Retorno

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Capítulo LIII
Narrador Omnisciente

—Ya lo pensaste, ¿eh, mocoso? —musitó Sebastián, cruzándose de brazos.

El hombre de mirada oscura levantó la cabeza del suelo manteniendo una expresión incrédula, se encogió al oírlo. No obstante, no pudo ignorar la presencia de la joven a un lado del anciano.

Alexander contempló con atención la figura de Ariztia, la cual es lamentable. Y, ver la cabeza baja, le produjo curiosidad.

¿Cómo se llama la persona que te hirió?

Una sonrisa filosa se instaló en su rostro, desvelando la emoción que brota de sus poros al saber que hay sujetos más poderosos que una vieja leyenda.

—Me asombras abuelo —respondió a secas, frunciendo el ceño—. Pero, ¿en serio crees que puedes intimidarme teniéndome aquí adentro? Sé más ingenioso —alardeó con soberbia, riendo con claridad.

—La nueva generación deslumbra por su ingenuidad —comentó, llamando la atención de los jóvenes—. He hecho mucho más que mantenerte encerrado aquí adentro, muchacho —murmuró con malicia, enseñando los dientes.

Ariztia enarcó una de las cejas con curiosidad, de hecho, le sorprende que Sebastián esconda un lado perverso en su habitual postura inquebrantable.

¿Qué ocultas viejo?

—Sorpréndeme —animó siendo radiante.

Pero él, Alexander Fields, no sabe qué en las manos ajenas, del anciano, hay un arma de doble filo para su vida.

—Tu existencia ahora mismo depende de mí —confesó siendo inexpresivo—. En verdad quieres probar hasta donde es capaz de llegar un viejo como yo, ¿eh, muchacho?

Las piezas del juego están siendo manipuladas por un nuevo usuario, Sebastián, quien demostró superioridad al curvar la comisura de los labios en una sonrisa lobuna para inducir incertidumbre.

—No me hagas reír, porque ese chiste...

Él no lo dejo terminar.

—Su líder es un estúpido —escupió—. La enigmática esfera que posee Innfødte está ligada al núcleo del usuario que la porte, si no cómo sería posible que magos básicos sean superiores —hizo una pausa, lanzándola al regazo de Alexander—. Todavía no encuentro una respuesta coherente a la pregunta que me hago todos los días desde que me crucé con ustedes, ¿cómo lograron extraer una porción del quid de Ariztia Monique? ¿Antes o después de su muerte?

Las pupilas de la recién nombrada se dilataron.

—Mi hipótesis estaba bien encaminada —murmuró atónita para sí misma.

—Producen oscuridad gracias a la esencia pura que utilizan a la hora de crear esferas artificiales —hizo una pausa—. ¡En este Imperio existieron incontables magos de quid oscuro y Monique fue la última genuina de esa fuerza! —estalló con elocuencia.

Hubo silencio.

—No voy a desestimar los conocimientos de Innfødte. Aun así, déjame decirte que su líder no es consciente a lo que se enfrenta, artificialmente están jugando con una magia que es maliciosa. Ella puede acabar con el imperio que montaron —carcajeó, erizando a la contraria—. ¡Han originado soldados que serán devorados tarde o temprano por el poder!

—¿Qué estás diciendo, Sebastián? —preguntó Ariztia, sintiéndose abrumada.

La mirada clara del hombre mayor se dirigió con rapidez a la niña que tiene a un lado, quien lo observa pasmada en su lugar.

La Joven Prodigio © BORRADORWhere stories live. Discover now