«Capítulo 47: "Espérame"».

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—La situación es... incontrolable —musita Gomory, teniendo el ceño fruncido mientras analiza minuciosamente el monumento de la isla con una expresión imperturbable—. Las almas desesperadas desean clemencia por parte de un mago lo suficientemente poderoso —explica angustiada, llevándose una mano hacia el cuello.

—¿Puede oírlas? —pregunté sorprendida, teniendo por primera vez la oportunidad de evacuar dudas respecto a los seres de las tinieblas—. ¿Es cierto que los vampiros pueden sentir la muerte? —cuestioné, sintiéndome ansiosa por la respuesta que espero con inquietud.

—Sí —responde a secas—. Mi hermano mayor podía percibirla mejor que otro vampiro, incluso sus habilidades tenían la capacidad de poner el mundo a sus pies —declara con orgullo, viéndome a los ojos con un brillo inexplicable—. Bael tuvo que haber sentido la muerte de Su gracia y por esa misma razón decidió sacrificarse —concluye con una mueca en el rostro—. Él pretendía darlo todo por Su gracia, porque confiaba en ella. A pesar de haber sido un vampiro implacable... él sí tenía una debilidad —libera con amargura, brindándome una sonrisa de oreja a oreja.

"Habrá estimado mucho a esa niña."

—Bien —aclama—. ¿Me había dicho que ni siquiera Su gracia fue capaz de romper el sello? En ese caso, tendremos que encontrar al mago que hizo que un pueblo entero vagara en las tinieblas —declara con seriedad—. Yo puedo verlos a todos en esta cúpula, pero no voy a poder liberarlos de su encierro.

"Interesante."

—En los pantanos de la región se encuentra un ser escurridizo que hace desaparecer a los magos, ¿tiene alguna idea en mente? —cuestioné pensativa, recordando las versiones de los lugareños.

"Debe haber un patrón en común en cada desaparición, pero cuál es ese patrón."

Cuestiono curiosa, mordiéndome la uña del dudo pulgar al hundirme en mis pensamientos.

—Necesitas competencia —exige con potencia, volteándose en el lugar y ver en dirección a la prisión—. Liberemos a Su gra... —no alcanzó a conciliar la oración.

Mis ojos se abren de par en par debido a la sorpresa que me eriza cada vello del cuerpo y, sin poder evitarlo, la esperanza nace desde lo más profundo de mi corazón cuando se alcanzan a oír explosiones en aquel lugar en donde estaba confinada.

"No esperaba menos de ti."

—¡Vamos! Ayudemos a Ariztia —insistí con alegría, sintiéndome emocionada por volver a percibir aquella adrenalina en mi corazón.

La mueca de Gomory se ilumina.

—Hagámoslo.

(...)

Ariztia Monique

—¡Sigue corriendo! No te detengas por mí —exigí alarmada, ya que me tropecé en medio de la persecución, cayéndome en medio de los pasillos.

La chica vuelve sobre sus pasos, percatándose de lo sucedido. Aun así, moribunda, niego su ayuda, dándole un manotazo para que se aleje, porque no quiero que la atrapen.

—No voy a dejarla tirada —escupe molesta.

—¡¿Acaso eres idiota?! —grité rabiosa.

La Joven Prodigio © BORRADORWhere stories live. Discover now