largos de mi corta existencia en este cuerpo, luego me apuntó con el dedo índice rozándome la nariz.

—¡A partir de hoy tu destino va a cambiar, paria! —chilló a fuerza de pulmón, por lo que empecé ahogarme con mi propia saliva—. Ya lo he decidido, vas a ser mi mano derecha. Tu potencial es magnífico, no tanto como el mío. Así que serás alguien que aporte demasiado en mi viaje por el extraordinario mundo de la alquimia. ¿Quién lo diría? Un paria con este conocimiento es increíble y los de la capital sin duda me envidiarán. Y ellos que decían que era un mocoso sin futuro...

En estos momentos, lo dejé de oír para cuestionarme muchas cosas y una de ellas es el por qué de mi repentina resurrección en el cuerpo de esta joven. Este giro inesperado no me viene a cuentas, más cuando mi próximo objetivo es salir de aquí lo más rápido posible. Pero al parecer mis planes no se llevarán a cabo. Por lo que, estrujándome el entrecejo medito sobre la mentalidad de este niño de la casa Fields que no se compara en nada con sus antiguos familiares, arrogantes y desagradables.

Inhalo con fuerza viéndolo ir de un lugar a otro mientras aclama que seré, según él, de gran ayuda a partir de ahora.

Aun así, el sonido de su estómago hace que suspire y me ponga de pie.

—Comprendo la necesidad que usted posee al desear avanzar en el camino de la magia, pero si lo hace de manera irresponsable hará a un lado otras prioridades y a la larga va a ser perjudicial. ¿Qué tal si se toma un descanso y bebe el té? A cambio, seré de mucha ayuda en la teoría y práctica que deberá seguir para convertirse en alguien admirable —aclaré en un tono tenue y evadiendo el contacto visual entre nosotros porque su euforia me perturba.

Supongo que es más de lo que mi persona puede soportar y no voy a negar que en el poco tiempo que hemos compartido me hizo un lío en la cabeza.

"¿Por qué alma mía? ¿Por qué hiciste lo que hiciste?"

Oprimo los labios, viéndolo caminar hacia las escaleras, arrastrando la túnica por lo larga que es. A causa de eso, sin esperarlo, sonrío cuando me reflejé en ese pequeño ser.

Yo era alguien como él, insaciable de conocimiento, no podía evitar querer saberlo y cuestionármelo todo. Fueron esas las acciones que hicieron que la cabeza de los Monique se fije en mí para mandarme como representante de «nuestra» casa a El Gran Templo.

Además, por fortuna o desgracia, fui elegida por Darabia, sino hubiese sido un hecho mi rechazo en la Institución más grande de las siete regiones de magos.

Pero la historia no empieza ahí.

Las cosas tomaron un rumbo diferente con la predicción de El Oráculo, veinticuatro años atrás, según él: el quid de siete personas poderosas despertaría para traerle armonía a las regiones de este mundo. Y que Darabia nos eligiera ratificó la profecía, nos empezaron a llamar los elegidos.

"Pero algo sucedió."

Tenso la mandíbula oyendo las voces del pasado, sintiendo como sus látigos me azotan sin piedad.

—¡Eh! ¡No te quedes ahí! Tienes que probar las galletas que traje de la capital.

Ver los ojos claros del infante me trae de vuelta a la realidad, por lo que hago reverencia.

"Pero eso quedó en el pasado y él no va a condicionarme."

(...)

No está nada mal, ¿saben? El chico Fields hizo que me siente a su lado para beber el té con galletas.

Hagamos una distinción, los brujos experimentan con personas como yo, ¿por qué? Porque este cuerpo absorbe cualquier tipo de alquimia sin colapsar. En cambio, los magos les dan un rol de ayudantes en sus laboratorios, por el hecho de que son, buenos catalizadores.

Aun así, todos tienen un límite.

"Así como un objeto, los parias tarde o temprano terminan por romperse, por esa misma razón se debe tener mucho cuidado con ellos."

En este momento, estoy cruzada de brazos y de piernas, acompañando al pequeño Fields, manteniendo los ojos cerrados para descansar.

El enorme jardín de la casa es de mi agrado al momento de pasar la tarde, debajo del cenador, luego de haber estado respondiendo hasta las preguntas más estúpidas que he escuchado en toda mi existencia.

Pienso ser honesta al admitir que el niño puede que me divierta solo un poco por su imaginación.

—¿Qué le sucedió a tu brazo?

Es instantáneo el gesto de llevarme una mano hacia el vendaje, por lo que sonrío de lado.

—Paria tropezó con una maceta mientras arreglaba el vivero, señor —explicó Sofía al servirnos el té.

Abro los ojos y me dirigí hacia él con una sonrisa.

—Soy un poco torpe...

—No es necesario que lo digas para saberlo.

"Dioses denme la paciencia que tanto necesito."

La Joven Prodigio © BORRADORWhere stories live. Discover now