Una razón.

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Capítulo LIV
Ariztía Monique

—Buena suerte —suspiro sentada sobre la mesa de la estancia, viendo a mis compañeras a punto de partir.

—¡Siéntase complacida, Su gracia! Ya no debe manchar sus manos de sangre —escupe con ironía la Duquesa. Ella se cruza de brazos, por lo que enarco una de las cejas.

Ruedo los ojos.

—Tú no me haces sentir mejor —replico fingiendo malestar, liberando un bufido al encogerme.

Ella sonríe por mis palabras, siendo reluciente. Y me sorprende verla actuar de esta manera, por alguna extraña razón decidió ayudarnos.

—Cuídese.

Los brazos de Cristel me rodean de la nada, ella me abraza con fuerza y correspondo porque es alguien cálida. De hecho, me siento enternecida por la joven y no puedo evitar demostrarlo al sonreír.

Esto genera que Gomory se aferre al abrigo de la chica y la separe de mis brazos de un tirón.

—Humana —escupe, a lo que la menor se ruboriza con fuerza y sonríe avergonzada viendo ligeramente a Gomory.

—Lo siento —responde por lo bajo, cubriéndose el rostro debido a la pena del momento.

—Vaya —suspira Honey—. No creí que la Duquesa tuviese sentimientos por Su gracia.

Ella coloca una mano en la cadera, haciéndome reír a carcajadas cuando imita el tono de Gomory, quien la asesina con la mirada.

—¡No es lo mismo! —advierte furiosa, enseñando sus colmillos—. Bäel se alimentaba de Su gracia, por lo que un simple humano no puede poner las manos en ella. ¡Es una falta de respeto a él! —refunfuña.

A cambio, mis mejillas se encienden con fuerza.

—¿La Emperatriz fue una donante?

La pregunta curiosa de Cristel hace que desvíe la mirada.

—Eh, ¿no tenían que irse? —llevo una mano hacia mi cuello, acariciándolo debido a los nervios.

—Sí, pretextos —parlotea siendo perversa la rubia— Ambas saben evadir el tema de la conversación, son obvias.

—Humanos charlatanes —Gomory frunce el ceño con violencia al verse disgustada por la situación, hasta llega a mostrarse adorable. O sea, no suele abrirse con los demás, por lo que no puedo evitar sentir ternura por ella.

«Veo que te sientes cómoda aquí.» Pienso en el instante que una curva nace en la comisura de mis labios al ver a las tres mujeres. Supongo que este cálido ambiente me recuerda a mi pasado cuando aún era amada por mis antiguos amigos.

Me pregunto si volveré a sentirme de esa manera, ¿seré capaz de encontrar a Jale a tiempo antes de que lo consuma la magia?

—Buen viaje —Sebastián aparece de la nada en la enorme instancia a un lado de Alexander.

Esto genera un gruñido por parte de la Duquesa y está claro que no se molesta en ocultar su hostilidad debido a lo que ocurrió en el pasado. Supongo que le pegó en el orgullo haber sido sellada por un don nadie. Claro está que no es casualidad, además, ver su aura espesa como la niebla inundar el recinto.

—Es evidente que han perdido el tiempo en encontrar información en la Región de Agua. Estoy muy decepcionado de tener tales resultados —El hecho de empezar a oír un sermón me obliga a erguirme en el escritorio y cruzar mis piernas sobre este con nerviosismo—. Por esa razón, decidí cambiar los papeles. A este punto no debe ser una novedad la repentina aparición de Monique en el nuevo mundo, por ende, vamos a tener detrás a los imperios e Innfødte, lo cual es un problema... —suspira mostrándose abrumado y camina hacia mí para depositar varios manuales en el escritorio. Luego se recarga en él cruzándose de brazos—; ¿Qué encontraron allí? Necesito hacer un esquema para dar el siguiente paso, no puedo seguir tolerando acciones absurdas.

La Joven Prodigio © BORRADORWhere stories live. Discover now