Capítulo 34

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Hola, ¿cómo están?
¡Quiero enseñarles el mockup que hice para Ariztia Monique! ¿Les gustas?

¿Qué les está pareciendo la historia?

(...)

«Cacería»

—Discúlpenme —las puertas se abrieron dejando al descubierto un cuerpo esbelto—. Tenía que atender asuntos de suma importancia.

—¡Ha! Lo dices como si esto fuera un asunto menor. ¿A qué estás jugando, Monique? —manifestó con elocuencia cruzando los brazos sobre el pecho—. A este paso terminarás siendo un traidor como esa maldición...

Las palabras dichas por el sujeto de tez oscura quedaron en el aire sepultando a los presentes.

—Desagradable —sentenció Monique restándole importancia.

Reed, Lauren Reed, tensó la mandíbula apretando con fuerza los dientes por la osadía del sujeto, Monique.
Sin embargo, la tensión no se desvanece y la capacidad de autocontrol de El Patriarca se esfuma con el pasar de los segundos. De todos modos, mas es la sabiduría de aquel de alquimia electrizante que el que posee la capacidad nata para la alquimia de fuego.

La sonrisa altanera de Monique descolocó a Reed que se vio afectado por sus brillantes ojos azules.

—¡Una mierda! —gritó.

Levantó la mano, con la palma abierta, en dirección a ese de ojos electrizantes. Pero un tercero intervino en aquella disputa sin sentido.

—¡Silencio! No he solicitado sus presencias para presenciar esta clase de comportamiento. Controle sus impulsos, Patriarca Reed —ordenó con firmeza La Matriarca de la Región de Viento, Altaír Samara—. No debemos enfrentarnos entre nosotros cuando la situación es delicada, menos usted, Patriarca Monique.

El nombrado elevó una de las cejas por el mal sabor que le dejaron las palabras de la mujer, por lo que, cruzándose de brazos, rechistó con sonoridad desviando la atención de aquellos que se encuentran sentados en sus tronos.

—Admiro la capacidad que posee para estar cerca de la ley, Samara. Aun así... ¡no voy a tolerar que insinúe que soy un traidor! —estalló golpeando el apoyabrazos de su asiento imperial—. Controle su lengua de víbora si no desea que mi región le cierre las puertas, ¿he sido claro, Samara?

—¿Cómo se atreve amenazarme con darme de baja? —estalló al ponerse de pie porque no piensa quedarse callada—. ¡Arrogante!

—Se congeló enfrente de Monique y, si es que me lo han comentado bien, fue ella quien salvó su región. Dígame, ¿acaso merece la posición de Matriarca? —cuestionó burlesco recargando el mentón en su puño.

La lengua afilada de Monique sentenció a los presentes, pero, principalmente, a la perjudicada que se vio obligada a bajar la cabeza como respuesta. Aceptando las palabras dichas, por El Patriarca de la Región de Electricidad, oprimió los labios por la rabia que le generó su miedo aquella vez.

—No hay necesidad de criticarnos entre nosotros, compañeros. Debemos seguir fieles a esa amistad que nos han impuesto desde que nos conocemos. Enseñémosle a nuestros súbditos que estamos unidos tanto en las buenas como en las malas —la dulce voz de Elizabeth Hemsley, Matriarca de la Región de Agua, suavizó el ambiente—. Estamos obligados a dar el ejemplo, hoy más que nunca.

La Joven Prodigio © BORRADORWhere stories live. Discover now