Juego de gemelas

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POV Calle

Después de hablar con Sam aquella madrugada, millones de ideas inundaron mi cabeza.

Samantha era una chica realmente muy buena, muy linda e increíble.

Tenía tanto amor en su corazón que me había dejado el camino libre con Poché, para que yo la hiciera la mujer más feliz del mundo.

Algo que tristemente no pudo concretar al cien por ciento con ella.

Incluso me había hablado tan bien de Poché que me había hecho sentir terriblemente mal por todo lo que aún me faltaba por conocer de la pequeña actriz, pero yo sabía que todo eso yo misma podía conocerlo, comprobarlo y verificarlo por mi propia cuenta, bajo mis propios méritos.

Todavía tenía que conocer más manías, más gustos, más pasiones e incluso más defectos de la chica con la que tendría una cita hoy.

─María José, ¿Estás lista?─pregunté al otro lado de la puerta yo ya estaba lista con un conjunto de dos piezas en color verde, la parte de arriba era un top con mangas largas, mientras que en la de abajo una falda con hojas de palmeras y finalmente mis zapatillas blancas para estar más cómoda, al igual que por el calor insoportable solo me había hecho una coleta alta.

No había querido usar maquillaje cargado, ni base, ni polvos para el rostro, solo había bastado con un poco de rímel, pintura para cejas y labial mate en tono nude.

Mientras que a Poché le había sugerido algo similar para que las dos estuviéramos cómodas y lindas.

─Si, pasa si quieres.─indicó con un ligero grito. No lo dudé ni un segundo, estaba impaciente por verla ya, abrí la puerta y me topé con ella frente al espejo.─Solo termino de colocarme estas cosas en el cabello y listo.─me enseñó dos pequeñas hojas verdes artificiales que se pondría como adorno adecuado contrarrestando los colores de su vestimenta, pero al mismo tiempo haciendo juego con el vestido.

Me quedé embobada analizando y admirando su cuerpo, su espalda y su vestido que encajaba perfectamente a ella.

Poché había optado por ponerse un vestido naranja brilloso de tirantes, plisado en algunas partes de la prenda y ligeramente corto que por su pequeño tamaño le llegaba arriba de las rodillas. Su cabello estaba planchado, mientras que su maquillaje era muy similar al mío.

Escuché el sonido de una pequeña risita provenir de su boca, reaccioné a lo que estaba haciendo y mirando, sacudí mi cabeza y me acerqué a ella poniéndome detrás suyo, depositando un beso en su mejilla.

─Hueles delicioso.─dije inhalando el olor que desprendía de su cuerpo, su perfume era muy reconocible en ella. Me extendió las hojas y me pidió ayuda para colocarlas. Hice lo que me pidió enganchándolas junto a su oreja izquierda y finalmente me miró agradeciéndome.

─Tu hueles como...─plasmó su cabeza en mi cuello sin permiso alguno, comenzó a olfatearme provocando muchos escalofríos en mi cuerpo por su respiración en esa zona tan sensible.─A fresa...─dijo subiendo poco a poco mientras olfateaba hasta llegar a mi boca.─Cereza...─besó mi mejilla.─¡Menta!─gritó dando en el blanco al llegar a mi boca.

Mi perfume era algo exótico pero fresco y creo que eso le había encantado.

Miró mis labios un par de segundos dudando su besarme o no, recordó que era muy pronto para estropear nuestros labiales, así que solamente volvió a dejar un beso en mi mandíbula. Poché seguía siendo ligeramente chiquita, gracias a que mis zapatillas eran de plataforma un poco más alta de la normal.

Bajamos llenándonos de miradas acusadoras de todos en la primera planta, especialmente de Juancho quien me miraba con cierto odio.

─¿A dónde van ustedes dos que ni siquiera me han pedido permiso de salir?─preguntó el amigo de Poché haciéndose el bobo y cruzándose de brazos en ese único short de baño que traía puesto.

POR SIEMPRE TUYA (CACHÉ)Where stories live. Discover now