Consejo

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POV Calle

Me desperté con un terrible dolor de cabeza, la luz que salía de la ventana daba justo en medio de mi cara.

Abrí los ojos con dificultad y comencé a maldecir entre balbuceos no haber cerrado las cortinas la noche anterior pero...

¿Quién iba a pensar en cerrar las cortinas mientras tenía sexo con la chica que deseaba?

Cuando recuperé mi visión total del lugar donde estaba, pude visualizar junto a mi la espalda desnuda de la pequeña actriz, su cabello alborotado y su linda carita mirando en mi dirección. Ella aun dormía boca abajo sobre el colchón, estaba más que agotada y con algunos rasguños ligeros en su espalda provocados por mi.

Suspiré al verla tan sexy y a la vez tan tierna. No podía pensar otra cosa más que en sus palabras diciendo lo mucho que le gustaba, en sus besos, en sus caricias y en el placer tan grande que me había provocado.

En este momento maldecía al alcohol por provocarme el dolor de cabeza pero también le agradecía el valor que me había dado para decirle que también estaba comenzando a gustarme ella y posteriormente gemir de placer toda la noche sobre esta cama.

Decidí levantarme con esa serie de pensamientos y recuerdos, enredé mi cuerpo en una toalla y me dirigí al baño donde tomaría una larga ducha. Agradecí que ninguna de las chicas que dormían aquí estuviera en la cocina o en la sala, llegué a la regadera y dejé que el agua fría enfriara mi piel caliente.

Me sentía estúpida, me sentía como una tonta pensando en ella.

Tanto estaba pensando en la chica semirubia que incluso estaba borrando de aquellos rincones de mi mente la cara de Sofía y todo lo que había hecho conmigo.

Pasé unos minutos más pensando hasta que llegó el momento de limpiar las caricias de Poché. Salí del baño y cuando iba a llegar al cuarto de Poché me crucé con Valeria, quien me miró divertida.

─Buen día Daniela, ¿Dormiste bien?─preguntó sin quitar esa sonrisa boba de su rostro. El cabello mojado caía por mis ojos.─Que pregunta tan estúpida.─golpeó su frente.─Se ve dormiste más que perfecto.─

─Si...─respondí a su pregunta ya contestada por ella.─Dormí bien, gracias...─utilicé un tono de confusión por sus insinuaciones. Se asomó a mi cuello y abrió más la boca.

─Un consejo.─dijo señalando dicha zona que había mirado.─Eso se quita con frotando con una cuchara fría o simplemente con maquillaje.─levanté una ceja.

─¿Qué cosa?─pregunté confundida acercándome al espejo del pasillo al fondo de las habitaciones, Valeria me siguió.─Fuck! Poché...─susurré al darme cuenta de la pequeña marca que había dejado la pequeña actriz marcando territorio.─Gracias por el consejo, adiós.─fue lo último que dije sin siquiera volver a mirar a la chica que me había dado los consejos, entré a la habitación nuevamente y cerré la puerta detrás de mi.

Poché ya había despertado, por lo que sonreí al verla ahí sentada en el colchón con la sabana enredada en el cuerpo.

─Buenos días.─saludé a la chica acercándome a ella. Era increíble como la habitación olía a sexo, las paredes gritaban lo que había sucedido y nuestro estado físico también.

─Hola...─susurró apenada apenas me vio llegar a ella. Me senté frente a su cuerpo y ella rápidamente se agarró la cabeza en señal de frustración.

─¿Sucede algo?─pregunté sin quitar mis ojos de sus movimientos, Poché bufó. Quizá tenía hambre.─Estaba pensando en hacer el desayuno en un rato, ¿Qué se te antoja? ¿Huevos, panqueques? O quizá...─cambié mi tono a uno sensual.─Algo de carne...─hablé en doble sentido mordiéndome los labios. Poché quitó las manos de su rostro rápidamente, me miró tragando saliva y volvió a frotar sus ojos.

POR SIEMPRE TUYA (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora