Capítulo 28

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"Región de Viento"

No comprendo la razón de porqué tengo que restarle sentido a la vida y ser tan indiferente con la muerte, ni tampoco la carga que debo tener sobre los hombros creyendo que alguien como yo jamás podrá ser herida.

En aquel entonces, hace ocho años atrás, sabía de antemano que en cualquier momento un destino catastrófico tocaría mi puerta, porque no siempre los magos como yo pueden resistirse a las peligrosas situaciones de nuestro mundo mágico. No entendía con exactitud porqué estábamos obligados a dejar de sentir para proteger a las regiones. Estaba forzada a ser alguien que no quería ser y todo para evadir mis deseos, para dejar de sentir y convertirme en un peón más de ese ajedrez manchado de sangre.

"¿Acaso por el simple hecho de ser magos es necesario dejar de percibir las emociones?"

Nadar contra corriente a pesar de saber que estaba prohibido me incitaba a seguir siendo alguien audaz, pero esa humanidad que tanto aborrecen los seres huecos* se fue deshaciendo cuando la sangre empezó a deslizarse por mis manos. Vivir en un mundo sin emociones fue más aterrador de lo que aparentaba, de todos modos, yo no me doblegaba ante nadie, ni tampoco estaba dispuesta a hacerlo.
No obstante, me lamento por haberlo hecho, me puse de rodillas meses antes de mi ejecución porque no me apetecía luchar, no sabía qué camino tomar o en qué dirección debía girar para continuar viviendo.

Aun así, me lo merecía por no haber sido competente para elevar la voz así todos escuchaban la verdad, levantarme a pesar de las heridas en el cuerpo, usar mi magia para poder luchar y buscar respuestas a lo que todos parecían ya saber. Pero ahora con mi nueva oportunidad no pienso rendirme, no voy a ponerme de rodillas ante nadie porque soy alguien que se considera una desertora, por lo que no le debo nada a nadie.

Yo, Ariztia Monique, no voy a renunciar al privilegio de vivir y quién se interponga en mi camino estará acabado.

"Voy a luchar."

Deshago el agarre en el hilo mágico antes de sentir una inmensa punzada en el pecho, asimismo, esquivo la potente porción de magia que me lanza Fields y me pongo de rodillas con la mano derecha en el suelo. A más tardar, hundo la mano en la nieve generando que los sellos del Oráculo aparezcan alrededor de ella.

A continuación lo de más supone un esfuerzo atroz para poder seguir con un plan que por el momento no tiene sentido, no para mí.

—Dios mío, Hades. Bríndeme las fuerzas que sean necesarias para ofrecerle a seres sucios por el poder. Usted se hará con ellos para hacerlos sus subordinados. —recito en un murmullo encontrándome con Fields una vez cayó al suelo, ya que anteriormente había sido impulsado por un pilar de tierra gracias a Bradley.

Los sellos del Oráculo rodean mi cuerpo, también aparecen en mi piel oscurecida por la maldad que me envuelve. Las cicatrices que yacían cerradas se abren poco a poco y sería tonto de mí creer que mi cuerpo soportará el esfuerzo que estoy haciendo.

Dirijo la mirada hacia Bradley, quien no despega la suya de nuestro enemigo en común.
Sin embargo, así tenga la "ventaja" de tenerlo de mi lado no puedo esperar mucho de él, porque Alexander arruinaría considerablemente el quid genuino de él con su magia artificial.

No puedo pretender que la situación esté a nuestro favor, sería algo estúpido siquiera pensarlo. Pero tampoco pienso ignorar el hecho de que toda la región se encuentra de pie a pesar de las adversidades y gracias a ello un sentimiento similar al orgullo me produce una sonrisa en el rostro.
Lo que quiero decir es que mi maestro estaría satisfecho por aquellos que en vez de quedarse en el suelo se ponen de pie para enfrentarse a lo que sea. Sería contradictorio ir en contra de los deseos que ese hombre forjó en mí, los mismos anhelos que se reflejan en mi mirada cuando veo a todos estos magos luchar.

La Joven Prodigio © BORRADORWhere stories live. Discover now