— Ben —Olivia levanta una mano—, déjame arreglar esto a mí.

— Te dije que el alcohol iba a terminar afectándole la cordura —le dice Camille a su hermana, mientras retrocede sobre su pasos y se va a sentar a su cama—. Háblame sobre el viaje.

— Ah... —la pareja intercambia una mirada, y Ben simplemente se frota el rostro con una mano, frustrado por algo que escapa de su control—. Sí. Me salió un trabajo en Suiza. ¿Recuerdas a los Leuenberger? Vuelven a su país natal por unos asuntos que quieren que maneje.

— ¿Te vas sola?

Olivia niega con la cabeza.

— Iré con Ben y... Pensaba llevarme a Oliver.

— De acuerdo. ¿Cuándo es el viaje?

Olivia ladea la cabeza, atónita.

— ¿Estás... De acuerdo?

— Sí, ¿es definitivo?

— Viviremos allá, sí.

— Te aseguraste de conseguir una casa lo suficientemente grande como para los 4, ¿verdad? ¿O también tendré que hacer eso yo?

Olivia asiente lentamente después de un rato de procesar esa respuesta, como comprendiendo qué estaba sucediendo, y toma lugar en la cama al lado de Camille.

— En realidad, estaba pensando en ir solo los 3.

La cara de Camille, un cero perfecto, empieza a mostrar algo de fastidio.

— Me vas a necesitar allá.

Olivia niega con la cabeza.

— Ya no podemos pagarte.

— ¿Por qué no? Tienen dinero.

— Porque ... Verás... No podemos.

— Sí pueden —Camille se levanta—, solo que no quieren.

Cuando Olivia vuelve a negar con la cabeza, siento cómo está a punto de quebrarse. Hay algo que me estoy perdiendo en todo esto, pero no puedo identificar qué exactamente. Pensaré en ello después, si lo hago ahora, perderé el hilo de los acontecimientos.

Antes de volver a centrarme en los hechos otra vez y prestar atención a la escena, Ben tiene agarrada a Camille por el cuello de la camisa.

— Rata mentirosa, ¿tienes el descaro de seguir pidiendo dinero después de lo que nos has hecho? ¿Hu?

— Ben, bájala —Olivia se para de un salto.

— Y tú, ¿cómo puedes estar tan tranquila después de enterarte de lo que te hizo, lo que le hizo a Oliver?

— Ella... Ella...

— ¿Qué demonios, Ben? —espeta Camille—. ¿De qué hablas?

— Todo este tiempo... Todo este tiempo —repite Ben—... Y nuestro hijo... ¡Nuestro hijo! —Ben mira a Olivia con desesperación.

— ¡Ben, es suficiente! —Olvia lo toma del hombro, luchando por contener las lágrimas.

— ¿No te das cuenta de que quiere alejarse de ti? —le dice Ben a Camille, ella batalla para liberarse— ¿De tus manipulaciones, tus chantajes? ¡LA MEDICINA QUE COMPRASTE NO EXISTE! ¡No está! —Ben mira a Olivia de nuevo.

— ¿Qué? —susurra Olivia.

— He revisado toda la casa, Olivia. No está. Las ha vendido. No las compró para Oliver, sino para ella. Pero, ¿eso no es nuevo para ti, no, parásito de mierda? —Ben voltea a ver a quien tenía entre sus manos, apretando su agarre.

FantasmasWhere stories live. Discover now